BARRIO A BARRIO | Juan XXIII

El informe de Juan XXIII descarta grietas estructurales de relevancia

El estudio de Bilateral Arquitectos asocia la degradación del medio millar de viviendas entregadas en los años sesenta a la falta de mantenimiento

La implicación del presidente de la asociación vecinal Juan XXIII, Tanausú García, ha sido fundamental en la creación de comunidades de propietarios.

La implicación del presidente de la asociación vecinal Juan XXIII, Tanausú García, ha sido fundamental en la creación de comunidades de propietarios. / Andrés Gutiérrez

Humberto Gonar

Humberto Gonar

Santa Cruz de Tenerife

El diagnóstico técnico elaborado por el estudio Bilateral Arquitectos S.L.P., a petición de la Concejalía de Viviendas Municipales que dirige Belén Mesa, ha sacado a la luz el grave deterioro estructural, funcional y habitacional del grupo de 500 viviendas colectivas Juan XXIII del Distrito de Ofra, construido en la década de los años sesenta.

Más allá del cómo afrontar la rehabilitación, máxime porque pende de que el Gobierno de España genere una nueva convocatoria de Área de Regeneración y Renovación Urbana, lo más esperado en la reunión mantenida el pasado miércoles 14 de mayo por los residentes con el alcalde de SantaCruz, José Manuel Bermúdez, y la responsable de Viviendas Municipales. Belén Mesa, eran las conclusiones del estudio que analiza la situación de los bloques que integran la barriada de Juan XXIII. ¿Rehabilitar o reponer?.

Al término de dicha reunión EL DÍA divulgó la crónica que daba cuenta de que se daba luz verde a la rehabilitación de Juan XXIII; por lo tanto se descarta la reposición.

Ahora se expone el diagnóstico realizado por Bilateral Arquitectos. El informe, resultado de visitas a los diferentes portales del complejo, describe un panorama preocupante que afecta tanto a la seguridad física de los residentes como a su calidad de vida. Las deficiencias detectadas se agrupan en cinco grandes bloques: seguridad estructural, instalaciones, estanqueidad frente a agentes atmosféricos, accesibilidad y eficiencia energética.

Seguridad estructural comprometida.

Aunque no se han detectado grietas estructurales de gran relevancia, el informe evidencia fisuras localizadas en balcones, ventanas y aleros. En zonas expuestas a la intemperie, como pilares de borde, se ha observado oxidación de armaduras de hormigón armado, lo que ha provocado el resquebrajamiento del material y el riesgo de desprendimientos. Esta degradación se asocia a una falta continuada de mantenimiento, una constante en todo el conjunto.

Instalaciones obsoletas y peligrosas.

La red de saneamiento se encuentra en un estado crítico, con filtraciones, humedades y falta de ventilación en las bajantes, lo que favorece la propagación de olores fétidos y problemas de salubridad. Las tuberías de abastecimiento de agua, muchas de ellas metálicas y oxidadas, presentan fugas constantes y sobre instalaciones eléctricas, provocando cortocircuitos y cortes de suministro.

En el caso de las telecomunicaciones, la ausencia de una infraestructura común ha derivado en un caos de cableados aéreos, canalizaciones improvisadas y perforaciones irregulares en las fachadas.

Fachadas degradadas y humedades generalizadas.

Las humedades son una constante, con especial incidencia en las zonas de bajantes y cubiertas. La impermeabilización deficiente y el deterioro de los materiales han derivado en manchas, desconchados y pérdida del revestimiento exterior. Las pinturas están envejecidas, fisuradas y en muchos casos desprendidas.

Además, la presencia de cableado aéreo sin protección, carpinterías exteriores desiguales y añadidos improvisados como planchas de uralita o policarbonato, aportan un aspecto desordenado y degradado al conjunto residencial.

Accesibilidad nula para personas con movilidad reducida.

Los edificios carecen por completo de ascensores y espacio para su instalación. Desde el acceso exterior hasta cada vivienda hay barreras arquitectónicas insalvables. La entrada a los portales presenta escalones y desniveles, y la única conexión vertical interna son escaleras, muchas de ellas con barandillas inestables y fuera de normativa. Este escenario hace imposible la movilidad de personas mayores o con discapacidad.

Ineficiencia energética como norma.

El complejo tampoco cuenta con medidas para el ahorro energético. No existe aislamiento térmico en la envolvente de los edificios ni carpintería con rotura de puente térmico, lo que genera un elevado consumo energético en invierno y verano. Tampoco se han instalado sistemas de energía solar o calentadores eficientes, penalizando gravemente la calificación energética del parque de viviendas.

Una intervención urgente, necesaria y multidisciplinar.

El informe técnico evidencia que el conjunto Juan XXIII no solo muestra un desgaste físico estructural, sino también un desfase respecto a las normativas actuales en materia de accesibilidad, eficiencia energética y seguridad. La degradación acumulada durante décadas de abandono requiere una actuación urgente y profunda por parte de las administraciones públicas.

Más allá de una simple rehabilitación, el complejo necesita una intervención integral que contemple la renovación de infraestructuras, la accesibilidad universal, el refuerzo estructural y una apuesta firme por la sostenibilidad energética. Solo así será posible garantizar la seguridad, salud y bienestar de los cientos de familias que aún residen en estas viviendas de los años 60.

Mensaje de optimismo

El diagnóstico es la mejor noticia que podían realizar los vecinos de Juan XXIII porque permite la rehabilitación. El propio alcalde destaca que «el informe, elaborado por técnicos especializados, concluye que la rehabilitación de los inmuebles es viable y recomendable». A la espera de una nueva convocatoria de ARRU, el Ayuntamiento correrá con los gastos de la redacción de los proyectos de rehabilitación para ganar tiempo y le corresponde a los vecinos avanzar en la contitución de comunidades de propietarios que le permita acceder a las ayudas económicas.

Desde julio del año pasado la concejala de Viviendas Municipales, Belén Mesa, y el presidente de la asociación de vecinos Juan XXIII Tanausú García han recorrido cada vivienda, al menos una vez a la semana, para explicar el proyecto de mejora en el que se trabaja y la necesidad de continuirse en comunidad de propietarios. De momento la mitad de los portales han secundado la invitación que es requisito fundamental para incluir portal a portal en los ARRU.

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