El cronista de la capital
Mercados de abastos de Santa Cruz de Tenerife: Nuestra Señora de África (II)

Entrada principal del Mercado Nuestra Señora de África. / ED
José Manuel Ledesma Alonso
El Mercado Nuestra Señora de África -la recova de Santa Cruz de Tenerife- comenzó a edificarse en 1942, en el barrio de las Cuatro Torres, muy cerca de las antenas que se usaban para la telegrafía sin hilos. A su vez se construiría el puente Serrador que salvaba el cauce del barranco de Santos por lo que hubo que prolongar la calle Valentín Sanz.
El edificio del Mercado se pudo llevar a cabo gracias al 1.500.000 de pesetas que aportó el Mando Económico de Canarias, con la condición que un representante fiscalizara y supervisara las obras. Aunque en el contrato se hacía hincapié en que el edificio había que terminarlo en seis meses, motivo por el que se establecieron tres turnos que trabajaban las 24 horas, no sería entregado al Ayuntamiento hasta 1943.
El proyecto de construcción fue realizado por el arquitecto Enrique Marrero Regalado y la dirección de la obra estuvo a cargo del arquitecto municipal Enrique Rumeu de Armas, siendo ejecutadas por la empresa Entrecanales y Távora.
El edificio que se levantó fue impactante, ya que su disposición le confiere una personalidad singular que constituye una seña de identidad de la Ciudad, motivo por el que fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC), con la categoría de monumento en 2004.
Desde el arco de entrada, de ocho metros de radio, hasta la torre de estilo neo-canario, todos los espacios giran en torno a la Plaza Mayor, de manera que los tres patios existentes, de grandes proporciones, se comunican por galerías apoyadas en arcadas, en la que se distribuyen los puestos de venta, destinados a carnes, pescados, frutas, verduras y mercaderías en general.
El acto de inauguración, celebrado el día 4 de enero de 1944, fue presidido por el capitán general Francisco García Escámez e Iniesta, acompañado del alcalde accidental Joaquín Amigó de Lara y las primeras autoridades civiles y militares de la provincia. Las instalaciones fueron bendecidas por el obispo de la Diócesis, fray Albino González Reigada.
El Mercado recibió el nombre de Nuestra Señora de África en recuerdo a la onomástica de la esposa del General Serrador, mientras que al puente se le denominó Serrador en honor al artífice de la obra, colocando cuatro efigies de león en sus extremos, en conmemoración de la gesta que había llevado a cabo en el Alto de los Leones, de la Sierra de Madrid.
En los alrededores del Mercado, el Ayuntamiento comenzó a derribar las casas que obstaculizaban la fachada principal, demolió las ciudadelas que existían en la fachada del naciente, pavimentó la nueva vía por la que se accedía a los frigoríficos, etc.
Al principio, como los puestos eran rotativos y eventuales, los vendedores no tenían un lugar fijo y muchas personas que venían a vender sus productos desde distintos puntos de la isla se instalaban en los alrededores.
El cupo de puestos comerciales se ampliaría en 1960, al utilizar el sótano que cumplía la misión de almacén. En el citado año, en el semisótano se instalarían las cámaras frigoríficas.
En la actualidad, en sus instalaciones, modernas y renovadas, además de los típicos establecimientos en los que podemos encontrar frutas, verduras, carnes, pescados, congelados, aves de corral, salazones, conservas, charcutería, panadería, pastelería, queserías, lácteos, pastas, flores frescas, especias, etc., también se puede disfrutar de una excelente oferta gastronómica con degustaciones gourmet, que hacen de este espacio un lugar de convivencia.
En el patio central están instalados varios quioscos que venden flores de temporada, dándole una bella y pintoresca imagen a la entrada del Mercado. En este lugar, dentro de una urna de metacrilato, se ha expuesto la maquinaria del primer reloj que estuvo instalado en la Torre del edificio desde 1943 a 2004, y que continúa funcionando de la misma manera que antaño, con un sistema motriz de pesas, con remonte eléctrico.
En la rambla anexa al Mercado existen 32 casetas en las que se ofertan artículos de bazar, menaje para el hogar, ropa, complementos, calzado, artesanía, libros, etc.
En la entrada al Mercado se exponen dos esculturas que simbolizan nuestras tradiciones: La Lechera, realizada por el escultor Guzmán Compañ Zamorano, y Homenaje al chicharrero, obra del tinerfeño Javier Murcia Trujillo.
La Cooperativa que, desde el 1 de julio de 1995, gestiona todos los negocios del Mercado, tanto en las demandas de los clientes como en las necesidades de los recoveros, ha logrado conseguir un elevado grado de calidad y excelencia, a la vez que han dinamizado sus instalaciones.
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