Santa María de la reinserción: la Virgen de Candelaria visita durante siete horas la cárcel Tenerife II
La mayoría de los mil internos participaron en el agasajo que se desarrolló en la cancha de la prisión, donde se turnaron por módulos

María Pisaca / Humberto Gonar

Día histórico para el centro penitenciario Tenerife II, que recibió por primera vez la visita de la Virgen de Candelaria, cita inolvidable para Agustín Domingo Marrero, quien lleva 31 años de capellán de la prisión y tiene 65. Media vida.
La peregrinación más esperada
El martes 21 de octubre estaba marcado en rojo en el calendario de la peregrinación. Desde las cinco de la mañana, Dailos Gómez, uno de los incondicionales de la imagen, confesaba estar “erizado” al ver a La Morenita en la urna de Grúas Cuchi, a punto de salir de La Concepción rumbo a Tenerife II.
Antes, el nuevo prior de la Basílica de la Villa Mariana, Dailos José Melo, puso freno en medio de la euforia y propuso rezar.
Caravana de fe
Cuarenta minutos bastaron para que el convoy llegara hasta la cárcel de El Rosario, tras descartarse el recorrido por la carretera Santa Cruz-La Laguna y optar por el camino más rápido: la autopista, con Somosierra aún dormida.
En la parada de guaguas de Taco, una mujer exclamó al ver la caravana: «¡Ay, mi niña bonita!». Y gritó: «¡Viva la Virgen de Candelaria!».
La comitiva enfiló la rotonda del Padre Anchieta para seguir por la carretera de La Esperanza.
La llegada a prisión
La urna, con la imagen de la Virgen vestida de corto y sin andas, entró en el aparcamiento del personal. Una quincena de voluntarios se reunió en la puerta del centro con el capellán como anfitrión y esperaron a las siete, cuando les facilitó el acceso.
A las ocho, con el cambio de turno del personal, pasó la urna al recinto a la par que llegaba el obispo Eloy Santiago, conduciendo su vehículo en el que viajaban el vicario Antonio Pérez y el jefe de prensa.
Casi en simultáneo, los invitados sorteaban tres controles. Ya en el paseo de los módulos, una decena de internos cargó a hombros a la Patrona.
Devoción entre rejas
La embajada cruzó un arco de flores elaborado por los propios reclusos, con globos y cintas adornando las rejas. No faltaron pancartas en las que se leía: «Tú eres nuestra luz», «Bienvenida, Virgen» o «Tú nos visitas con amor, danos tu bendición».
Entre los reclusos que portaron la imagen, uno había pedido al capellán ese privilegio como un favor, mientras otro, natural de San Miguel, le confesó que siempre había ido a visitar a La Morenita y que esta vez era ella quien venía a su encuentro.
Una oportunidad única
La Virgen llegó a la cancha. «Esto es una vez en la vida y hay que vivirlo al máximo», comentaron los internos antes de dejar la imagen sobre una peana.
El camarero de la Patrona, Jaime Estévez, aprovechó para repasar el traje de camerín que llevaba la imagen, prestado por la Virgen de la Amargura, de la parroquia de Santo Domingo de Guzmán, en Güímar.
De los mil reclusos de Tenerife II, el noventa por ciento participó en la visita.

Visita de la Virgen de Candelaria a la cárcel Tenerife II / María Pisaca
Módulo a módulo –nueve, incluidos el de mujeres y el de enfermería, junto al personal del centro–, se fue invitando a acudir a la cancha a saludar a la Virgen.
Uno de los internos pronunció la oración del recluso, que incluía el deseo de que «tu luz nos haga ver la luz del amor que nunca se apaga».
A cada uno, el obispo repitió: «Una madre siempre mira con ternura a sus hijos. Ella no nos juzga. La Virgen no viene solo a visitarnos como si fuera un vis a vis, sino que viene a quedarse para siempre en nuestros corazones».
Finalizó con tres vivas en honor a la Patrona.
Emoción dentro y fuera
Fueron siete horas de intensa emoción las que permaneció la imagen en prisión.
A la una de la tarde comenzaron a llegar algunos vecinos de La Laguna y feligreses de Guamasa y El Ortigal, animados por su párroco, el propio capellán.

Humberto Gonar
En el exterior, se escuchaban testimonios como el de una madre que tuvo a su hijo preso, donde se formó como jefe de cocina durante los doce meses que cumplió condena, o el de una feligresa que recordaba a su vecino: «Ahora está dentro porque mató a otro un día que se fueron de fiesta juntos; no sé qué le pasó, porque es buena persona».
Despedida con folías
A la una y media se abrió la reja de la puerta principal. Dentro del recinto, los reclusos habían portado a la Virgen de regreso y, a la salida, los funcionarios la llevaron a hombros, acompañados de guitarra y al ritmo de la isa Virgen de Candelaria, hasta colocarla en la urna.
«No creíamos que fuera a venir», comentó uno, mientras otra apostillaba: «Es la verdadera».
Y si faltaba algo para intensificar la emoción, la voz de Lourdes Hernández, vecina de Llano del Moro, entonó la folía que tenía escrita en su móvil:
«Eres la Madre, de verdad.
Madre de gran corazón.
Eres la madre, verdadera.
La que visita a sus hijos.
Los privados de libertad,
dando consuelo y cariño».
Regreso a Santa Cruz
Desde la prisión, el recorrido continuó rumbo a La Concepción, por la carretera de los pueblos del Suroeste hasta Taco, el Hospital de La Candelaria, el Pancho Camurria, y las avenidas Manuel Hermoso y Marítima, hasta llegar a la iglesia a las tres de la tarde.
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