Las Reyes Magos desfilaron hoy por toda España en múltiples cabalgatas protagonizadas por la fantasía y la ilusión, sobre todo de los más pequeños, y en este año con la novedad de una mayor inclusión de los discapacitados.

La inclusividad fue una de las innovaciones de algunas de las cabalgatas de este año. En Sevilla, el rey Baltasar era invidente, mientras que setenta de los 3.000 pajes reales tenían algún tipo de discapacidad.

Mientras, en la mayor cabalgata, la de Madrid, hubo todo un despliegue de ayudas, como audiodescripción para personas con discapacidad visual o subtítulos, mochilas vibratorias, intérprete en lengua de signos y un sistema de amplificación de sonido para los sordos.

Miles de desfiles tuvieron lugar por todo el país, en los que millones de niños se afanaron por ver de cerca a los mágicos personajes que durante la noche les dejarán regalos que podrán disfrutar a la mañana siguiente.

El evento de Madrid tuvo más de 2.000 participantes por un recorrido de 2,9 kilómetros a lo largo del Paseo de la Castellana, al que asistieron decenas de miles de espectadores, y con el poder transformador de las artes como tema central entre un derroche de luz, color, música y baile.

Así, hubo carrozas dedicadas a Las Meninas, uno de los cuadros más universales de la pintura española, a Alicia en el País de las Maravillas o a Julio Verne, uno de los escritores de fantasía y ciencia ficción más conocidos entre los jóvenes.

Los tres magos realizaron el recorrido a bordo de un cortejo de carrozas que también transportaron mensajes con 30.000 deseos escritos por niños y adultos, en un desfile que concluyó con la lectura de un mensaje por parte de Melchor, en nombre del trío real, y un espectáculo de fuegos artificiales.

A Barcelona, los Reyes de Oriente llegaron, un año más, en barco, con la novedad de que esta vez fueron recibidos por otra embarcación de la ONG Open Arms, que rescata a inmigrantes a la deriva en el Mediterráneo.

La alcaldesa, Ada Colau, les entregó las llaves ''mágicas'' que abren todas las casas de la ciudad y destacó la presencia de esos "amigos especiales" que "salvan a personas refugiadas en medio del mar, que huyen de la guerra y de la miseria, y que representan, igual que los Reyes, los mejores valores de la humanidad y la paz".

El desfile en la ciudad condal lo abrió un muñeco gigante del Señor Invierno y también participó el Gigante Carbonero, acompañado de mineros para repartir carbón, el temido regalo para los niños que se han portado mal durante el año.

En general los desfiles se desarrollaron sin incidentes aunque en Sevilla el recorrido del cortejo se retrasó casi una hora debido a que algunas carrozas chocaban con las luces navideñas e hizo falta que los bomberos intervinieran con una pértiga.

A pesar de todo, nada pudo frenar la avalancha de ilusión y alegría que generan estos desfiles, especialmente entre niños y niñas, siempre ávidos de ver a los Magos de Oriente que cada año traen regalos y reparten toneladas de caramelos por todo el país.

Otra cuestión clave en estas grandes aglomeraciones de gente fue la seguridad.

Aparte de un fuerte dispositivo de agentes de distintos cuerpos por todo el país, la Policía Nacional española desplegó en Madrid helicópteros y grupos especiales de vigilancia del transporte y del subsuelo, así como unidades de caballería y perros.

Un año más, los tres magos llegaron a las ciudades españolas de la forma más variopinta.

Si a Barcelona o a Las Palmas de Gran Canaria llegaron por barco, en Logroño aterrizaron en un helicóptero en el estadio de fútbol, y en avioneta a la histórica ciudad de Ávila, mientras que a Vitoria arribaron en tren.

Más original aún fue la llegada volando en ala delta en la pequeña localidad de Alarilla (provincia de Guadalajara, centro), y a otros lugares, como a la estación invernal de Sierra Nevada (Granada) sus majestades de Oriente llegaron esquiando.