La OCDE calcula que 77.700 personas morirán en España de aquí a 2050 a causa de la resistencia bacteriana (RAM), provocada en parte por un uso excesivo e inadecuado de los antibióticos, aunque las tres cuartas partes de esos fallecimientos serían evitables.

Esa cifra es la proyección de la tasa de mortalidad por la RAM, que en España es de 3,95 por cada 100.000 habitantes, lo que significa una estimación variable a partir de 1.835 decesos al año, explica en un informe sobre ese fenómeno publicado hoy la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Esa tasa es algo inferior a los 4,72 fallecimientos de media en la OCDE, y está muy alejada de los peores niveles registrados en Italia (18,17), Grecia (14,79), Portugal (11,34), Estados Unidos (8,98) y Francia (8,61), pero también de los mejores en Islandia (0,28), Canadá (1,15), Australia (1,17) y Holanda (1,26).

Los autores del estudio señalan que la RAM, medida en la resistencia de ocho combinaciones de bacterias con antibióticos, se ha incrementado en España al pasar del 14 % en 2005 al 18 % en 2015 (del 14 % al 17 % en el conjunto de la OCDE) y podría seguir subiendo al 19 % en 2030.

El coste sanitario de esas infecciones en España es de 190.000 dólares anuales por cada 100.000 habitantes (232.000 en el "Club de los países desarrollados"), lo que de forma acumulada supondrá 2.800 millones de dólares hasta 2050.

La OCDE constata que, en línea con lo que hacen otros países para contener este problema, España tiene un plan multisectorial, campañas de comunicación y formación del personal sanitario, e incluso va "más allá" en el programa de control de antibióticos.

Pero, sobre todo, subraya que con "un amplio paquete de políticas" que necesitan una inversión reducida se podrían evitar 1.400 muertes anuales y ahorrar 123 millones de dólares en gasto sanitario también cada año.

Entre las medidas preconizadas está una mejora del lavado de manos en los centros sanitarios (la más eficiente en términos de vidas salvadas) para reducir las infecciones, más racionalidad en las recetas de antibióticos (incluida la prescripción diferida) o fortalecer la higiene de los equipamientos y del entorno de los hospitales.

Igualmente figuran en la lista exámenes de diagnóstico rápido para determinar en unas horas si es necesario un tratamiento con antibióticos y cuáles hay que utilizar y campañas de comunicación para concienciar de los peligros de un uso inadecuado de esos fármacos.