La localidad valenciana de Buñol se prepara estos días para vivir la fiesta que cada último miércoles de agosto le convierte en epicentro mediático, la Tomatina, una particular batalla que enfrenta a más de 40.000 jóvenes provistos de un arma única: 120 toneladas de tomate.

El próximo día 31, a las once en punto de la mañana, un cohete explotará en el aire dando comienzo a este multitudinario lanzamiento de tomates que perdura desde hace 66 años y atrae a visitantes de todo el mundo, especialmente de Japón, lo que le ha hecho merecedora de la nomenclatura de fiesta de Interés Turístico Internacional.

Su origen se remonta a 1945, cuando un grupo de jóvenes boicoteó un desfile de gigantes y cabezudos provocando una pelea colectiva en la que uno de sus participantes cogió tomates de un puesto de venta y los utilizó como munición.

El resto copió la idea de este pionero y la disputa derivó en una gran contienda a tomatazos que requirió la intervención del orden público y que dio lugar a una de las celebraciones más singulares del verano popular español, cuyo cartel anunciador ha sido diseñado este año por el presentador y humorista Andreu Buenafuente.

Actualmente, la lucha dura 60 minutos, tiempo que transcurre hasta que un segundo cohete anuncia su final y los cinco camiones que reparten los tomates vacían su contenido.

Sin embargo, según defiende el Ayuntamiento de esta localidad, la Tomatina no es sólo un acto de una hora, "es una filosofía, una microcultura concentrada alrededor del arroje del tomate".

El "espíritu tomatino", que así lo llaman, se percibe durante toda la semana y adquiere su dimensión más expectante veinticuatro horas antes de la batalla, a través de una fiesta ininterrumpida de atracciones, bailes y conciertos.

Al amanecer, con las viviendas parapetadas entre plásticos que le protegen del color y del ácido del tomate, el Consistorio reparte desayunos y los vecinos alivian el calor de la multitud lanzando cubos de agua antes del gran estallido.

La Tomatina, según avanza el concejal Rafael Pérez, será cubierta por casi medio centenar de medios de comunicación, algunos de ellos procedentes de países como Taiwan o Ukrania.

También habrá espacio para la concienciación. El Consistorio y la ONG "Caravana por la paz" han puesto en marcha una iniciativa con expositores distribuidos por la población para recaudar fondos en favor de diferentes proyectos sociales que se desarrollan en Colombia y Marruecos, entre otros países.

El ayuntamiento duplicará este año la cifra de agentes y personal de seguridad para controlar el desarrollo de la fiesta, "sin que ésta pierda su esencia", así como los accesos a la localidad, que suele saturarse en las horas previas a la celebración.

Toda esta parafernalia, a la que le basta un día para generar unos 300.000 euros de beneficio, se diluirá escasas horas después de la batalla entre el agua de los servicios de limpieza, que devuelve su aspecto habitual a las calles, desinfectadas, según dicen, gracias a las propiedades del tomate.