El Ayuntamiento de Santa Cruz ha puesto fin este miércoles, 27 de septiembre, a las restricciones en el uso del agua para actividades no esenciales, como el lavado de coches o el llenado de piscinas. Estas medidas se establecieron el pasado mes de agosto, ante la necesidad de ahorrar agua, a raíz del incendio forestal que asoló la isla de Tenerife y que ocasionó daños en los canales Río Portezuelo y Trasvase Los Dornajos Baldíos (Aguamansa), que "afectaban de manera directa al suministro del Distrito Suroeste" de la capital.

El edil de Servicios Públicos, Carlos Tarife, del PP, resalta que estas restricciones se derogan "tras un largo período de trabajo" y tras garantizar el suministro de agua potable, "con normalidad", a toda la población del municipio. Tarife aprovecha para reconocer la solidaridad y el esfuerzo realizado por todos los vecinos durante este tiempo. "Momentos complicados para todos, de los que, sin duda, hemos salido reforzados". 

Hasta este miércoles estaba prohibido en todo el municipio, y concretamente, en el Distrito Suroeste, el llenado de piscinas públicas y privadas, la limpieza de vehículos en servicios de auto lavado y en domicilios, los baldeos de agua en patios y azoteas, y cualquier otra actividad no esencial que dificultara el abastecimiento de agua a toda la población.

El edil recuerda que, durante el incendio, Emmasa (Empresa Mixta de Aguas de Santa Cruz de Tenerife) ejecutó una obra de urgencia que "evitó realizar cortes de agua en el Suroeste del municipio", que consistió en conectar el sistema de suministro que procede de la desaladora de la capital con el de este distrito, mediante la colocación de dos tuberías de 2,5 kilómetros de longitud que llevan el agua desde Las Moraditas hasta el Suroeste, a través de la TF-2.

Con respeto a las labores de extinción del incendio, Tarife aprovecha para destacar que el área de Servicios Públicos del Ayuntamiento de Santa Cruz aportó cinco cubas de agua para llenar los depósitos del Observatorio de Izaña, lugar desde donde los helicópteros que se encargaban de las labores de extinción del fuego cargaban agua, y una cuba al centro penitenciario Tenerife II, recinto que también se vio afectado por el incendio.