Miguel Angel Hurtado, que ha denunciado que fue víctima de abusos sexuales por parte de un monje de la abadía de Montserrat, ha asegurado este lunes que sólo han salido a la luz pública una minoría de casos como el suyo, que representan únicamente "la punta del iceberg".

Lo ha dicho en una rueda de prensa en la que ha detallado que fue víctima de abusos por parte de un monje de la abadía de Montserrat en 1998, delito que fue ocultado durante 20 años por los responsables del monasterio benedictino, que permitieron que el presunto abusador, el padre Andreu Soler, siguiera en contacto con menores.

Hurtado afirma desconocer si algún otro menor fue víctima de abusos, pero ha recordado que el padre Soler fue responsable del movimiento escultista de la abadía durante 40 años y durante todo ese tiempo estuvo en contacto con jóvenes. "Tuvo tiempo de hacer mucho daño", ha lamentado.

Por eso, ha ofrecido una cuenta de mail para que todas aquellas personas que hayan sido víctimas del sacerdote se pongan en contacto con él.

No obstante, ha advertido de que las víctimas necesitan mucho tiempo para reconocer públicamente los abusos que han sufrido y, por eso, ha pedido que el plazo de prescripción de los delitos de pederastia empiece a contar cuando la víctima haya cumplido los 50 años.

Hurtado es también promotor de la campaña "elabusonoprescribe" con la que está recogiendo firmas en la plataforma change.org porque considera que el plazo de los 30 años que prevé la ley de protección a la infancia que prepara el Gobierno no es suficiente.

Ha argumentado que las víctimas tardan muchos años en reconocer públicamente los abusos que han sufrido y que muchos lo hacen cuando tienen 30 o 40 años, se han independizado y han creado una familia e incluso tienen hijos pequeños, con la misma edad que ellos tenían cuando fueron víctimas.

La ley que está pendiente de tramitación establece que los delitos de pederastia prescriban entre 5 y 15 años después de que las víctimas cumplan 30 años, según la gravedad del delito.

Sin embargo, estos casos pocas veces se consideran muy graves, ya que para ello debe haber existido violencia y -ha explicado- la mayoría de estos abusos son cometidos por personas cercanas a las víctimas, que no tienen que usar la violencia física.

Así, ha avanzado que acudirán al Congreso de los Diputados en el mes de febrero para presentar las firmas recogidas hasta el momento y que apoyan esta propuesta avalada por organizaciones como Save the Children.

Ha anunciado, asimismo, la creación de la Asociación Nacional Infancia Robadas (ANIR), que aglutina a víctimas de pederastia, con la que quieren unir sus voces para sacar a la luz pública todos los casos de abusos a menores en el seno de la Iglesia en España.

"A la luz pública sólo han salido una minoría de casos, sólo la punta del iceberg, pero no sabemos la dimensión del iceberg", ha advertido Hurtado, quien ha asegurado que no se trata sólo de cuatro "manzanas podridas", sino de "una estructura de poder que protege a los criminales".

Desde esta asociación quieren actuar como lobby ante el Estado y la Iglesia, para instar a estas instituciones a crear una "Comisión del verdad" y conocer la "extensión" de los delitos de pederastia cometidos en el seno de la Iglesia.

También acudirán en febrero a Roma, donde el Vaticano va a celebrar una reunión convocada por el papa Francisco con los presidentes de todas las Conferencias Episcopales para hablar de los casos de abusos.