Acceder al patio de ensayo de la Unión Artística que dirige el exquisito Israel Espino impone, por el nutrido coro y su orquesta de pulso y púa y por acceder a la sociedad que fundó Faustino Torres, como recuerda su foto en la parte alta de la puerta. Dentro, de las manos del director, del pulso y púa y de las cuerdas vocales, esencia de Carnaval que se disfrutará el viernes, 2 de diciembre, en el teatro Guimerá.

La Unión Artística El Cabo se ha propuesto compartir sus 80 años de historia con todos los amantes del Carnaval en el concierto extraordinario que prepara de cara al viernes, 2 de diciembre, en el Teatro Guimerá. Ahí, gracias al ingenio y el atrevimiento de su exquisito director, Israel Espino, la rondalla se someterá a la dirección de una docena de personas vinculadas de la fiesta de la máscara: desde la música más pura, con grandes nombres vinculados a la zarzuela o al mismísimo Himno del Carnaval, a otras caras a las que el público acostumbra ver con maquillaje, un elenco en el que no faltará un maestro de la televisión y hasta algún atrevido ajuntaletras.

Con la maquinaria engrasada, con una orquesta de pulso y púa y un coro que se entienden a la perfección con el maestro Espino y, también, el director de la orquesta de cuerdas, la rondalla hará las delicias del público desde la sabiduría acreditada durante décadas y la solvencia desde Tauroni a Lucía.

Son las ocho de la noche y el ensayo aún no ha comenzado. En la puerta de la UA El Cabo, la hermana de Santiago Reyes –quien fue director un año de la rondalla y célebre solista de la formación–, saluda a Argelio Bermúdez, otra de las señas de identidad de la lírica pura del Carnaval; laureado intérprete y fundador de la Gran Tinerfe, del maestro Jesús Fariña Adán, cuando tuteó al Orfeón. Hoy la sobrina de Santiago Reyes toca el laúd en la Peña del Lunes, cumplimentando la tradición que se transmite de generación en generación.

En la entrada y salida, mientras se colocan los componentes en el patio de la casa de El Cabo, Juan Pedro García da la triste noticia del fallecimiento de Alejo Darias, quien fuera su presidente y, también, el de la recordada murga Singuangos, que también comunica a Fran Margarito, que se dispone a incorporarse dos locales por debajo de El Cabo a la Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá para continuar con la resurrección de la murga madre de Canarias.

Ya sobre las ocho y veinte, y después del diálogo entre colegas –Israel Espino y José Antonio González–, arranca el primer asalto de lo que podría ser un programa de televisión que podría llevar por título directores de la UA El Cabo por un día.

«Para quien no lo conozca, José Antonio González», presenta Israel Espino a El Flaco, de Singuangos, uno de los doce maestros –en su caso, de solera y solvencia– que tendrá el privilegio de marcar el tempo a la UA El Cabo en la obra Marina, en la que, además, cuenta con dos voces privilegiadas: Besay Pérez, el solista más laureado con primeros premios de la historia de la rondalla de Faustino Torres, y Manuel Gándara. Son muchas las cosas que llaman la atención al ver a José Antonio González al frente de la vecina El Cabo. Lo primero, precisamente, la coincidencia de que por primera vez El Flaco se estrena como director de rondalla en el Carnaval 2023, al frente de la Peña del Lunes, que está pared con pared con la formación de Israel Espino. Más cosas llamativas: el reencuentro de José Antonio González con algún singuango, como Juan Pedro García, hoy un bajo de lujo de El Cabo, o con el compañero de Son 21 Manolo Gándara, otra de las voces de referencia que rescató Israel Espino en el 75 aniversario de la formación de Faustino Torres.

Anoche, el director de la Peña del Lunes, que nació al Carnaval en Tronco Verde hasta que hizo grande a las murgas, con Singuangos, para recalar en Valbanera y, ahora, en la Peña del Lunes –tras un paréntesis que marcó la mejor etapa de la Ni Fú-Ni Fá–, dirigió a Gándara, que el próximo certamen de rondallas será rival en la formación de El Cabo.

Y es que, al final, después de 80 años de historia, es habitual el reencuentro entre incombustibles amantes del Carnaval. A José Antonio González le sale de carrerilla Marina; basta algún consejo del maestro Israel Espino, que comparte con su sabiduría para que tire del coro, y la obra sale del tirón; hasta tal punto que, al final, solo les falta abrazarse tras el primer ensayo con los solistas, ese dúo que protagonizan Besay Pérez y Manolo Gándara.

Impone colocarse al frente de la rondalla. Cambiar la pantalla de veinte pulgadas de un ordenador por la historia que representa el pulso y púa de El Cabo y las voces de un coro que camina solo, por más que el maestro Israel Espino quiera imprimir tensión y, sobre todo, respeto a la música.

«Vamos al compás 30». «Uno antes». «Gracias». «Esto no es un vals vienés, no pierdan ustedes la referencia de las cuerdas», les pide Israel Espino, que tiene la capacidad de traducir en forma de melodía la historia del autor de la partitura para contextualizar la obra con la entrega de cada uno de los componentes. El viernes 2, cita con la historia de El Cabo.