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barrio a barrio | Avenida de Venezuela

Casa con vistas a siete contenedores

La propietaria del bajo del número 13 de la avenida Venezuela pide reubicar los recipientes

Fila de contenedores colocados a la altura del número 13 de la avenida de Venezuela. | | CARSTEN W. LAURITSEN Humberto Gonar

Imagine que ponen a un metro de las ventanas de su casa contenedores donde a cualquier hora tiran basura, o vidrio, suciedad, bichos y de noche, los camiones de recogida. El olor impide airear la casa.

Leidyz Pérez tardó más en adquirir su vivienda, en el número 13 de la avenida de Venezuela, que en presentar la primera de las reclamaciones dirigida al Distrito Salud-La Salle que dirige el concejal popular Carlos Tarife para solicitar la reubicación de los siete contenedores de basura y residuos colocados desde la esquina, en la confluencia con la calle Nivaria, hasta la fachada de su edificio.

Madre de un niño de once años, Leidyz cuenta que fue el 22 de diciembre del año pasado cuando firmó las escrituras de su inmueble, uno de los bajos del número 13 de la avenida de Venezuela, donde en Nochebuena –dos días después de oficializar su compra– ya estaba instalada. Junto la víspera del día de Reyes, el 5 de enero, formalizó la primera de las tres reclamaciones que ha dirigido a las oficinas del distrito al que pertenece su inmueble para pedir el cambio de ubicación de los contenedores de residuos.

La vivienda, que habita con su hijo, tiene dos ventanas que dan a la calle, y justo delante tiene los depósitos de basura. Para Leidyz, su demanda no atiende para recuperar las vistas –desde las ventanas se ven la acera y los contenedores que tapan los carriles de tráfico de la avenida–, sino por una cuestión de salubridad, hasta el punto que los malos olores de los depósitos instalados a poco más de un metro le impide abrir la ventada de la habitación que habita su hijo, de once años. Eso al margen del martirio que puede suponer escuchar, en cualquier momento de las 24 horas del día, cómo se levanta la tapa, y se deja caer, del depósito de basura, cuando no se tiran las botellas de cristal con el sobresalto que provoca el ruido y las molestias porque no se atiende a horarios. Y cuando llega la noche, también es el momento de la recogida que llevan a cabo los camiones: unos de basura, otros de vidrio, otros de plástico o de cartón...

Fila de contenedores colocados a la altura del número 13 de la avenida de Venezuela. | | CARSTEN W. LAURITSEN

Leidyz nunca imaginó que la vivienda que con tanta ilusión, y también esfuerzo, adquirió en la avenida de Venezuela acabaría por convertirse en una tortura el vivir en ella con las condiciones del entorno: los contenedores. Junto a su hijo, vive en uno de los dos bajos de un edificio de cinco alturas, con dos viviendas por nivel. En el otro bajo reside un señor mayor con su habitación también orientada a la calle donde se concentran los contenedores y que también padece los daños colaterales de haber instalado delante de sus ventanas los depósitos que provocan ruidos, malos olores, ruidos presencia de roedores e insectos, entre otras molestias.

Leidyz no oculta su malestar por esta situación que limita la calidad de vida a la que aspiró cuando, después de dieciséis años instalada en Santiago Beyro, decidió adquirir este bajo del número 13 de la avenida de Venezuela y se encuentra con dichas molestias.

Tras consultar a los vecinos de su edificio, Leidyz cuenta que los contenedores se reubicaron en septiembre u octubre del pasado cuando, cuando se cambiaron los depósitos que eran de menos capacidad y se colocaron los nuevos y más grandes. Estos condicionantes llevaron a buscar un nuevo emplazamiento, como ocurrió en el tramo de la avenida de Venezuela más próxima a los semáforos cercanos de la parada del tranvía. Desde entonces se da la paradoja de que los contenedores de basura que antes estaban en una zona de la acera que se había habilitado, dejándolos a nivel de la calzada por la que transitan los vehículos, ahora están sobre la acera, porque al ser de mayor dimensiones no caben en ese espacio; el lugar que antes ocupaban los depósitos pequeños de basura ahora sirven de estacionamiento para las motocicletas.

Leidyz saca cuentas para asegura que ha acudido hasta en tres oportunidades a la oficina del Distrito Salud-La Salle, en el parque de La Granja, para reiterar su reclamación: la primera en enero, luego en mayo y la última, en agosto. Ya la segunda vez le aseguraron que habían dado respuesta a sus demandas, porque se había procedido a cambiar los contenedores; en realidad, lo que hicieron fue desplazar el recipiente reservado para materia orgánica a la esquina de la avenida de Venezuela con la calle Nivaria; de resto, la vida sigue igual, por lo que reitera su demanda para que se busque una nueva ubicación de los contenedores. «En la zona hay lugares donde se pueden colocar estos recipientes sin molestar a los vecinos», plantea Leidyz, que espera que el distrito ponga fin a esta penitencia que se prolonga hace diez meses.

El concejal de Salud-La Salle, Carlos Tarife, a preguntas realizadas ayer por EL DÍA, se compromete a «estudiar el caso para definir si se pueden o no cambiar».

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