Tras pasar los "siete minutos de terror" justo antes de aterrizar, el módulo espacial InSight, de la NASA, llegó ayer sobre las 19:00 (hora canaria) a la superficie de Marte tras 200 días recorriendo la inmensidad del espacio.

"Mañana es el gran día", "en unas 24 horas estaré en casa, en #Marte", escribía InSight el pasado domingo para sus alrededor de 80.000 seguidores, a los que invitó a seguir el último informe de su equipo terrestre sobre lo que esperan "aprender en Marte" y cómo se está preparando el ingenio ante el inminente amartizaje.

Los "siete minutos de terror" fueron los más delicados de la misión y a los que medio mundo estuvo atento durante la tarde de ayer, ya que de atravesar la atmósfera a casi 20.000 kilómetros por hora, tuvo que reducir su velocidad a solo cinco kilómetros para poder posarse con seguridad en la superficie marciana.

Este módulo estacionario, que despegó el pasado 5 de mayo desde la Base Aérea Vandenberg, en California (EEUU), usará una excavadora mecánica para perforar hasta unos 5 metros de profundidad y medir su temperatura interna, además de cualquier movimiento con ayuda de un sismógrafo.

"Es la primera misión que va a estudiar el interior profundo de Marte", afirmó el español Fernando Abilleira, subdirector de diseño y navegación del InSight y parte del equipo multidisciplinar e internacional que conforma la misión.

"Al estudiar la propagación de las ondas bajo la superficie de Marte, a través de su sismómetro, vamos a tener más información sobre cómo el planeta ha evolucionado" en los últimos 3.000 millones de años, agregó.

Para ampliar el conocimiento sobre la formación de Marte y de otros planetas rocosos, como la Tierra, se usará el Experimento Sísmico para la Estructura Interior (SEIS), un sismómetro fabricado por el Centro Nacional de Estudios Aeroespaciales de Francia (CNES) y que detectará "cualquier movimiento en la superficie de Marte", explicó Abilleira.

Las vibraciones que serán registradas por el SEIS podrían ser ocasionadas por el impacto de un meteorito o por un pequeño terremoto, si bien la actividad sísmica del "planeta rojo" es menor a la de la Tierra. "Al estudiar el movimiento de las ondas que se propagan bajo la superficie de Marte, podremos tener una mejor comprensión de la composición, la estructura del núcleo, el manto y la corteza del planeta", agregó.

La otra herramienta que adquiere protagonismo es la Sonda de Propiedades Físicas y Flujo de Calor (HP3), construida por el Centro Aeroespacial de Alemania (DLR), que será implantada en suelo marciano a unos 5 metros de profundidad.

"Este instrumento lleva unos sensores térmicos que van a recoger información sobre la actividad termal del planeta rojo", señaló Abilleira, quien destacó que España ha aportado a esta misión una estación ambiental (REMS, por sus siglas en inglés) dotada de sensores meteorológicos para el entorno marciano.