La enseñanza en Santa Cruz: los colegios religiosos

Las primeras órdenes que llegaron a principios del siglo XX comenzaron a dar clases en casas arrendadas hasta que la demanda de plazas hizo que tuvieran que construir sus propios centros

Colegio La Pureza de Santa Cruz.

Colegio La Pureza de Santa Cruz. / ED

José Manuel Ledesma Alonso

Las primeras órdenes religiosas que llegaron a las Islas Canarias, a principios del siglo XX, para dar respuesta a las necesidades de promoción y educación de la infancia, no solo en la formación académica sino también en valores, comenzaron a dar las clases en casas arrendadas hasta que la gran demanda de plazas escolares daría lugar a que tuvieran que construir sus propios colegios.

Colegio de la Asunción

Las cinco religiosas de la Asunción, fundadoras del primer colegio privado femenino y abierto en Santa Cruz de Tenerife, el 10 de octubre 1903, iniciarían las clases con 26 alumnas en un edificio de la calle Santa Rosalía 17.

Al año siguiente compraron una finca a la familia Beautell (actual Parque Cultural Viera y Clavijo), donde levantarían el nuevo colegio, según los planos de los arquitectos Mariano Estanga y Antonio Pintor, inaugurándolo en 1905, aunque las obras finalizarían en 1926. La capilla, ejecutada por el ingeniero militar José Rodrigo Ballabriga, destaca por la cubierta, el altar neogótico y las vidrieras, traídas de Francia.

Cuando en 1978 el colegio cerró sus puertas como centro docente, el Ayuntamiento le compró a la congregación el edificio y los 30.000 metros cuadrados de terreno, abriéndolo a la ciudadanía como parque cultural.

Colegio La Pureza

La congregación de religiosas de la Pureza de María Santísima abriría su primer colegio privado y femenino en una casa arrendada de Santa Cruz de Tenerife en 1922. A los tres años comprarían un solar, con frente a las calles Enrique Wolfson y General Ramos Serrano, donde situarían la entrada principal y se encuentra la capilla, realizada por el arquitecto Domingo Pisaca Burgada en 1951.

Debido al aumento del alumnado, en 1964 tendrían que edificar nuevas aulas para la enseñanza primaria. Cuatro años más tarde, adquirirían la casa contigua, derribándola para construir más aulas. Y en 2001 comprarían los dos palacetes contiguos al colegio -Villa Clara y Villa Petra- donde trasladarían la biblioteca e instalarían distintos departamentos pedagógicos.

En 2013, la Concejalía de Urbanismo del Ayuntamiento capitalino aprueba sendos proyectos para la construcción de un polideportivo y un salón de actos.

Fachada principal del colegio La Salle de la capital tinerfeña. | E. D.

Fachada principal del colegio La Salle de la capital tinerfeña. | E. D.

Colegio Dominicas

La congregación religiosa Dominicas Misioneras de la Sagrada Familia abriría su primer colegio privado y femenino en Santa Cruz de Tenerife en 1928, en la calle Emilio Calzadilla del barrio de El Toscal. Al año siguiente se trasladarían a otro edificio de la calle Santa Rosalía 48.

La demanda de puestos escolares y la necesidad de responder a la sociedad con unas instalaciones adecuadas daría lugar, en 1970, a que construyeran un moderno colegio en Ofra-Vistabella, proyectado por el arquitecto Francisco Coello de Portugal, fraile de la orden, en un solar de 28.485 metros cuadrados, de los que 11.915 metros cuadrados están construidos en forma escalonada, logrando que las aulas estén distribuidas en siete terrazas, todas con gran luminosidad.

En 2017, el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife le concedió la Medalla de Oro de la ciudad.

Colegio La Salle

La fama adquirida por los métodos pedagógicos de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, siguiendo el carisma de su fundador San Juan Bautista de la Salle, daría lugar a que, en 1910, Carlos La Roche García les cediera una casa en la calle San Vicente Ferrer 63 de Santa Cruz de Tenerife, donde comenzarían a impartir sus enseñanzas con los 38 alumnos matriculados, entre ellos Ildefonso La Roche Lecuona, hijo del promotor.

Al curso siguiente comenzarían las clases de Bachillerato, en un pabellón construido en la huerta anexa al chalet, en el que se habilitarían habitaciones para los internos y el comedor. En 1914, el colegio tenía 280 alumnos, de los que 25 eran internos.

El nuevo colegio San Ildefonso abriría sus puertas en 1941, construido en un solar de 2.547 metros cuadrados en la prolongación de la calle Galcerán con avenida La Salle. Diez años más tarde, pondría en funcionamiento el internado, donde pernoctaba un centenar de alumnos. En 1956, el colegio contaba con 800 alumnos.

El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife le otorgó la Medalla de Oro de la Ciudad; el Cabildo de Tenerife, la Medalla de Oro de la Isla; y el Gobierno de Canarias, la Medalla de Oro de Canarias.

Colegio Escuelas Pías

Los padres escolapios -Escuelas Pías- llegaron a Santa Cruz de Tenerife en 1940, traídos por la Asociación Católica de Padres de Familia, presidida por el doctor Tomás Zerolo, quienes le ofrecieron las instalaciones del antiguo Hotel Quisisana, propiedad del Patronato Insular de Turismo. La apertura del centro tendría lugar el 17 de octubre, con la asistencia de los 256 alumnos matriculados.

Dos años más tarde, al adquirir el edificio en propiedad, comenzarían las obras de ampliación, a cargo del arquitecto José Blasco. También se construyó el pabellón de gratuitos, impulsado por el capitán general de Canarias Francisco García-Escámez, con cargo al Mando Económico.

Los escolapios dejarían de ejercer la enseñanza en nuestra ciudad en 1977, alquilándole las dependencias al CEU San Pablo por un periodo de 10 años.

En el curso 1996-1997, después de 18 años de ausencia, los Escolapios regresarían a Santa Cruz, encargando la ampliación y remodelación del Quisisana al arquitecto José Miguel Márquez, levantando un edificio de corte moderno, con 18 aulas, en el espacio que ocupaban los antiguos jardines.

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