Demostró valor y se presentó como si fuera un pleno más a la sesión de ayer. Era y es Carlos Garcinuño, destituido esta misma semana como edil de Urbanismo. Pero no como concejal. No ha entregado el acta y entre la expectación mediática y la frialdad de sus compañeros de bancada -apenas lo saludaron o como la líder, Zaida González, ni lo miraron- ahí estaba Garcinuño. Tenso, incómodo, con ausencias más o menos largas, pero allí, en su sitio de siempre entre Carlos Correa y José Carlos Acha. Tuvo idas y venidas cual "Guadiana" e incluso votó algunas mociones con el equipo de gobierno, el suyo hasta el otro día. A primera hora no se sabía aún dónde se sentaría. No lo hizo al lado de Ramón Trujillo, del Grupo Mixto, y la silla quedó vacía. Su "ausencia" -algo bueno tenía que tener- alivió la duración del pleno porque los temas urbanísticos de Las Huertas al Templo Masónico se quedaron sobre la mesa. Zaida González lo agradeció al final porque acaba de aterrizar y "no había tiempo material" para analizar nada. Garcinuño no dijo ayer esta boca es mía. Lo reserva todo para las explicaciones del martes a las once de la mañana en la sala García Sanabria. Otra cita ineludible.