Desde que se inventó el cigarrillo la tasa de personas afectadas por cáncer no ha parado de crecer y desgraciadamente la de fumadores tampoco ha descendido tanto como se esperaba, considerando sus terribles repercusiones en la salud.

En vista de ello, muchos sistemas sanitarios gubernamentales se han visto en la necesidad de establecer normativas públicas que obliguen a restringir el consumo de tabaco. No obstante, esto no parece ser suficiente, por lo que además han decidido evaluar nuevas propuestas que ayuden a dejar de fumar por completo. Es así como el vapeo comenzó a ser reconocido mundialmente como el cigarrillo saludable del futuro.

¿Qué es el vapeo?

Vapeo es el nombre que se le da a la acción de "fumar" con un vapeador. Pero, ¿qué es un vapeador? Los vapeadores son pequeños dispositivos que a través de un vapor producto de la mezcla de propilenglicol y glicerina, liberan nicotina directamente al organismo de la persona.

Hasta el momento no parecía tener mucha diferencia con el cigarrillo tradicional, sin embargo, sí las posee, y es que la ventaja principal del vapeo es que permite regular la cantidad de nicotina que se consumirá, gracias a que las esencias disponibles en el mercado cuentan con distintos porcentajes de concentración de nicotina, los cuales generalmente suelen ser bastante bajos. Incluso existen ciertas marcas que ofrecen líquidos para vapear sin un gramo de nicotina.

¿Por qué el vapeo sirve para dejar de fumar?

A pesar de la gran cantidad de opciones que existen hoy para dejar de fumar, el uso de vapeadores sobrepasa con creces a todas ellas. Puesto que a diferencia de los parches o chicles con nicotina, su empleo no sólo satisface la parte física del organismo sino que engaña completamente el área psicológica del adicto. Asimismo, las organizaciones médicas encargadas de estudiar y resolver el problema señalan que al no haber combustión en el modo de funcionamiento del vapeador, éste no representa un riesgo mayor a la integridad de las vías respiratorias.

El éxito del vapeador se basa en los principios de reducción de riesgo. Así lo constató una consultora norteamericana que publicó una encuesta internacional donde interrogaba a los usuarios de vapeadores sobre la razón de su utilización. El resultado fue tan contundente como sorprendente, ya que más de la mitad de los individuos respondieron que lo consideraban mucho menos dañino que el tabaco clásico, mientras que al mismo tiempo ayuda a dejar de fumar. De hecho también se descubrió que cerca de 93? los fumadores que comienzan a vapear terminan por dejar el cigarrillo de manera definitiva.

Este hallazgo se repite alrededor de todo el mundo, es por eso que en Inglaterra desde hace algunos años, la Seguridad Social se planteó la posibilidad de distribuir tanto sus propios vapers como sus líquidos vapeo, con el objetivo de reducir el consumo de tabaco en sus habitantes.

El vapeo como medida para salvar vidas

Gran cantidad de científicos han logrado demostrar que vapear es significativamente menos nocivo que fumar y que además estos productos son sumamente útiles para detener rotundamente el consumo de tabaco.

La trascendencia de sus beneficios es tan grande, que ya se está comenzando a notarse su beneficio en el campo de la salud pública. Tanto así, que la Organización Mundial de la Salud ha comenzado a celebrar el lento pero eficaz descenso del consumo de cigarrillo, al alegar que sólo en Estados Unidos la implementación del vapeo como sustitución del tabaco contribuiría a salvar aproximadamente a 6,6 se millones de vidas en la siguiente década. Por su parte, el investigador David Levy asegura que incluso en el panorama más sombrío del uso de vapeadores muestra un incremento significativo en la esperanza de vida de los fumadores, dado que los líquidos para vapear no presentan la exorbitante cantidad químicos tóxicos que contiene el tabaco.

Un estudio realizado en el Centro Médico de la Universidad de Georgetown puso en perspectiva dos escenarios referentes al futuro del uso de los vapeadores. El primero, identificado como la proyección optimista, planteaba que la prevalencia de consumidores de cigarrillos en Estados Unidos descendía hasta estabilizarse en 5 % a lo largo de 10 años, siendo la principal causa de esta caída la modificación en el patrón de consumo: vapeadores en lugar de cigarros clásicos. Como resultado el número de fumadores que en una década se transformarían en vapers sería de unos 6 millones. Un cambio que sustentado en las diferencias del daño al organismo que se derivan de fumar o vapear, le ganaría a la población en riesgo 86 millones de años de vida en total.

Por su lado, el segundo escenario, etiquetado como "pesimista" se origina de una situación conformada por dos factores: un aumento excesivo en la cantidad de jóvenes que se inician en el hábito, ya sea con el vapeo o con el tabaco y un descenso alarmante en el número de fumadores de largo recorrido que dejan el vicio. Estimando una caída máxima en la prevalencia del 10% en los mismos 10 años, lo que se traduciría en daño mayor que el registrado en la actualidad. Aquí la cifra de ex fumadores, ahora vapeadores llegaría a 1,6 millones de personas, o lo que es igual, se evitarían 1,6 millones de fallecimientos.

El futuro del vapeo

En la actualidad es difícil imaginar que un producto altamente dañino a largo plazo todavía sea de curso legal, por lo que los nuevos productos provistos de nicotina son considerados como una buena alternativa para acabar con el cigarro de combustión.

La llegada de los vapeadores ha hecho que los políticos se planteen nuevas estrategias reguladoras para el consumo de tabaco, en vista de que la mayoría de los estudios modernos sobre el consumo de nicotina a través de los vapeadores ha demostrado que el vapeo contribuye efectivamente a desligarse del cigarro. Por esa razón, las antiguas políticas sanitarias deben ser reforzadas con propuestas novedosas que alienten a la población a suprimir el nocivo hábito. De este modo, las políticas reformadas junto con la regulación estricta de la venta de estos productos, tendrían el poder de disminuir drásticamente los efectos negativos del tabaco.