Batalla vecinal por La Tolerancia en Santa Cruz
Un juzgado tumba el decreto por el que el Ayuntamiento capitalino rebautizó en 2021 la calle La Tolerancia por Arquitectos Saavedra y Díaz-Llanos y le obliga a restituir el anterior nombre. La sentencia, la segunda que se dicta en el mismo sentido, no es firme y el Consistorio ha vuelto a recurrirla.

Calle Arquitectos Saavedra y Díaz-Llanos, antigua Calle La Tolerancia / Andrés Gutiérrez

Cuatro años después de iniciar una batalla legal en los juzgados, algunos vecinos no dan crédito a que el cambio de nombre de una céntrica calle de Santa Cruz de Tenerife siga siendo objeto de disputa jurídica entre ellos y el Ayuntamiento capitalino, sobre todo, cuando la Justicia ya se ha pronunciado, hasta en dos ocasiones en favor de ellos y el Ayuntamiento ha vuelto a recurrir la última sentencia del Juzgado de lo Contencioso Administrativo número uno de Santa Cruz de Tenerife conocida ahora.
Los vecinos no estaban de acuerdo al cambio de nombre de la calle La Tolerancia por el de Arquitectos Saavedra y Díaz-Llanos que «les quería imponer el Ayuntamiento» en 2021. Era la segunda vez que iban a pasar por el trastorno de volver a cambiar sus datos, su documentación, en menos de 14 años. Pero es que ahora no entendían que se quisiera rebautizar una vía cuando para la mayoría de ellos «La Tolerancia es un nombre con un gran significado, reconciliador si tenemos en cuenta el que tuvo la calle hasta 2008».
Aquel año de 2008, y a raíz de la aplicación de la Ley de Memoria Histórica, el entonces alcalde Miguel Zerolo se vio obligado a modificar el nombre de esta vía, que hasta ese entonces se llamaba García Morato y se eligió rebautizarla como calle La Tolerancia. En aquellos días les pareció «muy bien» a la inmensa mayoría de los vecinos de esta céntrica arteria chicharrera, que apenas mide 80 metros de largo y solo tiene una acera para que los coches aparquen en batería. Sin embargo, el único carril es muy transitado, pues conecta desde Méndez Núñez y San Martín con la Rambla de Santa Cruz.
El cambio en ese entonces se hacía por resignificar el callejero de toda España y apartar de las placas azules y de las plazas a aquellos nombres que formaron parte o contribuyeron a sostener la dictadura de Franco.
Es la segunda vez que un tribunal se pronuncia sobre este caso y le da la razón a una vecina
Un cambio más...
¿Pero ahora, en 2021, qué razón había para volver a cambiar el nombre de esta calle? Eso era lo que se preguntaban muchos vecinos, entre ellos Paloma Sancho. Ella fue la impulsora de un movimiento vecinal que, a la postre no tendría mucho éxito entre sus conciudadanos. Pero como a insistencia no le gana nadie a Paloma, llevó el asunto a los juzgados y lo ha ganado en dos ocasiones, aunque el Ayuntamiento ha recurrido otras tantas.
¿Y cómo se enteraron los vecinos que se les iban a cambiar el nombre de su calle? Por una tarjeta de la cartera que entregó en sus buzones y en la que explicaba dicho cambio de dirección postal. Con esa misiva Paloma Sancho comenzó a movilizarse junto a otros vecinos que mostraron su rechazo a que la calle en la que vivían desde hacía muchos años volviera a ser rebautizada. Y no era, comentan, porque no quisieran que se honrara a los dos arquitectos que habían construido, entre otros edificios, el propio Colegio de Arquitectos que está a apenas unos metros de esta vía, cruzando la Rambla. ¿Por qué no poner sus nombres en una calle mayor o en la zona de expansión de la ciudad?, se preguntaban.
Montado el follón, «primero empezaron a reunirse unos cuantos vecinos en la plaza del Colegio de Arquitectos. Intentaron activar una plataforma, pero aquella iniciativa no fructificó; pegaron carteles en las farolas de la calle y en las aledañas manifestando su oposición al cambio de nombre y convocando reuniones vecinales», recuerda Gema Padilla, hija de Paloma.

Un cartel convocando una reunión de vecinos disconformes con el cambio de nombre de la calle. / Paloma Sancho
«Algunos de aquellos carteles aparecieron rotos días después, así que se activó otra iniciativa: la recogida de firmas en la que colaboró Felipe, el del estanco de toda la vida, y otros vecinos que recorrieron las calles del barrio para sumar gente a la causa», añade. Sin embargo, ni la recogida de firmas, ni los carteles, ni las reuniones valieron para que el Ayuntamiento diera un paso atrás y devolviera La Tolerancia a las placas azules y blancas de aquella calle.
Todo era un jaleo, y con aquel nombre tan largo, pues no sabían ni cómo iba a verse en el DNI o, aunque ya no lleguen muchas cartas al buzón, la dirección parecía enorme para tan pequeña calle, recuerdan con cierto humor. Lo que les molestaba en realidad era «tener que volver a cambiar toda la documentación por una decisión del alcalde Bermúdez que adoptó por decreto y no en sesión plenaria», explican.
Esta historia vecinal vuelve a la actualidad después de que ayer se conociera que el citado juzgado capitalino de lo Contencioso-Administrativo ha estimado de nuevo la demanda interpuesta por el abogado Antonio Padilla en representación de Paloma Sancho.
El Ayuntamiento aprobó por decreto poner el nombre de Arquitectos Saavedra y Díaz-Llanos
El conflicto jurídico radica en que la decisión de cambiar el nombre de la calle se hizo por la vía del decreto y no en sesión plenaria para someterlo a votación de todos los grupos municipales. Esta discusión fue llevada al juzgado en 2022, y lo ganó esta vecina con una sentencia que recogía la motivación de la demanda, anuló el decreto y obligó a restituir el nombre de La Tolerancia. El Ayuntamiento recurrió y el Tribunal Superior de Justicia de Canarias anuló la primera sentencia, pues debió de citarse como perjudicado al arquitecto Javier Díaz-Llanos (fallecido en 2024) y a los herederos de Vicente Saavedra. El juzgado los citó, pero no se presentó ninguno de ellos. Por ello, sin celebrarse vista, no pedida por las partes, se ha vuelto a dictar sentencia y declarar no ajustado a derecho el decreto.
El Ayuntamiento ha recurrido también esta última sentencia.
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