Investigadores del Institut d''Investigació Biomèdica de Bellvitge (Idibell) y del Institut Català d''Oncologia (ICO) han identificado una nueva vulnerabilidad a la que atacar en los cánceres de próstata más agresivos, metastásicos y que se han hecho resistentes a las terapias hormonales disponibles.

El estudio, publicado en la revista ''Nature Communications'' y en el que participan también investigadores de la Universidad de Columbia y de la de Berna (Suiza), abre la puerta a una nueva terapia combinada para tratar este tipo de cánceres, han informado este miércoles el Idibell y el ICO.

Los investigadores han demostrado que estos tumores generan niveles crecientes de la proteína NSD2 a medida que avanza la progresión tumoral y la adquisición de resistencia a las terapias, y han podido validar experimentalmente que estos tumores, para seguir creciendo y diseminándose, son dependientes de esta proteína, por lo que representa una diana terapéutica emergente.

Han utilizado una serie de líneas de ratones transgénicos portadores de mutaciones prevalentes en los pacientes de cáncer de próstata, que solo son activas en las células del epitelio prostático de los roedores, tal como ocurre en la gran mayoría de pacientes.

Partiendo de estos modelos, una vez los ratones han desarrollado cáncer, se han aislado células tanto de los tumores primarios de próstata como de las metástasis y se han analizado los patrones de expresión génica.

HERRAMIENTAS BIOINFORMÁTICAS

Mediante el uso de herramientas bioinformáticas, los investigadores han identificado genes candidatos a representar una vulnerabilidad en estos tumores tan agresivos, y los factores que, de forma diferencial, están presentes en la malignización y la metástisis.

La NSD2 es una proteína con actividad encimática que introduce modificaciones químicas a las proteínas que dan apoyo estructural a los filamentos de ADN, llamados histonas.

Las modificaciones en estas histonas producidas por la acción de NSD2 dan lugar a una relajación en los niveles de compactación de los filamentos de ADN, desencadenando la activación de la expresión de un conjunto de genes con potencial tumorigénico.

Una de las principales hipótesis de los investigadores que firman este estudio es que la activación de estos genes como resultado de la acción de NSD2 es la responsable de la resistencia a los tratamientos quimioterápicos que, de forma habitual, se administran a los pacientes de cáncer de próstata.

Los investigadores trabajan con moléculas que permiten inhibir la función de NSD2 y, por tanto, disminuir la malignidad de los tumores de próstata en ratones, y que se traduce en un aumento de la supervivencia del modelo experimental.

Consideran que la inhibición de esta proteína podría conducir a resensibilizar los tumores de próstata que presentan resistencia a los tratamientos antiandrogénicos habituales.