Kenia mira entre asombro e intriga la aparición hace unas semanas de una enorme grieta de forma casi súbita en la zona del Valle del Rift a su paso por el país, y que ha provocado cortes y destrozos en una carretera.

La noticia está en boca de muchos kenianos desde que apareció recientemente en la prensa local, que anunciaba que la carretera que conectaba Mai Mahiu y Suswa, en el sureste keniano, "volvía a estar cortada".

La Autoridad de Carreteras Nacionales de Kenia (KeNHA) desplegó a un equipo que consiguió restaurar el tráfico e informó de que había un grupo de ingenieros monitorizando la área afectada por "ajustes isostáticos de la zona volcánica", dijo en un comunicado.

Una nueva grieta causó una factura en el asfalto, esta vez de 15 metros de profundidad y 20 metros de largo, según reportó el diario Daily Nation, aunque posteriormente aumentaron esas dimensiones.

Las impresionantes imágenes aéreas de la llamativa fisura pronto cruzaron las fronteras del país africano. La prensa internacional se hizo eco a los pocos días de la noticia, asegurando que se trata de una prueba más de que África "se divide en dos".

El Valle del Rift es un corredor de casi 5.000 kilómetros que se extiende del lago Nyasa, entre Malawi y Mozambique, hasta el mar Rojo atravesando Tanzania, Burundi, Uganda, Ruanda, Kenia, Etiopía, Yibuti y Eritrea, y separa dos placas tectónicas.

Es una enorme fractura geológica con paisajes que combinan el marrón terroso con grandes extensiones verdes y a su paso se encuentran numerosos volcanes y lagos.

El hecho de que conforma el borde entre dos placas es el que ha llevado a indicar que esta grieta aparecida en Kenia podría ser el anuncio de la división de Somalia, parte de Etiopía, Kenia y Tanzania del resto del continente.

Sin embargo, hay expertos que anuncian de que esto se producirá dentro de 50 millones de años, y que lo que ha ocurrido en el lugar no es más que un episodio casual.

Tampoco ha habido reportes de movimientos sísmicos en los últimos días o meses en el país.

"Esta fractura no tiene nada que ver con los pliegues tectónicos", explicó el sismólogo Silus Simiyu en una entrevista a la televisión keniana NTV.

En una entrevista sobre el terreno, el experto señaló que sólo hay que andar 200 metros al sur de donde se había producido la falla para "ver un montón de fracturas y fisuras similares a la que ha aparecido en la carretera".

Simuyo relaciona este sorprendente hecho con las fuertes lluvias que cayeron recientemente en el país y con que el agua se acumula en la zona y provoca el colapso del terreno.

A mediados de marzo, varias personas se quedaron atascadas en esta carretera, una de las formas de llegar a la reserva natural Maasai Mara, famoso atractivo turístico para los safaris, debido a surcos surgidos por las lluvias torrenciales.

Algunas familias que viven cerca de la fisura han empezado a desplazarse porque "quedarse aquí es como buscar la muerte", dijo Mary Wambui, una mujer de 72 años, al Daily Nation.

Cuando la grieta empezó a formarse, esta mujer cenaba tranquilamente con su familia.

La casa de Eliud Njoroge, otro vecino, y su mujer tuvo que ser demolida por el frágil estado en el que quedó tras la enigmática rotura.

Los geólogos no son ajenos a las evidencias del movimiento de placas tectónicas, y saben que "no se puede parar el proceso geológico porque es algo que nace de la corteza de la Tierra", en palabras del geólogo David Adede.

Pero tanto Simiyu como Adede y otros expertos e ingenieros, lejos de alertar del riesgo muy remoto de que el continente se divida en dos, miran al presente y piden un estudio profundo del terreno para evitar nuevas calamidades.

"Construyeron la carretera -explicó Adede- sin tener en cuenta que lo hacían sobre una falla sísmica y, por eso, ahora todos los constructores están pendientes de dónde va a surgir una nueva grieta".