Moise González: «Sueño con que la gente en silla de ruedas salga a la calle»

El cantante, músico y productor Moise González sufrió el miércoles, 29 de marzo, una caída en un sendero próximo a la piscina municipal y el ambulatorio de Añaza que le provocó fracturas por tres partes del húmero derecho, después de la agonía que pasó durante más de quince minutos en los que permaneció tirado entre piedras y vegetación sin poder moverse por la discapacidad que padece a consecuencia de una distrofia muscular, lo que le limita hasta el giro de su cabeza.

Sus gritos de socorro permitieron que unos operarios atendieran su llamada de auxilio. Sobre la marcha se requirió al personal del centro de salud de Añaza, que lo traslado hasta las dependencias sanitarias y, desde allí, hasta el Hospital Universitario de Canarias, donde estuvo durante las doce horas que duraron las pruebas de scanner y radiografía hasta que fue diagnosticado y recomendarle que se fuera a casa, tras desaconsejarse la intervención quirúrgica por el riesgo que entraña, en su caso, la recuperación de la anestesia y aprovechando que el hombro, aunque fracturado por tres partes, no quedó desplazado.

A ritmo de son ante la adversidad

El cantante Moi González sufre un accidente en una acera ‘mal construida’

La caída de Moise permite descubrir la historia humana de este niño amante del deporte, en especial del baloncesto, al que a sus 18 años diagnosticaron una enfermedad degenerativa que, poco a poco, le ha llevado a depender de una silla de rueda. Nacido en Santa Cruz de Tenerife en 1972, ya con ocho años tocaba las congas con su padre, un enamorado del cuatro. Con una amplia trayectoria musical, su atrofia muscular le apartó de los escenarios como percusionista en 2010, cuando coprotagonizó con La India su último gran concierto. En 2011 sufrió un accidente doméstico en el que se partió la tibia y el peroné, cuya principal consecuencia fue que pasó a depender de la silla de ruedas, porque dejó de caminar. Tenía 36 años.

Espero por una residencia que será mi segunda casa y seguiré haciendo música

Desde entonces, Moise ha tramitado el reconocimiento de la dependencia, que se ha tornado en un camino tan tortuoso como el sendero por el que cayó hace tres semanas, sin posibilidad de frenar su silla de ruedas eléctrica.

Fue en 2014 cuando le reconocieron su grado dos. La comunicación la retiró después de un año después de reclamaciones; luego solicitaría la revisión, para obtener un grado tres que le garantice más servicios, dado que en la actualidad recibe la atención en casa de sus octogenarios padres y la fundamental ayuda de su hijo mayor, que tiene que alternar el trabajo y el cuidado de su progenitor.

Siempre elevo la voz por una ciudad accesible con transporte público adaptado

En esta larga espera, y después de la pandemia, Moise acudió al Diputado del Común, Rafael Yanes, cuya implicación ha sido la que ha logrado que, hace dos meses y con el ultimátum dado por la Diputación, recibiera la visita de la trabajadora social, quien reconoce ya su grado tres e incorpora a este músico y productor a una lista de espera por una plaza en el único centro especializado para personas con movilidad reducida que se localiza en El Sauzal. «Será mi segunda casa y, cuando ya esté establecido allí, quiero continuar con mi actividad profesional, que alternaré con la atención que preciso», cuenta Moise González.

Ejemplo de superación

Sus inicios musicales están íntimamente vinculados al Carnaval. De hecho, su abuelo, Pepe González Fariña, fue el fundador de la murga Harry Trankos; además de proceder de una archiconocida familia vinculada a la fiesta, caso de sus primos Tano, Suso y Remigio Mujica. Ya con 8 años, Moise tocaba las congas y con 13 salía en la agrupación musical Caña Dulce, para luego constituir la Orquesta Ensalada e incorporarse, en 1992, como percusionista de la Orquesta Guayaba, con la que publicó el disco A ver si me entiendes, que supuso el despegue a nivel nacional, con una gira por la Península.

Más de un centenar de discos avalan su trayectoria, ya que ha colaborado con artistas que van desde Mayelin a Chago Melián o José Manuel Ramos, para tocar con La Sabrosa, Maquinaria, siempre música cubana y salsa, hasta que en el año 2000 funda su formación musical, Son Iyá –que significa madre del son–, convirtiéndose en el timbalero y líder de una banda que arropó a los mayores artistas que venían sin orquesta, como Tito Nieves, Jerry Rivera, Luisito Carrión, Ray Sepúlveda, José Alberto El Canario, Paquito Guzmán, Andy Montañez, Adalberto Santiago, Servando y Florentino, Luis Enrique, Roberto Torres, Tony Olivencia, Tito Allen, Adalberto Santiago, Hansel, Luisito Carrión... «La época dorada fue de 2000 a 2010», sentencia con emoción y brillo en los ojos cuando rememora su último gran concierto con La India, en el pabellón Santiago Martín, y con el orgullo de haber tocado con lo más granado de la música internacional hasta que deja de caminar en 2008 y reorientar su modelo de vida.

Reivindicación desde la música

Pero la atrofia muscular ha limitado su movilidad hasta el punto, ahora con la caída, de extremar su dependencia, pero en él alimenta, aún más si cabe, su inquietud por seguir componiendo canciones y utilizar la música como altavoz para lanzar un mensaje y abundar en la concienciación en aras de conseguir un mundo más universal e igualitario. Pero no desde la lástima, sino desde el talento. Eso sí, garantizando la inclusión para todos, desde la que poder fijar la igualdad de condiciones para disfrutar de la calidad de vida y el desarrollo de la actividad laboral.

Entre las experiencias desarrolladas en los últimos años por Moise, el Concierto Diverso, de Fabiola Socas y Ruymán, que se desarrolló en el Teatro Leal. Su objetivo es que muchas de las personas que están en silla de ruedas se atrevan a salir a la calle, dice en un brindis por la vida.

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