BARRIO A BARRIO | Anaga

Veinte familias piden una carretera en La Portada para sortear doscientos escalones

Hace 50 años dejaron Los Valles en busca de un colegio cercano en María Jiménez para sus hijos

Nieve sortea los doscientos escalones que encierran a los vecinos de La Portada.

Nieve sortea los doscientos escalones que encierran a los vecinos de La Portada. / Andrés Gutiérrez

Humberto Gonar

Humberto Gonar

Doscientos escalones separan al barrio de La Portada del otro Santa Cruz, un límite que marca la calle Tomas Edison –tal y como figura en el rótulo–, junto al viradero donde acaba la calle. Y sin embargo, a juicio de los vecinos, la solución para acercar el corazón de la capital a este núcleo pasa por el trazado de una carretera por la trasera de Benjamín Franklin.

María Nieves fija la cita: trasera del campo de fútbol de María Jiménez y «aparca por donde pueda». A partir de ahí, doscientos escalones. A la entrada, saliendo de su vivienda, Loli, que con un grito activa el portero y avisa a Nieves de la llegada de la visita. «Pon ahí que yo soy la incrédula», admite, cansada de promesas incumplidas.«Cada vez que vienen las elecciones por aquí pasan todos para prometernos la carretera».

Con parsimonia, escalón a escalón, Nieves se alonga e invita a ascender al otro Santa Cruz donde, en un rellano de unos treinta metros cuadrados, esperan cuatro vecinas. «Aquí nos reunimos por las tardes», señala para explicar la presencia de unas sillas; en realidad este espacio tanto sirve para tertulias como de polideportivo para los pequeños del barrio.

Juana Sosa, que el pasado 27 de mayo celebró su 77 aniversario, recuerda que dejó su Valle del Crispín para establecerse en La Portada hace más de cincuenta años, recuerda que fijó su domicilio con el esfuerzo realizado con su esposo, Domingo Ramos, quien los ahorros y esfuerzos familiares para levantar la casa, mientras ella trabajó como asistenta de hogar con la familia Picar Capote y Javier de Loño. «Yo soy natural de Almáciga, hasta que me casé con 23 años y nos establecidos en Valle Crispín; luego venimos a La Portada por la cercanía del colegio para los tres niños».

Juana, madre de Nieves, pone precio al vivir en esta zona de María Jiménez: «tenemos que pagar para que nos suban la botella de butano o también para que nos traigan la compra. Incluso hay supermercado que no lo sirven». Y reitera: «si la botella de butano cuesta 18 años, pagamos otros cinco euros por que la suban, y el dinerito que damos nosotros».

Juana recuerda que se estableció cuando no existía escalera, sino el acceso era de tierra. «Hace más de treinta año que se arregló cuando pusieron en agua y la luz». 

A la conversación se suma Antonia García Hernández, que como ella misma asegura lleva toda la vida en La Portada. Nacida y criada en Valle Grande, en la Casa del Cabo, hace más de medio siglo se estableció en esta zona también para facilitar que sus tres hijos pudieran ir al cercano colegio de Rafael Gaviño del Bosque.

La representación de Los Valles se completa con Laurencia, de Valle Crispín, que en la conversación con sus vecinas recuerda la odisea que tuvo que pasar Juana cuando sufrió covid y tuvo que ir al hospital. «O el día que falleció una chica de 43 años de aquí encima que, tras una dura enfermedad, tuvieron que venir los bomberos para sacarlas casi a rastras en un cacharro de lata», cuentan en referencia del artilugio utilizado en operaciones propias de rescate.

«Estos era un gran terreno que era propiedad de Agustín Déniz, como la montaña que está enfrente. Luego lo fue vendiendo» por una media de 6.000 pesetas de hace unos cincuenta años. 

Los vecinos recuerdan los sacrificios y hasta las caídas de las que son testigos algunos de los escalones de La Portada, por los que se cayó la propia Juana cuando cargaba una botella de butano... 

Laurencia lleva también en La Portada desde hace más de medio siglo.En su caso, procede de Valle Brosque.«Por allí colocaban un soporte para traer los materiales, pero otras veces lo teníamos que cargar a la cabeza». Todas se muestran convencidas de que es posible la carretera. «Es lo que nos han dicho los técnicos cada vez que vienen los políticos, pero siempre es la misma historia», para lamentar que «pagamos la misma contribución o basura que el resto de los vecinos de Santa Cruz pero no recibimos los mismos derechos». Añaden otro ejemplo. «Pasa lo mismo con la guagua pequeña que va a Valle Brosque; pero para llegar aquí nos quedamos abajo (en María Jiménez) y subimos caminando». La Portada pide una carretera más allá de las elecciones. Cuestión de vida.

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