Santa Cruz de Tenerife acapara la mayor explosión de ocio de Tenerife

Del puente –a elegir porque la ciudad tiene muchos– a la Alameda (del Duque de Santa Elena, aunque no hace falta apellido). La letra de Chabuca Granda, inmortalizada por la voz acariciante de María Dolores Pradera, viene como anillo al dedo para describir una nueva edición, la decimocuarta ya, de Plenilunio. Al solajero, aunque con menos calor que en días anteriores. La fiesta de los sentidos llena Santa Cruz de Tenerife durante tres días –el viernes, ayer y hoy– de olores, sabores, productos vintage –ideales para el tacto– gente que mira o la miran y música, mucha música, para deleite del oído.

La capital tinerfeña se viste de gala para ofrecer lo que tiene y lo que no tiene, pero es capaz de mostrar en tiempo récord. Actividades y ofertas para satisfacer gustos y edades de los miles de personas, nativos y foráneos (varios cruceros en el puerto llenan de guiris y de turismo nacional las calles del centro) que responden a la llamada de la novelería, característica de la gente por estas tierras.

La ciudad se llena poco a poco y el ambiente sube con las horas. Lástima de alguna actitud inadecuada. Por ejemplo, las guaguas no dan abasto. Entre Plenilunio, la gratuidad del transporte, las mismas frecuencias de paso de cada sábado (error) y el estrés incomprensible de algunos chóferes,

En casi veinte emplazamientos (17) hay espacio para todo y para todos. La música aparece en cualquier rincón con fanfarrias al más puro estilo Nueva Orleans, pero su eje tiene sede fija: la plaza de la Candelaria. El año pasado con Seguridad Social, el viernes con Café Quijano y ayer con Revólver. Abarrotada estaba la plaza en todos los conciertos.

Talleres y mercadillos llenan la ciudad. Para los niños -y sus papás- hay una parada obligatoria en la plaza del Príncipe. Origina colas una hora antes de que abran en los castillos hinchables. Muchos pequeñitos como Greta que da sus primeros pasos. Quiere conocerlo todo y sus papás, Juan y Bea, tienen que estar atentos por si da un tropezón. Como la vida misma. Por ahí anda un ilusionado y feliz Javier Caraballero, director artístico, tras su confirmación en la lista de Coalición Canaria al Ayuntamiento de su ciudad como nacido en El Draguillo que es. Y a mucha honra.

Hay ofertas para todos los gustos y edades: desde lo ‘vintage’ y ‘retro’ a la ropa o la comida

Allí inaugura oficialmente la jornada al mediodía el alcalde, José Manuel Bermúdez. En un acto sencillo. Invita a visitar Santa Cruz de Almeyda a la Recova y de la avenida de Anaga al parque García Sanabria. Llama a pasarlo bien a los chicharreros y a sus visitantes en una ciudad viva. Desea a todos «un gran Plenilunio en el corazón de Tenerife, Santa Cruz». Alfonso Cabello, concejal de la Sociedad de Desarrollo, reconoce mientras espera a Mickey Mouse que al final llega a tiempo desde París; «Si sigo en esto es por días como este».

La ropa y los productos vintage se muestran casi en cada rincón de la capital chicharrera. Las tiendas tienen bastante más actividad que otros sábados, Abbas Moujir, de la asociación comercial Fauca, sentencia: «Estas acciones son claves para el sector. Se ve mucha gente en la calle, un gran reclamo de ciudad dinámica y abierta».

Estefanía Hernández, presidenta de la Cooperativa de La Recova, augura una tarde «con degustaciones y mucha música» en el Mercado Nuestra Señora de África.

Lo retro se concentra en la explanada de la avenida de Anaga gracias a la asociación Fabricando Nostalgia. Entre discos de vinilo y reproducciones de vehículos que marcaron a varias generaciones como el coche fantástico; Herbie, el volante loco, aquel Volkswagen escarabajo que hoy pasa la ITV de milagro, o la tartana con ruedas de los míticos Cazafantasmas.

La gastronomía tiene un templo en cada Plenilunio: el parque García Sanabria. Lleno todo el día, pero empetado a la hora de comer. Con distintos espacios, De los autobares, que los finos llaman food truck, a los puestos fijos de cerveza artesanal. Llevan su curro, pero a 4 euros la caña hay que pensárselo aunque Ruymán las tire tan bien que la semana que viene se va a Inglaterra a eso. Un profesional. Cristo, Dj por vocación, ameniza el ratito.

Un momento para asomarse la cultura. Entre las fantásticas recreaciones del Museo de Almeyda con la Gesta del 25 de Julio o la II Guerra Mundial como marco, a la Casa del Carnaval y su muestra de la fiesta de la máscara. La gran novedad este año es el Palacio de Carta abierto. La joya de la corona. Simplemente espectacular. Sin más comentarios. Pasen y vean.

El Palacio de Carta, reabierto por fin hace unos días, es una de las grandes novedades positivas

No falta el deporte en la avenida Marítima donde, sobre todo los jóvenes, disfrutan de las acrobacias en bici o de la calistenia. Sin olvidar la fiesta de la cerveza en la Alameda del Duque de Santa Elena.

Actividades, ganas de fiesta y un clima ideal, con menos calor que otros días. Más sol que plenilunio, aunque el tenderete siga hasta las dos de la mañana.

Mireya García y David González son jóvenes y vienen de Madrid para pasar el fin de semana. Mireya expresa que «nada más aterrizar encontrarte este ambiente da una sensación increíble, como de estar de vuelta en casa». David asegura que estos eventos ayudan al comercio local, «pues en él puedes descubrir grandes cosas».

Mercedes Hernández, sesentera, asegura que Plenilunio «da mucha vida a la ciudad». Apunta que es importante para las personas. «Pasear por el parque García Sanabria en días como este da mucha alegría, ya que te contagia la felicidad de la gente».

José y Nélida son dos felices abuelos que llegan al centro con su nieto Leandro, de tres añitos, tan pequeño como hablador. Todo le llama la atención mientras la guagua recorre la ciudad. Es Carnaval dice mientras imita –muy bien– las coreografías de Michael Jackson. No anda descaminado. Se bajan en El Pilar dispuestos a pasar un buen día. Es Plenilunio a la luz del sol.