Para escudriñar el origen y estallido del universo o ahondar en la comprensión de su expansión acelerada se necesita potentísima tecnología y en 2021 se va a empezar a construir en Australia y Sudáfrica a SKA, el mayor radiotelescopio del mundo con miles de antenas distribuidas en miles de kilómetros.

Esta futura "telaraña de antenas" está ahora en el tramo final de su fase de diseño, en la que España participa, y una vez terminado será el radiotelescopio con mayor capacidad de barrido del cielo, mayor precisión, campo de visión y sensibilidad.

Gracias a esto se podrá observar el momento de formación de las primeras galaxias, comprobar las afirmaciones de Albert Einstein en su teoría de la relatividad general, estudiar la formación de otros sistemas solares, saber más de los púlsares -estrellas de neutrones- o buscar biomarcadores vinculados con la habitabilidad de planetas.

"SKA (siglas en inglés de Square Kilometre Array) va a ser un proyecto muy terrícola y el único que puede y podrá presumir de ser un proyecto a escala planetaria", señala Lourdes Verdes-Montenegro, coordinadora de la participación española en el proyecto SKA e investigadora del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC).

Para esta científica, SKA abrirá una nueva ventana al universo y revolucionará nuestra forma de verlo, y España va a estar ahí.

La idea de SKA se remonta a principios de los 90 y España ha estado participando en actividades relacionadas desde sus inicios; en la actualidad, 26 científicos españoles forman parte de nueve de los once grupos de trabajo de ciencia de este proyecto y, desde el punto de vista de la ingeniería, once centros de investigación y doce empresas han contribuido al diseño de SKA.

En junio, España dio un nuevo paso en la implicación en este conjunto de telescopios al incorporarse a la Organización de SKA, convirtiéndose en el undécimo miembro -después se ha unido Francia-.

Esto afianza la participación española y garantiza la presencia de científicos españoles, por ejemplo, en los proyectos de observación de los primeros cinco años.

También, detalla Verdes-Montenegro, aumenta la posibilidad de que la industria española gane contratos en la fase de construcción -si no eres miembro de la Organización ni siquiera optas a ellos-.

"España tiene capacidad industrial para realizar contribuciones significativas en SKA", apunta, si bien la estrategia de licitaciones del proyecto está conformándose ahora y una vez que esté definida comenzarán las negociaciones con la Organización.

Además, y algo realmente importante, servirá para atraer y retener talento, recalca Verdes-Montenegro, quien añade que el IAA trabaja por convertirse en uno de los nodos del Centro Regional Europeo para la Ciencia de SKA.

El radiotelescopio se va a construir en dos fases; la primera, SKA1, empezará en 2021 y en ella se van a colocar 125.000 antenas dipolo -recuerdan a las antenas de televisión- en 65 kilómetros de Australia, y unas 200 parabólicas en 150 kilómetros de Sudáfrica -aquí se integrarán 64 parabólicas del proyecto MeerKAT recién inaugurado-.

Las antenas dipolo recibirán frecuencias muy bajas y servirán, entre otros, para analizar el momento en el que nacieron las primeras estrellas y galaxias, y las parabólicas captarán frecuencias más altas para la observación de púlsares y agujeros negros y la posible detección de las ondas gravitacionales.

Durante la fase dos, SKA se extenderá geográficamente; en concreto, en el telescopio africano se instalarán antenas a lo largo de ochos países del continente y en el telescopio australiano las parabólicas llegarán desde el oeste del país hasta Nueva Zelanda.

Se trata, todos, de lugares más o menos remotos elegidos para evitar que los aparatos electrónicos que emiten radiofrecuencias y usados por humanos interfieran en las débiles señales del universo.

La primera ciencia se prevé en 2026 y el proyecto implicará el desarrollo de tecnología puntera relacionada con ''big data'', por eso SKA se ha asociado con diversas empresas tecnológicas para tratar de desarrollar soluciones innovadoras sobre computación en la nube.

La actual fase de diseño está completamente financiada, con un coste total de 150 millones de euros; el coste total de la construcción de SKA1 ha sido limitado a 674 millones.

Ahora, los países deben expresar sus compromisos financieros, también España.