Travesía con música por Anaga

El Cabildo de Tenerife acaba de reeditar una guía de Anaga que revisa, renueva y amplía la primera que se hizo hace 22 años

Fotografía del caserío de Taborno.

Fotografía del caserío de Taborno. / Carsten W. Lauritsen

Humberto Gonar

Humberto Gonar

Travesía por Anaga. Así se titula la guía del patrimonio que desde su primera publicación, en 2001, hasta la actualidad se ha adaptado a la transición del Parque Rural de Anaga, un espacio que desde el 9 de junio de 2015 se integra en la Reserva de la Biosfera. Una publicación para recrearse en el Macizo.

Un día en Anaga es una sucesión de imágenes, de olores y sonidos, de sensaciones... Así arranca la guía revisada, renovada y ampliada que acaba de reeditar de la primera edición que se publicó en 2001 sobre el Parque Rural de Anaga que desde el 9 de junio de 2015 se integra en la Reserva de la Biosfera, declaración de la Unesco de la que se conmemora dentro de unos días ocho años.

«Anaga es un lugar con alma, un espacio que no deja indiferente al visitante y en el que sus habitantes cimentan profundas raíces. Anaga se deja oír, oler, saborear, palma, se deja sentir, porque las emociones más sublimes pueden aflorar en Anaga». Define así al Macizo la directora de la Reserva de la Biosfera Pilar Martín Peinado, que antes fue la responsable del Parque Rural, en la publicación que acaba de reeditar el Cabildo de Tenerife en una actualización que realiza precisamente la misma autora de la primera edición, hace 22 años, Mária Mengual. La revisión no solo actualiza la extensión, fruto de la ampliación de Parque Rural a Reserva, lo que se traduce en la incorporación de Tegueste, entre otras joyas, sino también en el rico patrimonio histórico, con perlas que consiguen trasladar desde el papel la vida y la tradición, el peso que significa Anaga en forma de vídeos o actuaciones incluso de Los Sabandeños o el grupo musical Paiba que toman vida al leer el código QR con el móvil, lo que facilita este paseo por las tradiciones, las fiestas populares, la gastronomía, la artesanía y hasta sus dichos, cuentos, refranes, leyendas...

A modo de legado de lo que han sido estos cuatro años como consejera del área de Gestión del Medio Natural y Seguridad del Cabildo de Tenerife, Isabel García –que no optó a la reelección en las filas del PSOE como miembro de la próxima Corporación Insular–, hace constar en la presentación de la guía actualizada que «se trata de una publicación entrañable, de lectura sencilla, cercana, amena y sin muchos tecnicismos», que «acerca al lector a la realidad de un territorio con una naturaleza y una cultura de enorme valor», que permite adentrar al lector «en un mundo de vivencias y sensaciones, a la vez que le guiará por un inolvidable viaje a través del espacio y del tiempo».

Travesía con música por Anaga

Mária Mengual, quien ha dedicado veinticinco años a la comunicación ambiental y divulgación del patrimonio. / Humberto Gonar

Isabel García concluye: «Anaga es patrimonio de toda la gente de Tenerife y de Canarias, cuidar el macizo, conocerlo, preservar sus ecosistemas y promover una relación positiva entre las personas y la naturaleza es el objetivo de esta área de Gestión Natural».

Antes de desgranar los atractivos de la segunda versión de Travesía por Anaga, su autora, Mária Mengual hace partícipe del resultado final de la publicación al personal técnico de la Reserva del Macizo de Anaga, del Centro de Visitantes de Anaga y, en particular, a Ruymán Izquierdo. «Fueron muchas las personas y entidades que colaboraron para que la primera edición, allá por 2001, viera la luz: el Museo de la Naturaleza y Arqueología, el Museo Etnográfico de la Casa de Carta, la profesora de Historia Constanza Negrín, el colectivo de las Escuelas Rurales y las diversas asociaciones vecinales de Anaga».

Anaga se deja oír, oler, saborear, sentir... como un lugar donde afloran las emociones más sublimes

En la segunda edición, Mária Mengual suma los agradecimientos a los grupos folclóricos Paiba y Los Sabandeños por aportar complementos sonoros a la guía, a Fernando García-Ramos por su poema sobre Anaga, a la quesería La Florida por su amable recibimiento y a cada vecinos del macizo, por seguir creando y conservando Anaga», hace constar.

Cómo es la guía

La publicación se divide en seis secciones, partiendo por un día en la Reserva de la Biosfera del Macizo de Anaga, que logra transmitir sensaciones desde el papel, con su amanecer, los quehaceres de cada mañana, el mediodía que marca el tiempo, las tardes y el final de la jornada, con un lujo de fotografías de un escenario natural que concluye incluye con la noche. Anaga es «un cofre lleno de tesoros de vida», algunos únicos en el mundo; «un regalo para los sentidos y el espíritu» que logran «desenterrar del papel» a Anaga. «Una Isla dentro de otra». Con peculiares características e identidad propia.

Entre lomas y vaguadas se descubre una leyenda de amor o el linaje guanche de San Andrés

A partir de ahí, cuatro escenas: la naturaleza, la cultura, la Reserva de la Biosfera, rincón a rincón, y otra exaltación de Anaga desde sus panorámicas, desde la trama más engorrosa, como puede ser la interpretación administrativa a través de la figura de la Reserva de la Biosfera y de la Red Canaria de Espacios Naturales Protegidos o la Red Natura 2000, a los nueve Bienes de Interés Cultural de Anaga, algo más tangible para el visitante. Es el caso del casco de Tegueste, la Zona Arqueológica Barranco Agua de Dios, La Librea de Tegueste, la Iglesia de Nuestra Señora de las Nueves, la Ermita de Santa Catalina, Hacienda de Las Palmas de Anaga, Castillo de San Andrés, Muelles, almacenes, varaderos, puente y plaza de Valleseco y el Castillo de Paso Alto.

En esta guía actualiza se incorpora elementos fundamentales de la Reserva, como el área de influencia marítima que no se contemplaba en el Parque Rural y pone los pies en el terreno, para poner en valor el bosque de laurisilva o el peso que juega en este enclave Taganana. También escruta los pliegues del Macizo, para ahondar en Los Cuchilletes, o el Arco de Taganana, en la diferencia de altitudes, relieve y clima que se traducen en otra diversidad de vida en Anaga.

En su flora y fauna. En los barrancos, «santuarios de vida» y en ese encuentro con la era terciaria entre lomas y vaguadas, alimentando el lado cultural hasta con una leyenda de amor, el linaje guanche de San Andrés, o la red de atalayas y la arquitectura que floreció entre piedras con señas de identidad como la calle San Antonio, en Taganana; el Pajar de Tamadiste, el Roque Alonso, la Casa de Los Zamoranos, en Tegueste; el Faro de Anaga, el Calvario de la Placeta, en Tegueste; la Ermita de San Juan, en Taborno o joyas del arte como el Tríptico de la Adoración de los Reyes, realizado en Flandes y custodiado en Taganana entre los tesoros del Flachat. Es una guía que se adentran en el lado más tropical, como el que se cultiva en Igueste San Andrés, al encuentro del esqueleto de Anaga, pilar ancestral de generaciones.

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