La nueva Ley contra el consumo de Alcohol en menores ya tiene bases. Unas bases que se han aprobado esta semana en el Senado y que serán una guía para que la cámara baja empiece a legislar. La aprobación de estas bases no ha llegado sin polémica pues, entre otras cosas, pretende regularizar el consumo de alcohol en los menores de edad implicando a sus padres, quienes se harán cargo de las multas.

Aunque los expertos están de acuerdo en que se debería regular este consumo de alcohol, algunos de ellos no creen que la forma sea mediante la multa o el castigo. Es el caso de la psiquiatra Natacha Sujanani, quien afirma que se debería "enseñar a beber y al consumo moderado".

"Con medidas punitivas, de prohibición o castigo, lo que hacemos es dar lugar a más imaginación", resaltó, y concretó que "van a beber de todas formas, así que vamos a educarles para que sepan cómo hacerlo". Al fin y al cabo, y como resalta el pediatra del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria, José Ramón Alberto, "con más información quizás los menores puedan tomar una mejor decisión".

En Canarias en 2016, se registraron 40,7 casos por cada 10.000 habitantes de menores que acudieron a las Urgencias de Atención Primaria por intoxicaciones etílicas. La importancia está en "educar" sin duda a las familias y a la sociedad, pues vivimos en un país donde el consumo de alcohol está normalizado. De hecho, la encuesta Estudes sobre Uso de Drogas en Estudiantes de Enseñanzas Secundarias de 14 a 18 años de toda España 2016-2017, reveló que el 75,6% de los estudiantes habían consumido alcohol en los últimos 12 meses.

No es extraño ver un cumpleaños infantil donde se sirve cerveza junto a los refrescos y esto no es más que un reflejo de lo que aprenden los niños desde muy pequeños. "Existe una socialización del consumo de cerveza y vino" especialmente, como refiere Guillermo Burillo, toxicólogo clínico y coordinador del servicio de Urgencias del Hospital Universitario de Canarias (HUC). Esto se une a que muchas veces los adultos "dan una información que no se corrobora".

Como país mediterráneo, España tiene muy integrado el consumo de alcohol en la sociedad desde hace muchos siglos, lo que es "difícil que cambie", como argumentó Sujanani, quien a pesar de ello, insiste en que "deberíamos empezar a controlarlo". La clave estaría en "reeducar" a la sociedad en general y a los padres en particular. Lourdes Armendáriz, trabajadora en el programa Drago de Cáritas, lo tiene claro: "Hay que sensibilizar sobre los efectos que puede tener el consumo de alcohol".

Por eso, las bases de esta ley, aunque criticadas en algunos de sus puntos, son ante todo necesaria. "Cualquier medida social que intente reducir el consumo de alcohol va a beneficiar a la sociedad", argumentó Armendáriz. En esta línea también se manifiesta Burillo, quien considera que estas bases "están bien enfocadas", ya que el consumo de alcohol en menores es "un problemón" por el que se debe hacer algo.

Y es que el alcohol no influye de la misma manera en una persona joven que una adulta y, en nuestro país, la edad media de iniciación al consumo de esta sustancia, según la encuesta Estudes, se inicia a los 14 años. "Muchos estudios relacionan el consumo temprano con problemas cognitivos que afectan al pensamiento, al conocimiento y a la memoria, pero también con alteraciones del comportamiento", incide el pediatra de La Candelaria.

Esta sustancia actúa como depresor del sistema nervioso, daña el hígado, puede generar trastornos de conducta. José Ramón Alberto divide los efectos en la personas en agudos y crónicos. En el primer tipo se engloban las intoxicaciones, la depresión respiratoria, los vómitos y su posible aspiración y, especialmente, las conductas de riesgo. Sobre este último aspecto, en los últimos años se ha registrado un "repunte" de las prácticas sexuales de riesgo y, especialmente, los casos de VIH. Por esta razón, el toxicólogo clínico Guillermo Burillo recuerda que "la sustancia principal de sumisión química no es la burundanga, es el alcohol".

Pero lo más peligroso es "su potencial adictivo", como remarca Sujanani. Esa adicción es la que, si no se controla, puede provocar que, con el tiempo, la persona acabe padeciendo una enfermedad alcohólica. Es el caso de las aproximadamente 215 personas que atiende el proyecto Drago de Cáritas al año. Esta Unidad de Atención a las Dogodependencias (UAD) específica de alcohol apoya a la persona afectada en su proceso de desintoxicación, deshabituación y rehabilitación alcohólica por medio de una intervención social, médica y psicológica.

Aunque no hay acuerdo profesional en cuanto a todas las bases que debería tener esta nueva ley, lo que sí está claro es que la normativa al menos pondrá las cosas más difíciles a los menores a la hora de consumir.

EL DÍA ha realizado una encuesta por redes sociales donde preguntó a sus lectores sobre los distintos aspectos de las bases aprobadas por el Senado.

El 95% quiere regulación

La regulación es necesaria. Tal y como argumentan los expertos también parece ser una reivindicación mayoritaria de la población. Un 95,2% de los encuestados afirmaron estar de acuerdo con la regulación. El 4,8% restante no lo ve necesario.

El 55% ve bien las multas

Las multas a los padres SON una de las bases más debatidas y controvertidas, sin embargo, más de la mitad de los encuestados (55,6%) están de acuerdo con que se sancione a los padres por el consumo de alcohol de sus hijos. El 31,7% está en contra principalmente porque "los padres no pueden controlar las 24 horas a sus hijos".

Sí a los botellones

La mayoría de encuestados considera que los botellones deben manterse (49,2%). Por su parte, el 39,7% cree que deben prohibirse y alega que debería hacerse por "una cuestión de educación", y porque este tipo de reuniones "fomenta el consumo de alcohol".

La etiqueta no funciona

O eso es lo que opina casi el 70% de los encuestados. Las bases aprobadas por el Senado plantean que se pueda incluir un tipo de etiquetado alertando de los riesgos del consumo de alcohol, similares a las que ya hay en las cajas de tabaco.