BARRIO A BARRIO | Anaga

El Suculum teme que los escombros de la nueva carretera caigan sobre sus casas

Los vecinos reprueban el acceso a la zona alta del barrio por estrecho, inconcluso y pocos aparcamientos

Guada González muetra la montaña de escombros que dejaron de la obra del acceso a la parte alta de El Suculum y que amenaza a las casas de tres familias.

Guada González muetra la montaña de escombros que dejaron de la obra del acceso a la parte alta de El Suculum y que amenaza a las casas de tres familias. / María Pisaca

Humberto Gonar

Humberto Gonar

El 1 de marzo de 2023 queda en la memoria de José Francisco Rodríguez Brito porque coincidió con la finalización de la obra de la carretera de acceso al barrio de El Suculum –una demanda histórica de este núcleo que se levanta sobre San Andrés– y su llegada a la presidencia de la Asociación de Vecinos Los Pedacillos en sustitución de José Ángel Rojas, después de trece años como miembro de la junta directiva.

Fue el final de una vieja demanda que se hacía realidad y, a la vez, el inicio de una lucha vecinal por conseguir que los trabajos se culminen de forma óptima, a su entender y de muchos residentes en este núcleo del Distrito de Anaga. Es el caso también de Guada González, vecina de la zona, que lleva al visitante a la parte alta de la zona, donde acaba la carretera. 

Cuatro son los argumentos que esgrimen los vecinos de El Suculum para evidenciar que las ilusiones de tener una carretera a la parte alta del núcleo hacen agua. En su opinión, ha sido una oportunidad perdida para hacer una vía con el ancho suficiente para absorber el tráfico en doble sentido, como se trazó y se despreció los terrenos municipales colindantes que permitían una calzada mayor. No solo no permite el tránsito de dos vehículos a la vez sino que a la parte alta tampoco acceden camiones del servicio de la basura; al menos de momento.

El nuevo presidente de la asociación Los Pedacillos reclama el asfaltado de calles que siguen en tierra

Otro de los motivos de las críticas de los vecinos es que se permitió la oportunidad de hacer una vía de circunvalación en El Suculum y conectar este nuevo acceso por la parte alta con la zona del barranquillo, y se remató la nueva vía con un viradero.«Si quería mejorar la movilidad en el barrio, se tenía que haber hecho, pero lo acabaron ahí y ni siquiera construyeron la plaza anexa con unos banquitos que se había dicho», se lamentan tanto Guada como Fran.

Los residente cuestionan por qué se varió el trazado original que había por la carretera de tierra. Celebran el acuerdo con los propietarios, que se invirtieran los 700.000 euros, pero no entienden esa variación que llevó a alterar el acceso a la zona de las antenas que se localizan en la parte alta de El Suculum, hasta el punto de que después de que se comunicara este contratiempo, se cambio la pintura horizontal para garantizar el acceso, pero el pretil de la acera se mantiene en la actualidad. A esto suman también que se anunció la creación de aparcamientos, el eterno problema del barrio, y en la nueva zona solo se habilitó una quincena de estacionamiento.

La principal preocupación

Pero lo que llena de temores a los vecinos es la montaña de escombros que se formó junto a la carretera de El Suculum, por la parte alta. «Ni una bolsa de escombros se llevaron, sino que los dejaron todos ahí», se lamenta Guada, mientras guía al visitante por una angosta vereda, sorteada entre placas de piedras colocadas por la familia de la vecina de una vivienda que hace temer el día que requiera asistencia por movilidad.

Ya en la trasera de la calle Nila Guada muestra la montaña de escombros que se localiza entre la parte alta de la nueva carretera y las viviendas de tres familias, entre las que se encuentra la suya. Para su ‘tranquilidad’, el día que fueron a inaugurar la obra, Guada estaba en la azotea y vio a las autoridades y técnicos, y le advirtió si iban a dejar así la zona. Además de recordarle la inversión, 700.000 euros, le garantizaron que se colocarían vallas.Dicho y hecho; se instalaron unas vallas que, como dice Guada,«menos mal que ya no llueve como antes», porque se trata del material que se utiliza para el cerramiento de solares, pero no garantiza estabilidad. «Ahí pusieron también unas piedras que dijeron que era para contener los escombros y alguna ya ha acabado rodando a una casa», muestra el presidente de la asociación.

La asociación vecinal lamentan que no se asfaltaran todas las calles.

La asociación vecinal lamentan que no se asfaltaran todas las calles. / María Pisaca

La asociación de vecinos se lamenta porque una obra tan ansiada haya acabado de esta forma y, lo que temen, es que ahora deban emprender otra lucha para hacer oír sus demandas.«Se tardó casi 40 años para que hicieran la carretera; vamos a ver cuánto tiempo transcurrirá ahora», se temen.

Más allá de las demandas que hacen para que se remate la carretera y se retiren los escombros, el dirigente vecinal hace un repaso por la carencia de los servicios básicos de ElSuculum, domo ocurre con la limpieza, el alcantarillado, la necesidad de renovación del parque infantil o los jardines.

Nacido en el barrio en septiembre de 1997, Fran recuerda que el jardín infantil primero fue de tierra, luego pusieron picón y desde hace quince año colocaron caucho. Y hasta la fecha no se ha mejorado. Pero se consuela cuando se refiere a la limpieza. «Estas calles están así gracias a que los vecinos las baldean», y pone de ejemplo a su propia abuela, mientras asegura que las hiervas que entre las baldosas no se atreven a retirarlas porque acaban por levantar la calle, porque «están hundidas».

Acceso a una vivienda de El Suculum.

Acceso a una vivienda de El Suculum. / María Pisaca

«Aquí viven unos seiscientos vecinos y el principal problema de movilidad es la carencia de aparcamientos; perdieron la oportunidad de unir la carretera nueva de la parte alta con los bajos», se lamenta, mientras muestra las calles de escalones que dan configuración al barrio, lo que va en detrimento muchos mayores y personas con falta de movilidad que acaban atrapadas en sus casas. Aunque sabe que no depende del ayuntamiento, lamenta la carencia de un consultorio médico –y apunta la posibilidad de haberlo habilitado en el olvidado Infobox–, o una tienda que garantice el diario.«Para cualquier cosa tenemos que ir a comprar a San Andrés», precisa.

También se refiere a las copas de los árboles, entre las que pasan los cables de la luz, con el consiguiente riesgo en caso de un corte circuito, o con el asfaltado. «Aquí hay calles aún en tierra, como Merino,Elba o La Barca. Pusieron una capa de rodadura y se pararon a la entrada del barrio, donde están los contenedores, que además los cambiaron de lado».

No es lo único. Resulta curioso que hay una marquesina para la guagua, pero el transporte público deja a los vecinos en el paso de peatones, a unos veinte metros, o en la curva de acceso, cuando va de Igueste a Santa Cruz. Eso en verano y también en invierno, cuando se refugian en la marquesina hasta que viene la guagua y tienen que cruzar la carretera.

El nuevo presidente de El Suculum, José Francisco Rodríguez.

El nuevo presidente de El Suculum, José Francisco Rodríguez. / María Pisaca

También lamentan los accesos a algunas casas, que se hacen por veredas, o la demanda de unos pivotes en la esquina de la calle que se localiza por la parte baja de Nila; incluso el asfaltado de esta calle, la más antigua de ElSuculum, y que podría ser otra de las claves para dar accesibilidad en el barrio que está estrangulado por la falta de movilidad.

Fran recuerda también que desde hace dieciocho años están a la espera de la cesión del local para la asociación vecinal. El primero, titularidad del colectivo, está alquilado a un gimnasio; ahora están en el antiguo tanatorio de la iglesia, cedido por el Obispado mientras esperan que el ayuntamiento le entregue la esperada sede hace casi dos décadas. El presidente vecinal también se refiere al alcantarillo. Junto al antiguo se instaló uno nuevo que en algunos tramos, asegura Fran, no se conectó el uno con el otro, provocando incluso en la actualidad filtraciones. Los vecinos piden tener los mismos derechos que aquellos que viven en el centro de Santa Cruz.

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