BARRIO A BARRIO | El Draguillo

"¿Salen de casa sin bragas? Pues de maga siempre se lleva pololos"

La Concejalía de Educación de Santa Cruz instruye en dieciocho centros sobre cómo se debe vestir el traje tradicional de forma correcta

Humberto Gonar

Humberto Gonar

Santa Cruz de Tenerife

La capital tinerfeña acogerá el jueves 22 de mayo la segunda edición del Paseo Romero escolar que, con el patrocinio de la Concejalía de Educación que dirige Charín González, recorrerá la calle del Castillo, desde la plaza de Weyler hasta la plaza de la Candelaria.

Después de la experiencia pionera de 2024, que se desarrolló en el marco de las Fiestas de Mayo de Santa Cruz y en la antesala del Día de Canarias, la responsable del área municipal de Educación reconoce que se detectaron algunas dificultades provocadas por el desconocimiento de la indumentaria tradicional. Por este motivo, se pusieron manos a la obra y la Concejalía decidió ofertar este año unas charlas en los colegios de la capital. De la convocatoria que se dirigió a todos los centros públicos, dieciocho trasladaron su deseo de sumarse a este proyecto que se viene desarrollando desde finales del pasado mes de abril.

Este miércoles 14 de mayo le tocó el turno al Colegio de Educación Infantil y Primaria El Draguillo, en el Distrito Suroeste. Después de una reunión con la Asociación de Madres y Padres (AMPA) del centro, a la que pertenece José Miguel Castilla, entre otros tutores, la concejala de Educación se sumó a la charla que impartió Davinia González a los alumnos de quinto y sexto del colegio y que se enmarca en el proyecto escolar del centro que dirige Roberto Broos.

Laura Alvarado, jefa de estudio del colegio El Draguillo, precisa que el objetivo pasa por no limitar la formación al Día de Canarias, con la participación en el Paseo Escolar o con la fiesta que reúne a todos los miembros de la comunidad, incluyendo las familias, sino que «en los últimos años hemos ampliado la oferta sobre las tradiciones, costumbres y cultura canaria a una o dos semanas». Así, el taller de indumentaria que este curso buscó y promovió el AMPA del colegio viene a ampliar la oferta educativa. «Queremos que los alumnos aprendan cultura canaria más allá del traje típico, las romerías y las comidas, que es lo más popular y conocido entre ellos». Como muestra, el taller Aprende Tajaraste, también propuesto por las madres y padres del centro, o el Día de las Abejas, donde los alumnos degustarán las mieles que se producen en Tenerife. Es parte de la oferta que para transmitir los valores de la tierra se inculca a los escolares de este colegio que cuenta con 175 alumnos, de tres a doce años, y con veintiún profesores, que abrió sus puertas en el colegio de El Draguillo hace cuarenta años, casi del mismo tiempo que su jefa de Estudio.

Laura Alvarado procede de Los Alisios, en la parte baja del Suroeste, aunque parte de su familia vive en la zona de El Draguillo, barrio del que habla con sentimiento de propiedad y orgullo, como parte fundamental a la hora de transmitir valores y conocimientos a las nuevas generaciones.

Comienza la clase

A las nueve y media comienza la clase de indumentaria tradicional que imparte Davinia González, con el patrocinio del Consejo Sectorial del Cabildo de Tenerife. Davinia es autodidacta. Una amante del folclore de cuna aunque en casa no había más tradición que la de su abuelo, que tocaba el laúd.

Davinia empezó con 8 años a tocar en timple en la agrupación folclórica Guarache, de Tacoronte, y ahora con 34 es monitora de baile. Ella canta, baila y toca... y en la actualidad se ejercita en el apostolado del folclore por los centros escolares secundando la iniciativa de la Concejalía de Educación del Ayuntamiento de Santa Cruz.

La monitora no se amilana. En presencia de la concejala, el director y la jefa de estudio, arranca didáctica charla de una hora que arrancan marcando la diferencia entre vestimenta tradicional –la genuina– y la típica –a la que se han introducido adornos y la han tornado en más comercial.

Junto a pantalla de proyección, en la pizarra de toda la vida, todavía se mantiene las frases de la última lección de inglés can you help me?, «am I?» y what is going on?–, como si fuera precisamente una llamada de atención a dónde vamos... Después de marcar la diferencia en la terminología, muestra tres trajes tradicionales para cada caso: uno, como para acudir al colegio; otro para salir de paseo, y un tercero propio de primera comunión. Utilizan los ejemplos para marcar la elegancia de cada uno.

Precisa que la vestimenta de toda el archipiélago es original en todas las Islas salvo en el particular de Gran Canaria y Fuerteventura que «las ideó un particular».

Y sigue instruyendo al medio centenar de alumnos a la hora de alertar: «¿se imaginan a sus abuelas con un piercig o con que vayan a trabajar con gorra y tenis?». Davinia contagia que la vestimenta tradicional, aunque es el uniforme para la fiesta de la tierra, es algo muy serio. «¿Las pescadoras podrían cargar en su cabeza con un sombrero de lado?», interpela a los niños para advertir de cómo se han hecho variaciones a la versión original de la vestimenta.

Pregunta a los niños: «¿salen de casa sin bragas o sin calzoncillos? No. Pues de maga siempre se vive con pololos, así como medias de lana o algodón, enagua y refajo, más la falda. Y en la parte de arriba, blusa de manga baja y cuello, sin enseñar pecho. Y un delantal, de los que evita marcharse, una chaqueta –que puede ser opcional– y calzado tradicional. «Nada de tenis». También abunda en los sombreros de magos de Tenerife y la importancia de que sean de elaboración tradicional, para reconocer que se ha perdido este oficio y ni materiales se consiguen ya... 

Para los chicos, el calzoncillo tradicional es un pantalón de lino, con camisa de manga baja y cuello, no abierta, y que se puede remangar a medio brazo. Y calzón o pantalón bajo, chaleco abierto o cerrado y que no falte el fajín que protegía a los habitantes del ayer en la recogida de papas y les ayudaba a mantenerse rectos. Y la manta –que está mal dicho esperancera, porque se atribuye solo a un lugar y es de uso común–, y las polainas de la rodilla al tobillo, de lana para el frío o de cuero, como adorno.

Y como colofón, lección práctica de cómo colocarse un fajín u ocho formas de atarse a la cabeza un pañuelo. Ahora solo resta llevarlo a la práctica en la vida real, porque de mago se va vestido, no disfrazado. El mago conoce... y si no aprende.

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