El 19 de junio de 2018 supuso un punto de inflexión en la vida de Yassine Halim. Ese día puso rumbo en patera a Lanzarote y de ahí se trasladó en avión a Tenerife, su destino. Tras unos días en el albergue y luego acogido en diferentes recursos cambió su profesión de mecánico por la de peluquero.
«Gracias Yassine. Eres un ejemplo para nosotros y para tantos jóvenes que se encuentran día a día con las mismas dificultades que tu has tenido que afrontar». De esta forma finaliza el mensaje que la Fundación Don Bosco incluyó en su perfil en Facebook en reconocimiento a a este joven que es un ejemplo de superación.
Son las cuatro de la tarde de un viernes de agosto. Yassine acaba de llegar de visitar a sus madres en Marruecos y mientras perfila el corte de pelo a uno de sus clientes, con una sonrisa imperturbable, atiende a la visita, con una fluidez del español ganada en los últimos cuatro años de su estancia en Santa Cruz.
Hijo de padre militar y su madre, ama de casa, Yassine es uno de los cuatro hijos del matrimonio que reside en Marruecos y que decidió emprender un nuevo futuro animado por el destino que se había trazado: Tenerife. Aunque su hermano mayor fue el primero en trasladarse a la Isla, cuenta que puso sus ojos en esta tierra desde que la conoció a donde llegó con solo una mochila y miles de ilusiones.
Atrás dejó no solo a sus padres y a dos de sus hermanos, sino hasta su trabajo como mecánico para embarcar el 19 de junio de 2018 a una patera que partió desde el puerto de Agadir, en Marruecos, rumbo a Lanzarote, donde se trasladó junto a otras veintiuna personas, en su mayoría jóvenes, que sortearon cuatro días de travesía hasta tocar tierra. Allí permaneció apenas un día, pues embarcó al día siguiente de su llegada en un avión rumbo a Tenerife. Por aquella época no sabía ni español, admite.
Este joven marroquí de 26 años colabora con un centro de niños inmigrantes los fines de semana
En los primeros días de su estancia se trasladó al Centro de Acogida Municipal de Santa Cruz –el albergue– donde con la mediación de un traductor tuvo una entrevista para conocer su situación. Los trabajadores sociales le proporcionaron un bono para facilitarle sus traslados, luego recibió también apoyo de Cáritas Diocesanas de Tenerife que lo pusieron en contacto con la Fundación Don Bosco, que desde hace cuatro años ha tutelado su proceso de integración a la vida laboral, sorteando incluso la orden de expulsión por estar indocumentado gracias al Proyecto Buzzetti en Tenerife.
Yassine accedió a realizar el curso de español que le plantearon; para esa época ya había dejado el albergue y fue acogido en un piso de la referencia fundación en La Orotava, que le garantizaba techo y comida. Además, durante dieciséis meses se formó en la academia Bambú, de la villa norteña en su nueva profesión: atrás quedaba la mecánica para prepararse a su nueva ocupación: peluquería.
En paralelo, la Fundación Don Bosco le facilitó el traslado a un piso que tienen los salesianos en La Cuesta para facilitar su incorporación al mercado laboral. Culminada tu formación, estuvo trabajando por cuenta ajena en una peluquería de la calle Ramón y Cajal para luego continuar otros tres meses en otra de la Rambla de Pulido.
Fue entonces cuando decidió dar el salto y hacer realidad su sueño, para el que había estado ahorrando lo que podía de su sueldo. Así, en julio pasado abrió su establecimiento de su propiedad en la calle San Juan Pablo II, a la altura del número 18.
Antes de la apertura de su peluquería, que le permitía independizarse, Yassine ya tenía el nombre para su establecimiento: Don Bosco. Cuando se le pregunta si sabe quién era, no duda la respuesta: «un hombre bueno que ayudaba a los jóvenes», la misma experiencia que vivió él con la fundación salesiana.
En la actualidad, comparte piso y su ocupación laboral de lunes a sábado la alterna los fines de semana con su dedicación como educador social en un centro que atiende a medio centenar de menores, en su mayoría inmigrantes, que encuentran en Yassine un ejemplo para seguir sus pasos.