Distrito Centro-Ifara

El Toscal revive el día que el Señor de las Tribulaciones acabó con el cólera

Una ruta teatral recrea la Santa Cruz de finales del siglo XIX, cuando se atribuye el milagro del Señor de las Tribulaciones

Ruta teatralizada sobre el milagro del Señor de las Tribulaciones

María Pisaca

Humberto Gonar

Humberto Gonar

Santa Cruz de Tenerife

18:00 horas del viernes 16 de mayo de 2025. Plaza de la Candelaria. Como si de una máquina del tiempo se tratara, un centenar y medio de vecinos y visitantes se adentran al Palacio de Carta y parecen remontarse al 27 de diciembre de 1893. En el patio central, un pregonero anuncia el fin de la epidemia de cólera que azotó el municipio y que le valió el reconocimiento del título de Muy Benéfica y la Cruz de Primera Clase de la Orden de la Beneficencia por el Consejo de Ministros del 23 de abril de 1894.

Con la compañía Burka Teatro y de la mano del historiador y divulgador Néstor Verona, los participantes en esta iniciativa promovida por el Distrito Centro-Ifara que dirige Purificación Dávila conocieron que fue el 11 de octubre de 1893 cuando se registró la primera víctima por contagio de la pandemia que trajo al puerto de Santa Cruz el buque italiano Remo. En solo dos semanas la epidemia se extendió en especial por los barrios de El Cabo, Los Llanos y El Toscal.

La imagen del Señor de las Tribulaciones, que se custodia desde entonces en la iglesia de San Francisco –por aquella época el párroco era Santiago Beyro– fue sacada en solemne procesión y en la calle Oriente, una de las más afectadas, pues ahí residían muchos de los 382 fallecidos que se registraron. Por aquella época la capital tinerfeña tenía una población de 19.722 vecinos. A raíz de este hecho se anunció que esta vía pasaría a denominarse Señor de las Tribulaciones, como se aprobó en el pleno celebrado el 4 de enero de 1894.

Junto al pregonero, un grupo de lavanderas participaron en la recreación que se desarrolló en el patio central del Palacio de Carta, el mismo inmueble donde se atribuye el primer milagro al Señor de las Tribulaciones: en 1795 se produjo la sudoración de la imagen.

El viaje a la Santa Cruz de 1893 se realizó en el propio palacio, para recrearse de nuevo en la plaza de San Francisco, la plaza del Príncipe y hasta en la antigua calle de Oriente, una ruta que acompañaron un centenar y medio de participantes entre los que se encontraba la profesora María del Carmen León, una de las artífices de la recuperación del Semáforo de Igueste de San Andrés.

Cuando el pregonero dio cuenta de que la afección de la pandemia de finales del siglo XIX obligó a construir el cementerio de Traslarena, donde fueron enterrados más de cuarenta vecinos, María del Carmen echó manos a su bolso y aportó a quien suscribe este texto una fotocopia del artículo publicado el 5 de enero de 1894 por el Diario de Tenerife en el que se da cuenta del pleno del Ayuntamiento de Santa Cruz que aprobó el cambio de nombre de la calle de Oriente por la de Señor de Tribulaciones. Además, en un papel, precisa: «epidemia de 1893. 43 fallecidos de San Andrés y uno de Igueste según costa en el libro de defunciones del Juzgado de SantaCruz del 14 de noviembre al 28 de diciembre de 1893).

En la recreación de la compañía Burka Teatro, las lavanderas de la época agradecen la entrega de los doctores a los doctores Bethencourt Afonso, Agustín Pisaca Fernández, Diego Costa y Grijalba, Diego Guigou y Costa, y Juan Febles Campos... «¡Se merecen una calle!», grito una de ellas, propuesta que fue refrendada por el resto de forma unánime: «¡una calle, una calle, una calle!».

También se agradeció la colaboración de la guardia municipal, que se empleó a fondo en la desinfectación de casas, ciudadelas y letrinas. «Fue una epidemia muy dañina, que hasta acabó con los habitantes de una ciudadela», comentaba una de las lavanderas.

Fue una recreación por los lugares del antiguo Santa Cruz, en la que también participó José Manuel Jiménez, uno de los toscaleros de pro que siguió la ruta teatralizada por los altares, o la concejala de Distrito Centro, Purificación Dávila, rara avis que pidió al historiador y divulgador Néstor Verona que dirigía el pasado que la dejara pasar desapercibida entre el grupo.

Otro de los asistentes, el periodista Cristóbal Cañadillas, también vecino de ElToscal, que elogió la iniciativa y en especial la cantidad de datos curiosos desconocidos por muchos... «y mira que te lo digo yo que ya conoces mi espíritu crítico. Ha estado muy bien».

Una ruta teatralizada que alimenta el orgullo de este episodio de la historia de Santa Cruz, con asuntos a mejorar, como pedir al bar de turno bajar la música de Guantanamera o tramitar con el párroco de San Francisco el permiso para entrar al templo donde se custodia el Señor de las Tribulaciones.

Ahora solo queda que no sea una ruta por un día, sino una oferta que se repita en el tiempo.

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