El Ayuntamiento de Santa Cruz debe convertir el Monumento a los Caídos, situado en la céntrica plaza de España, en un mirador, «con las debidas garantías para permitir el acceso continuado del público», y siempre y cuando «se confirme la viabilidad de conservar materialmente la torre». Así se establece en el catálogo de vestigios franquistas de la capital tinerfeña que ha aprobado, tal y como adelantó EL DÍA, el Gobierno de Canarias, a través de la Consejería de Educación, Universidades, Cultura y Deportes.
El catálogo obliga al Consistorio a retirar 79 símbolos franquistas que aún existen en el municipio chicharrero, según dicho documento, como monumentos, calles y menciones franquistas. Para la mayoría de los casos, en el catálogo se insta al Ayuntamiento a cambiar el nombre o denominación, como ocurre con 34 calles, el Mercado Nuestra Señora de África, el Puente Serrador o barrios, como Somosierra y García Escámez. En otros, se ordena directamente la retirada, como ocurre con el Monumento a Franco, ubicado en la avenida de Anaga, o con los leones del Puente Serrador. Y en otros, como en el Monumento a los Caídos, situado en la plaza de España, se puede llevar a cabo la resignificación.
Con respecto al Monumento a los Caídos (1947), el catálogo establece que «presenta numerosas vulneraciones» de la Ley de Memoria Histórica, aunque es posible su resignificación y «necesaria contextualización». «Este monumento se produjo como resultado de un conjunto de iniciativas de carácter propagandístico para convertir el espacio urbano desde el Puerto, principal acceso a la Isla en aquel momento y centro fundacional de la ciudad, en un recordatorio permanente de varios conceptos ideológicos que marcaron toda la historia española durante el franquismo», se dice en el catálogo del Ejecutivo.
En el documento se concluye que el conjunto escultórico «impone una versión distorsionada de la guerra y sus consecuencias a los vencidos, y persigue la exaltación permanente de la victoria y de los militares que participaron en la sublevación militar».
Y debido a que «el complejo proyectado y construido en la explanada de acceso a la ciudad carece de protecciones desde el punto de vista artístico, arquitectónico o artístico-religioso», el catálogo de símbolos franquistas propone que se lleve a cabo un proceso de resignificación, un cambio de uso y la retirada de algunos elementos escultóricos.
Entre otras acciones, se ordena la retirada de la inscripción que «se ha incorporado recientemente, por contribuir a la propagación del sentido originario del monumento y no corresponder a la verdad histórica del sentido del conjunto construido»; la elaboración de un estudio sobre el estado de conservación de los materiales y estructura de la torre; la recuperación del «uso original de este complejo», que era el de mirador, «en el supuesto que se confirme la viabilidad de conservar materialmente la torre»; y la incorporación del ascensor que «se retiró de la caja de escalera de la torre».
Asimismo, se insta al Ayuntamiento de Santa Cruz a recuperar el espacio de la cripta para la eventual ubicación de un centro de interpretación «consagrado a la memoria histórica en su sentido más amplio»; a estudiar la retirada de los elementos escultóricos de los soldados y el grupo de La Patria y el Caído; a estudiar la eventual retirada de los paneles de los relieves este y oeste ubicados en la base de la cruz; y a estudiar la viabilidad de retirar las piezas escultóricas de la victoria y la nave. «Todos los elementos mencionados, obra de los escultores Cejas Zaldívar y Alonso Reyes, que serían merecedores de un reconocimiento respecto al mérito artístico de las obras, deberían ser custodiados de manera adecuada fuera del contexto del complejo de exaltación propagandística», se indica en el catálogo.
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Exhumación
Para llevar a cabo el proceso de resignificación, el Gobierno establece la desacralización de la cripta, incluyendo la eliminación del mobiliario religioso original; la exhumación y traslado de los restos del capitán Gómez Landero, del que permanece la lápida conmemorativa en el interior de la cripta; la eliminación de las pinturas murales realizadas por el pintor Antonio Torres; y la modificación y traslado del rótulo original en bronce ubicado en la fachada norte con la leyenda: «Tenerife a todos los caídos que dieron su vida por España».
En conclusión, el Ejecutivo canario propone la reparación del remate de la torre para recuperar el uso original del mirador; la recuperar el ascensor que originalmente permitía el acceso al mirador, y la restauración de la cripta para su eventual utilización como un centro de interpretación. «Queda por determinar, mediante un informe de expertos en construcción, las garantías de conservación de la torre. En el caso de que se determinara la existencia de problemas de conservación de la estructura o deficiencias graves en el material de la torre, cabría considerar también el derribo de la misma, garantizando previamente la conservación de los elementos escultóricos».
