Historia | Patrimonio histórico portuario III

La Farola del Mar

La Farola del Mar del Puerto de Santa Cruz de Tenerife.

La Farola del Mar del Puerto de Santa Cruz de Tenerife. / El Día

José Manuel Ledesma Alonso

La Farola del Mar que se encuentra en el Muelle de Enlace del Puerto de Santa Cruz de Tenerife. Fue el primer faro de orientación que entró en funcionamiento en el Archipiélago, en 1863, siendo instalada en el codillo del dique Muelle Sur, entre la segunda y la tercera alineación.

Muelle de carbón del Puerto de Santa Cruz con la Farola del Mar. | | E.D.

Muelle de carbón del Puerto de Santa Cruz con la Farola del Mar. | | E.D. / José Manuel Ledesma Alonso

Era considerada por los marinos como punto de referencia, pues fue instalada cuatro años antes de que se estableciera el Primer Plan de Construcción de Faros de Canarias.

La linterna, la óptica, la cámara de servicio y la maquinaria, realizadas en París por Henry Lepaute, llegaron al Puerto de Santa Cruz de Tenerife en mayo de 1862. Una vez ensamblados todos sus elementos, se encendió por primera vez el 31 de diciembre de 1863.

La torre de la Farola, construida por una estructura de madera de forma hexagonal, ribetes de alminar y color aplomado claro, está acoplada a un poste central en el que una escalera de caracol permitía el acceso del torrero hasta la óptica. La puerta de entrada y una pequeña ventana están ubicadas en el lado de tierra.

La torre, elevada 6,3 metros sobre el terreno, situaba su luz a 10,5 metros por encima del nivel del mar. La linterna tiene a su alrededor una sencilla balconada que permite rodearla.

La óptica, situada en lo alto de la torre y protegida por una linterna de forma octogonal de 1,60 metros de diámetro y una altura acristalada de 1,10 metros, está formada por ocho anillos catadióptricos en su parte superior e inferior y por paneles dióptricos en su parte central.

La óptica emitía un relámpago de luz blanca, fija, fuerte y rápida que, en circunstancias favorables, alcanzaba nueve millas náuticas, produciendo un destello de luz intermitente de 1,5 segundos de duración, cada tres segundos de oscuridad. El arco de horizonte de mar que iluminaba correspondía a un círculo completo de 360 grados.

El techo de la óptica está cubierto por una cúpula y un cupulino, realizados en bronce claro. En lo alto del cupulino tiene instalada una veleta, la rosa de los vientos y un pararrayos para evitar su destrucción por la electricidad que desprenden las tormentas.

Los primeros combustibles utilizados para encender su lámpara de mecha cilíndrica de algodón (lámpara Maris), rodeada por un tubo de cristal, fue el aceite de oliva prensada en frío; luego, al dotarla de un mechero de petróleo, se emplearía una lámpara especial con varias mechas que le producían una mayor potencia luminosa. También se experimentaría con combustible gaseoso, pero, debido a su peligrosidad en el transporte, se sustituyó por acetileno. Con la llegada de la energía eléctrica a Santa Cruz de Tenerife (1897) se le dotó de un mecanismo con el que se obtenían centelleos de color rojo y alcance de ocho millas, aunque al año siguiente volvería a su iluminación original al comprobarse que no era visible desde el mar, debido al fondo luminoso de la ciudad.

En sus cercanías se construyó la casa habitación del torrero de la Farola, siendo don Enrique Calderón, funcionario del cuerpo de torreros, el primero que tuvo este cometido.

Cambios de ubicación

Las reformas y ampliación llevadas a cabo en el Puerto de Santa Cruz de Tenerife durante estos 160 años han dado lugar a que La Farola haya tenido que cambiar cuatro veces de lugar.

La primera fue en 1954, cuando una orden ministerial mandaba a su retirada definitiva. Entonces, Radio Club Tenerife lanzó un llamamiento a la ciudadanía para que en la medianoche del 30 de junio se congregaran junto a ella. El numeroso público asistente, embargado por la emoción que se vivía en aquellos momentos, comenzó a corear, una y otra vez, el famoso estribillo esta noche no alumbra la Farola del Mar, esta noche no alumbra porque no tiene gas.

Aunque los sentimientos de los ciudadanos se volvieron a estremecer cuando el capitán general dio la orden de apagarla y, con lágrimas de rebeldía, cantaron esta noche no alumbra, la Farola del Mar, esta noche no alumbra, la apagó el general.

La repercusión del acto sería tan grande que la emblemática Farola fue llevada a los almacenes de la Junta de Obras del Puerto, evitando de esta manera su desaparición.

30 años en los almacenes

Después de estar 30 años en los citados almacenes, el 20 de diciembre de 1984 la Farola volvería a lucir elegante y altiva en el jardín que se encontraba a la entrada del Muelle, frente a la plaza de España, hasta que en 1991, otro cambio en la infraestructura portuaria obligaría a depositarla de nuevo en su retiro.

La Farola volvería a ser protagonista el 30 de abril de 1994, cuando volvió a lucir su majestuosa estampa junto a la marquesina, con motivo de los actos del V Centenario del descubrimiento de América.

Hasta que, en el año 2009, la volvieron a trasladar al lugar donde se encuentra actualmente, debido a las obras de relleno de 12.000 metros cuadrados que le ganaron al mar para construir un nuevo espacio portuario destinado a zona de preembarque y movimiento de pasajeros de la naviera Armas.

Aunque la Farola del Mar ya no se utilice para guiar a los barcos, pues ha sido reemplazada por el nuevo balizamiento, está considerada símbolo del Puerto y la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, pues constituye un elemento de ornato urbano que forma parte del patrimonio histórico del puerto-ciudad, conformando la estampa nostálgica del viejo Santa Cruz.

La Farola también ha sido musa de los principales poetas y cantautores canarios, formando parte de muchas composiciones del folclore isleño.

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