Son unos cien vecinos de los bloques 9, 10, 11 y 12 -más locales comerciales- de la Urbanización Divina Pastora, en el barrio del Perú (distrito Salud-La Salle). Se sienten "abandonados desde hace décadas por el Ayuntamiento de Santa Cruz", según expresaron durante la visita de EL DÍA, la mañana de ayer. "Dicen que esto es privado -apuntan- y por eso no intervienen", pero recuerdan: "Hace poco hallamos el documento original de la cesión de la urbanización hace 32 años". Esto les dio esperanzas, pero en el último pleno se llevaron un nuevo revés.

Una moción de Izquierda Unida fue rechazada. La explicación del concejal de Patrimonio, Juan José Martínez, fue que "los informes técnicos concluyen que esa zona no es de titularidad municipal y, por tanto, no podemos intervenir. Nuestra voluntad política es toda, pero si el suelo no es público, no podemos actuar. Lo hemos hecho, con un amplio catálogo de acciones, en el que lo es. Hay un acta de recepción, pero sin incluir esos espacios de la urbanización".

El edil prometió "un catálogo general del patrimonio y un levantamiento topográfico para delimitar exactamente el perímetro y ver si es posible o no encontrar una salida jurídica con los vecinos. Pero no es posible invertir dinero público en ámbitos que no lo son". Una "nueva decepción" para los residentes porque "se basan en el contrato de compraventa pero no hablamos de zonas comunes sino plenamente municipales".

Desde 2005, cuando presentaron la primera queja en Urbanismo, ha pasado ya más de diez años. "Al principio barrían y se ocuparon del alumbrado público, pero luego, nada. Es curioso, pero el jueves pasado, un día antes del pleno, volvieron a aparecer los barrenderos. Aquí hay mucha más tarea que barrer las esquinas, trampas mortales para mayores y personas con problemas de movilidad. Más de una ya se ha caído".

Entre la Subida a Cuesta de Piedra, el palacete Coviella y las canchas de igual nombre se encuentra la Divina Pastora. El recorrido por sus zonas interiores muestra jardines secos y abandonados; garrafas de agua del improvisado riego amontonadas - "lo poquito que hay lo hemos hecho nosotros", valoran-; muros con grietas; rampas hundidas que son piscinas cuando llueve; humildades; basura acumulada y accesos a algún bloque que, como dicen las fuentes, "parece hecho para tirar la silla de ruedas en caída libre".

La vuelta lleva hasta los jardines traseros que dan a la calle Francisco Aguilar, donde "hay ramas de árboles que por falta de poda casi se han metido en las casas. O las raíces de otros que entraron por el baño de un negocio que tuvo que cerrar". El panorama es hojas desperdigadas y troncos que han crecido sin el menor cuidado.

Los afectados muestran el documento del 2 de abril de 1984 "firmado por el alcalde, Manuel Hermoso, y el representante de la Mutualidad General de Previsión del Hogar Divina Pastora".

En el pleno pidieron cinco medidas: reparación de pavimento; evaluar la accesibilidad y los problemas por las raíces de los árboles; mejora y mantenimiento en zonas ajardinadas y un espejo a la salida de los aparcamientos. Respuesta negativa.

"No hay mantenimiento ni limpieza, a pesar de pagar el IBI y la tasa de basura", apuntan para concluir los que viven en una urbanización en el limbo.