BARRIO A BARRIO | Anaga

El asfaltado de la vía de Anaga convierte cunetas en hoyos y cierra fincas a privados

Algunos residentes reclaman seguridad: creen que se ha estrechado la vía y peligran los peatones

Humberto Gonar

Humberto Gonar

En el día después de la reunión de los consejeros de Carreteras y del Medio Natural, Dámaso Arteaga y Blanca Pérez, respectivamente, en los que se comprometieron a ir de la mano de los vecinos de Anaga para identificar los puntos negros que deja el asfaltado de la vía de acceso al Parque Rural por La Laguna, uno de los dirigentes del lugar, Paco Barreto, acompaña a EL DÍA para conocer in situ las carencias que se denunciaron en la asamblea celebrada en el centro ciudadano de Las Mercedes.

El tramo que suscita la preocupación discurre entre Las Mercedes y el mirador de la Cruz del Carmen, donde se colocaron dos capas de asfalto. La vía, aún en obras –se prevé recibir el 21 de noviembre–, luce un empichado impecable y en la actualidad se procede a la colocación de biondas o vallas que acotan el ancho de la calzada, a falta de pintar la línea blanca que delimite los dos carriles.

Contenedores de bienvenida.

Junto a Paco Barreto, comienza el recorrido, partiendo desde la plaza de Las Mercedes, hasta adentrarse por la carretera insular y llegar a Casa Ramiro. Y para recibir al visitante, la colocación de las vallas ha obligado a cambiar los contenedores de sitio e instalarlos en una zona más visible. Dada la densidad de población en esa zona, las bolsas acabarán por acumularse por fuera de los recipientes en esta particular bienvenida al Parque Rural, se lamenta Barreto.

Parada de 'un solo uso' en Las Mercedes.

Parada de 'un solo uso' en Las Mercedes. / María Pisaca

Una parada para subir o bajar a la guagua.

A quince metros se ha habilitado una parada de Titsa. El espacio reservado solo permite acceder al vehículo o bajar de él. Siempre cabe la posibilidad de que el chófer primero pare, permita el acceso, cierre las puertas, avance unos metros, y de nuevo pare para que pueda bajar quien lo desee. Simultanear las dos acciones es misión imposible, salvo asumir el riesgo de quedarse en plena carretera, invadir el carril de subida con el riesgo de accidente.

Aparcamientos 'condenados' en Casa Domingo.

Aparcamientos 'condenados' en Casa Domingo. / María Pisaca

Aparcamientos trancados en Casa Domingo.

En dirección al interior de Anaga y una superada la Casa Ramiro, se llega a Casa Domingo. En el margen derecho, la instalación de vallas que impiden acceder a los aparcamientos de este restaurante, en detrimento de del personal y potenciales clientes. Con la instalación de las biondas, «si entra un coche, no puede salir otro», señala Paco Barreto.

La carretera de Anaga, en Santa Cruz de Tenerife, se llena de vallas

La carretera de Anaga, en Santa Cruz de Tenerife, se llena de vallas / María Pisaca Gámez. ELD

Sin sitio para caminar.

Este activista vecinal, que durante 37 años estuvo trabajando en la empresa del servicio de limpieza de La Laguna –llegó a tener a su cargo 62 trabajadores y una flota de vehículos–, lanza otra reflexión: ¿por dónde transita el visitante?

Desde Las Canteras al mirador de Lomo Alto –como los oriundos conocen a lo que ahora se publicita como mirador de Jardina– se han instalado las vallas al límite de la carretera insular, donde se acabó de asfaltar y sin margen alguno para caminar. De otra forma: el visitante se ve obligado a invadir la calzada. «Han colocado vallas al límite de la calzada para impedir a los coches aparcar en el arcén y ahora han conseguido estrechar la carretera y obligar al visitante o al vecino a invadir por la vía, con el consiguiente riesgo para su seguridad», advierte. 

La carretera de Anaga, en Santa Cruz de Tenerife, se llena de vallas

La carretera de Anaga, en Santa Cruz de Tenerife, se llena de vallas / María Pisaca Gámez. ELD

Cunetas imposibles de transitar.

La nueva configuración de las cunetas se extiende por buena parte del tramo comprendido entre Las Mercedes y el mirador del Carmen, si bien hay zonas, en particular en la parte baja, que permiten comparar cómo se ha cambiado la forma de canalización.

«Antes tenían una forma más redondeada y tenían menos altura, ahora las han hecho a filo, en forma de pico hacia abajo, lo que las hace intransitable. A eso se suma la colocación de las vallas que obligar al visitante o al vecino a transitar por la calzada con el consiguiente peligro para su integridad física».

La carretera de Anaga, en Santa Cruz de Tenerife, se llena de vallas

La carretera de Anaga, en Santa Cruz de Tenerife, se llena de vallas / María Pisaca Gámez. ELD

Hoyos y no cunetas.

Las cunetas se han transformado en hoyos por el asfaltado. Se han colocado dos capas, lo que ha elevado unos veinte centímetros la altura de la carretera. Donde antes había una cuneta hoy hay un hoyo. «Ya ha habido accidentes de vehículos que se han metido y no pueden salir», explica Paco Barreto.

Este dirigente vecinal, que a sus 69 años hace ocho que se jubiló, habla desde la experiencia como conductor de cubas. «Un día hice un favor al llevar agua a un vecino y ese día duró cinco años», el tiempo que estuvo al volante desarrollando esta labor, lo que le permite conocer la dificultad que supone transitar con una vía con las características de la carretera de Anaga.

En dirección a la Cruz del Carmen, Paco Barreto señala la propiedad de Roberto, el dueño del restaurante de la Cruz del Carmen, a quien le han cerrado el acceso a su finca desde la carretera justo donde hay una recta y, sin embargo, dejaron abierto el acceso en una curva con visibilidad reducida. ¿Qué peligro hay en la recta?, se pregunta Barreto.

De forma socarrona, el dirigente vecinal espeta: «Fíjate cómo han hecho la obra y no hay nadie detenido ni nada...». En una parada de diez minutos a la altura del mirado de Jardina, o Lomo Alto como prefieren los vecinos de Anaga, pasa media docena de vehículos de conservación de Carreteras del Cabildo de Tenerife. «Esto es un hervidero de estos coches», cuenta Paco; mitad reproche, mitad agradecimiento por el celo que demuestra la administración.

La cuneta de Fulgencio.

A diez metros del mirador de Jardina en dirección subida, a la derecho, el visitante avanza a pie con Paco Barreto de guía para conocer el hoyo que denunció el histórico dirigente vecinal de Casas de la Cumbre, Fulgencio Ramos.

En el margen derecho se ha hecho una tanqueta y se ha habilitado un tubo, escaso según los residentes, para canalizar el agua de lluvia hasta el otro lado de la vía. Esta canalización es insuficiente y está llamado a obstruirse con la propia vegetación del monte que corra con el agua de la lluvia.

Además de pedir un tubo de mayor capacidad, se preguntan por qué la canalización no se hizo hacia la parte más cerca de la curva y de paso se ganaba amplitud al giro a la altura del mirador de Jardina, mientras Barreto señala el rastro del agua que corrió días atrás cuando el caudal desbordó la canalización; por poca capacidad o por falta de limpieza, recrimina. «El vecino más torpe de Anaga no será ingeniero como los del Cabildo pero te sabe hacer esto en condiciones», incide con su particular humor. Y reitera la necesidad de tener limpias las vías y evitar que se tupan.

Ya lo dijo Demófilo Díaz Rojas, recordó Paco Barreto, quien reconoce el esfuerzo realizado por este cerrajero de Las Mercedes a quien atribuye el auge de Chinamada, caserío para el que consiguió que se le dotara de una pista y hasta de una ermita. «Le deberían dar su nombre a una calle».

La carretera de Anaga, en Santa Cruz de Tenerife, se llena de vallas

La carretera de Anaga, en Santa Cruz de Tenerife, se llena de vallas / María Pisaca Gámez. ELD

Apartaderos con escalones.

Antes de llegar a la Cruz del Carmen, Barreto muestra apartaderos, como el del Llano de Los Loros, que ahora incluyen un escalón que dificulta su acceso. Y no es una excepción, sino una constante a consecuencia de las dos capas de asfalto, sin dejar en el olvido las colas por los semáforos que regulan el paso de vehículos mientras se colocan más vallas en la vía.

A la altura de la Hije Cambada, Barreto señala la cuneta donde se hundió una guagua. «Aquí lo que tienen es poner entuyo, tierra de monte para igualar la altura e impedir esos socavones de veinte centímetros. Ahí entra tu coche y no sale más», se lamenta.

La carretera de Anaga, en Santa Cruz de Tenerife, se llena de vallas

La carretera de Anaga, en Santa Cruz de Tenerife, se llena de vallas / María Pisaca Gámez. ELD

No aparcan los coches, los botan.

De camino al mirador de Pico del Inglés, ya la Anaga chicharrera, se encuentran vehículos estacionados al margen de la carretera en las pocas zonas libres de vallas.

«Los turistas no aparcan sino botan los coches», cuenta Paco, que también hace responsable a los vecinos. «La culpa no la tienen solo los visitantes, sino también hay mucho residente que hace lo que quiere». En el mirador del Pico del Inglés, este activista entona el mea culpa: «aquí empezó a venir la Policía porque yo comencé a denunciar los robos a los turistas. Los visitantes dejaban el coche aquí –en el margen de la carretera– pensando que era el mirador y los dejaban abiertos sin darse cuenta para adentrarse al interior y había quien aprovechaba para robarles».

Parada en aparcamientos del restaurante de la Cruz del Carmen.

Otro de los puntos objeto de contrariedades es la parada para la guagua de Titsa que se ha habilitado donde antes había aparcamientos para clientes del restaurante de la Cruz del Carmen. «Con lo fácil que habría sido habilitar la parada más abajo, donde hay visibilidad, y encima no se daña al negocio», precisa Paco Barreto.

La carretera de Anaga, en Santa Cruz de Tenerife, se llena de vallas

La carretera de Anaga, en Santa Cruz de Tenerife, se llena de vallas / María Pisaca Gámez. ELD

El muro del molino de gofio.

Ya de regreso a Las Mercedes, Paco hace un alto junto al molino de gofio, donde acaba de llegar Merche, su propietaria. 

Junto a Miguel –un lagunero de San Lázaro que hace cuatro años se mudó a Las Mercedes para estar cerca de su familia–, muestra el muro de contención que suscitó otra de las polémicas en la asamblea vecinal del miércoles. Antes había una valla; ahora es una barrera de hormigón que a juicio de los vecinos ha estrechado la carretera, si bien la consejera del Medio Natural dijo que era un efecto óptico por el impacto del muro, argumento que apuntaló el responsable de Carreteras, que dijo incluso que se había desplazado el eje de la vía y se garantizaba el ancho.

Pero la explicación no convence a los habituales de la zona, que creen que la solución pasaba por haber construir el muro «un metro hacia dentro» y permitir el paso al transeúnte que ahora, sí o sí, invade la calzada.

Estas son algunas de las llagas que detectan los vecinos del tramo comprendido entre Las Canteras y la Cruz delCarmen que someterán a la opinión de los técnicos del Cabildo en busca de una solución.

Tracking Pixel Contents