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Barrio a Barrio | Somosierra

«El ruido no nos da tregua: por el día, la autopista, y por la noche, la discoteca»

Vecinos de Somosierra defienden el derecho al ocio pero piden que se respete el descanso

José Carlos Plasencia, vecino y portavoz de los vecinos afectados por el ruido en Somosierra María Pisaca Gámez

Doce del mediodía de un jueves de agosto. Aún en vacaciones, el tráfico en la Autopista del Norte no se da tregua, «y es que esto no para desde las seis de la mañana; es una vía rápida y los vehículos transitan a 120 kilómetros por hora; algunas veces, cuando pasan las motos, nos sobresalta». Es el testimonio de José Carlos Plasencia, vecino de Somosierra desde hace sesenta años, tantos como los que hace de su nacimiento.

En ruido se ha venido a más después de la pandemia, con la reapertura de la actividad del bar-terraza Bambú, «que no nos da tregua para descansar. A las doce de la noche se aminora el tráfico, salvo excepciones puntuales, pero a las dos de la madrugada se viene arriba el dj de este bar y lo escuchamos perfectamente desde nuestras viviendas».

El portavoz de los vecinos de Somosierra emplaza al visitante a quedar en la calle Poeta Gutiérrez Albelo, cerca del bloque 20 de la barriada. «De aquí hasta allí hay cuatrocientos metros lineales; pero por la madrugada se oye como si estuviéramos en el bar».

Una fiesta en jueves

Al parecer, el establecimiento, que en su fachada tiene la correspondiente placa de bar-cafetería, tiene la autorización para desarrollar su actividad los viernes y sábados –desde 20:00 a 4:00 horas y los domingos, de 20:00 a 1:00 horas. «Ahora también están anunciado una fiesta para un jueves, desde 18:00 a 4:00 horas». El anuncio de la fiesta se realiza en una pantalla que se localiza sobre el inmueble del Bambú, que también causa molestias a los residentes, según la versión de José Carlos Plasencia, porque no es una señalar luminosa fija, como el resto de la cartelería que se localiza en la zona, sino por los destellos que emite. «Aquí ilumina todas las viviendas que estamos más próximas a la autopista». Al final, en estos días de calor, los vecinos de Somosierra de los bloques 20, 23 y 24, entre otros, se debaten entre abrir la ventana para sofocar las altas temperaturas y soportar la música del bar-terraza, y también la luz de la valla que preside el inmueble o intentar dormir con las ventanas cerradas.

Los residentes deben optar entre abrir la ventana pese a los ruidos y la luz o cerrarla por el calor

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Y no será porque los vecinos no hayan intentado buscar soluciones de su parte. «La ventana más barata que permita insonorizar las casas cuesta 250 euros y solo garantiza una barrera al ruido de hasta 25 o 30 decibelios», insuficiente para las molestias acústicas que soportan.

«Nosotros no somos un barrio con el poder adquisitivo como la asociación de vecinos El Perenquén, que ha realizado estudios del impacto de la contaminación acústica para obligar a las autoridades municipales a tomar medidas correctoras; o como ocurrió en María Jiménez, que lograron que la Autoridad Portuaria adoptara medidas correctoras contra el ruido, o incluso como los comerciantes de La Noria». Aún así, el portavoz de los vecinos precisa que en la visita que realizó la concejala de Seguridad Ciudadana, Evelyn Alonso, fue testigo de una medición con una aplicación de móvil que daba la razón a las quejas de los vecinos.

José Carlos Plasencia pone un ejemplo concreto: el día de la presentación del circuito del motor, a las 20:45 horas, cuando muchos usuarios iban rumbo al Auditorio, el sonómetro que utilizaron los vecinos daba 80 decibelios, y fue tomada con un móvil, precisa.

El portavoz de los vecinos de Somosierra reitera durante la visita en varias oportunidades que «nosotros no estamos en contra del negocio y del ocio, pero también pedimos que se respete el derecho al descanso».

Subrayan que las molestias por la música se incrementan de dos a cuatro de la mañana

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«Los ruidos nos impiden descansar a los vecinos; aunque sé que nos pueden decir que ese bar terraza se localiza en una zona industrial», matiza el representante, que mira hacia los bloques de viviendas para empezar a desgranar: «ahí vive una señora con Alzhéimer, en el otro vive otro matrimonio que cada vez que tiene que acudir al médico debe de venir una ambulancia para facilitar su traslado».

La situación va a peor

La situación ha empeorado desde que volvió la normalidad y que se suprimieron las medidas de alejamiento social y se volvieron a abrir estos centros de ocio. «Al final ocurre que el ruido no nos da tregua; a las doce se rebaja el tráfico en la Autopista del Norte pero luego el dj del bar-cafetería se viene arriba y desde las dos a las cuatro de la mañana es imposible descansar».

Desde junio se ha iniciado una recorrida de firma que ya se ha iniciado en la calle Poeta Gutiérrez Albelo y se extenderá en estos días a los residentes en Francisco Martínez Viera y el Pasaje Transversal Poetas Hermanos Machado. «Lo más llamativo es que se presenta el bar-cafetería como lounge, que se plantea como zona de descanso, justo lo que no podemos hacer los vecinos». Una vez recogidas las firmas los vecinos acudirá a las autoridades municipales para que haga cumplir su derecho al descanso.

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