Barrio a barrio | El Cabo

Vecinos de la zona de El Cabo denuncian abandono y reclaman mejores servicios

Los residentes piden la repavimentación de las calles del entorno de La Recova

y confían en que no se concentre el tráfico en este punto para liberar el centro

La barbería de Miguel, con trece contenedores de basura por fuera.

La barbería de Miguel, con trece contenedores de basura por fuera. / E. D.

Humberto Gonar

Humberto Gonar

La reciente visita que realizó el alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez, con motivo de la reapertura de la rehabilitada calle de Ni Fú-Ni Fá, en la vera del barranco de Santos, junto al concejal de distrito, el popular Carlos Tarife, brindó la posibilidad a José Mesa, vecino de El Cabo, de exponerle su preocupación por el olvido al que considera que está sometido uno de los barrios más antiguos de Santa Cruz, si bien le hizo partícipe de la necesidad tanto de la mejora en los servicios, como la limpieza, en la misma medida que es precisa la responsabilidad de los vecinos para evitar el abandono de enseres o tirar la basura a deshora o en zonas no adecuadas.

Vecinos de la zona de El Cabo denuncian abandono y reclaman mejores servicios

Vecinos de la zona de El Cabo denuncian abandono y reclaman mejores servicios / Humberto Gonar

Días después de la visita, ya en las calles de El Cabo, José Mesa explica que el distrito Salud-La Salle es el más grande de Santa Cruz, con 60.463 habitantes según el padrón de 2021, si bien se refiere a El Cabo como una barriada por número de vecinos, con 644 habitantes, seguidos de los 3.337 censados en Cuatro Torres, 3.523 de Los Llanos y 12.744 en La Salle. «El abandono del distrito es evidente, como le he hecho al alcalde; en Cabo-Llanos no han hecho nada», se lamenta este vecino que hace suyo el sentir de mucho de los residentes de la zona.

Vecinos de la zona de El Cabo denuncian abandono y reclaman mejores servicios

Vecinos de la zona de El Cabo denuncian abandono y reclaman mejores servicios / Humberto Gonar

Al menos se les escucha

José Mesa agradece que por lo menos se siente escuchado por el alcalde, no así por el responsable del distrito, a quien define como el «concejal de no a todos». «Recuerdo la primera vez que quedé con él, precisamente en las escalinatas del centro comercial que se localiza frente a la trasera de La Recova, y me dijo que tenía veinte minutos para hablar conmigo. ¡Ni que fuera el ministro de Obras Públicas!». Entre las quejas principales de los vecinos de El Cabo, el estado que presenta la calle Bethencourt y Molina, junto a la suciedad, de la que hacen partícipe a la «gente incívica», el estado del asfalto de las calles. «Días atrás asfaltaron la rotonda de Tres de Mayo, a la altura de El Corte Inglés, no de esto no se acordaron».

Misión imposible se ha convertido también el aparcar en la zona. «A la carencia de estacionamientos se suma la doble fila; esto es zona frecuentada por muchos funcionarios y hay bares que tienen terrazas ocupando estacionamientos; algunos vienen, dejan el coche el doble fila y se van a tomar el cafecito», explica durante el recorrido por el corazón de El Cabo que preside la torre del Mercado Nuestra Señora de África.

Otro de los asuntos que despiertan mayor preocupación a los residentes de El Cabo es la apuesta del equipo de gobierno por delimitar en Santa Cruz de Tenerife como zona de bajas emisiones el entorno comprendido desde la vera del barranco de Santos hacia Almeyda, lo que se traduce en concentrar el tráfico precisamente en este barrio. «La calle José Hernández Alfonso debe de ser una de las más contaminadas de la ciudad por el alto número de vehículos», explica José Mesa, que hace extensiva esta referencia a La Salle, otra de las arterías principales. «He pedido datos de contaminación en esa zona pero no me los facilitan», se lamenta. «La solución son los parking, pero hay muchos edificios que no tienen estacionamientos subterráneos; también hay un aparcamiento público en el mercado con 150 plazas que son insuficientes».

Otro de los «engaños» que asegura José Mesa que han sufrido ha sido el compromiso que el equipo de gobierno asumió con los vecinos sobre el futuro del rastro. «Carlos Tarife decía que no volvía para arriba», cuenta en referencia a la ubicación en los aledaños del Mercado y los puestos azules, a donde regresaron desde hace ya unos meses. «El primer día hubo un despliegue policial importante, pero luego se bajó la guardia y la gente no respeta ni la señalización colocada, sino que mueve las vallas», se lamenta, mientras aporta un vídeo que atestigua su versión. Todavía hoy la señalización de la calle Bethencourt y Molina mantiene la justo la dirección contraria a la que se transita.

Reubicación del Rastro

José Mesa también asegura que el malestar por la reubicación del rastro fue trasladada a Alfonso Cabello, el nuevo responsable de esta actividad. «Por lo menos de escucha», cuenta, al igual que elogia la predisposición de Evelyn Aonso, «que es muy amable». «Pero pedimos el asfaltado de la calle y... nada de nada». De camino por la calle Leoncio Rodríguez también muestra la vía. «Esto está ahora limpio pero a veces está imposible; es cierto que hay un chico que limpia por las tardes pero no da abasto». También se lamenta de la disposición de los contenedores, para recordar que había un proyecto de zona comercial abierta para este barrio que ha dormido el sueño de los justos, mientras José Mesa celebra la intervención que se ha hecho en la calle Ni Fú-Ni Fá o Imeldo Serís, o la que está anunciada en la calle de La Rosa, no sin desconsuelo de que le llegue una mejora similar a este barrio de El Cabo.

De paseo por la calle Fernández Navarro, José Mesa lamenta la falta de impulso a esta zona por la que se transita por un pavimento que han levantado las raíces de los árboles. «Yo veo otros barrios como Ofra que están superprotegidos y la prueba es que están repavimentados... será porque ahí hay más gente que vota», comenta con sorna e ironía. Y pone otro ejemplo de la carencia en las comunicaciones por transporte terrestre. «Para llegar desde El Cabo hasta el cementerio Santa Lastenia puedes tardar hasta una hora y media, porque solo hay una guagua y tienes que hacer transbordo».

En el encuentro con otros vecinos, surge la indignación por la redistribución de los contenedores, mientras se plantean por qué no se ha incorporado el soterramiento. En la barbería de Miguel, en la avenida Buenos Aires, es el como: tenía en el pasado tres contenedores y «de un día a otro cuando fui a abrir me encontré con trece en la puerta del negocio. Le he pedido que lo muevan para evitar el mosquerío y no hay forma», se lamenta, mientras apelan a la mayor sensibilidad de políticos y vecinos para vivir en este barrio.

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