Hoy la calle Imeldo Serís está «increíble», según el dueño del club de la salud, un sentir generalizado, mientras algunos no pasan por alto las dos campañas de Navidad perdidas y las molestias.


«Nos prometieron que las obras de canalización de la calle Barranquillo o Imeldo Serís iban a durar once meses y se prolongaron durante quince; al final nos afectó dos campañas de Navidad y coincidió también con el covid. Fuimos incluso al ayuntamiento a pedir al pleno algún tipo de indemnización y CC y PP lo rechazaron frente a la propuesta que defendía el PSOE. Nosotros teníamos que aparcar en el parking y los obreros dejaban sus coches en la zona donde se hacía acopio de los materiales. Al final ya desistí de limpiar los toldos, que me costaban setenta euros al día, porque justo dejaban la arena delante de mi negocio». Este es el testimonio del propietario de uno de los negocios de la parte alta de la calle Imeldo Serís, en la zona más próxima a la plaza de Weyler, que muestra que las heridas que abrió la obra de rehabilitación de la popular calle Barranquillo no han cicatrizado a la misma velocidad que finalizó una obra que hoy casi la totalidad de vecinos y empresarios celebran.

Frente al parecer de este empresario de la parte alta, que reduce la mejora a «quitar los bordillos», porque no se ha peatonalizado, el resto de la docena entrevistada de la calle Imeldo Serís celebra el cambio de la vía. «No es la nueva calle del Castillo, pero es más amplia y cómoda para pasear». Aún así, el empresario de la parte alta sentencia:«el primer cliente nuevo lo hice justo el primer día que acabó la obra», y se prolongaron quince meses.

Pero la percepción generalizada es que Imeldo Serís ha ganado empaque y es una calle atractiva para visitar y comprar.«Gracias a que han quitado los aparcamientos ven los escaparates y entran». El termómetro: la apertura de una decena de establecimientos desde marzo pasado, cuando finalizaron las obras de rehabilitación, que cambia la tendencia anterior, cuando la tónica habitual era el cierre de negocios. Todos los empresarios celebran la campaña de los bonos consumo, que en el particular de los negocios de la calle Imeldo Serís garantiza un descuento de hasta el 75% en los negocios adheridos, una promoción válida hasta noviembre.

Miguel, de Discos Sonora: «Ha merecido la pena»

En la calle Barranquillo, Discos Sonora es un clásico de toda la vida. Al frente, Miguel, quien como el resto soportó estoicamente las dos navidades con obras, dos millones gastados y los quince meses de trabajos en la zona. «Pero ahora mira y parece que no pasó nada; ha merecido la pena el resultado final».

Frente a las diferencias de criterios que se suscitaron al principio sobre la reapertura tras la rehabilitación, Miguel es partidario de que pasen los coches y que no se limite a ser solo peatonal. «Hoy Imeldo Serís es otra calle», aunque en realidad admite que tanto en las obras como ahora siempre ha salido para adelante gracias a su clientela y a que se dedica a la venta de discos y CD de música.

«Locales que llevaban mucho tiempo cerrado han vuelto a abrir; desde Navidad a ahora hay como ocho o nueve negocios nuevos», cuenta satisfecho con el resultado.

Mohamed, del Libanés: «Más movimiento que antes»

Hace once años que Mohamed regenta el restaurante Libanés en la calle Imeldo Serís. Las obras fueron un tiempo difícil porque «perdí 30.000 euros para costear los gastos del establecimientos; había día que hacía cinco euros de caja y cuando gana 50 parecía una fortuna. Hoy la calle tiene más movimiento. Es una calle viva», cuenta, hasta el punto de asegurar que «la calle está mejor que antes de la rehabilitación y tiene más movimiento comercial.

Juan, de Floresta: «Ahora vendo más plantas porque ven el escaparate»

Floresta es otro de los establecimientos señeros e históricos de Imeldo Serís. Al frente, Juan, que asegura que «la calle tiene ahora más vida que antes de su rehabilitación. Quitar el estacionamiento de coches ha permitido ampliar las aceras y vecinos y visitantes salen de paseo y no se tropiezan como antes. Suprimir el aparcamiento nos ha permitido que ahora vendo más plantas porque ven el escaparate y entran».

En la mañana de ayer, siguiendo con el puerta a puerta para pulsar la opinión de los establecimiento sobre el nuevo Imeldo Serís tras la finalización de las obras el pasado febrero, es imposible acceder a la peluquería Piot, que abrió estos meses. Media docena de jóvenes se arremolinan por fuera a la espera de su turno. «Tiene una habilidad con la tijera» comentan los propietarios de los negocios cercanos de la zona.

Elena, de Ise Macaronesia: «Cuando vi el local me enamoré»

Es una de las nuevas empresarias de la calle Imeldo Serís, donde puso en marcha su negocio, una tienda especializada en productos ecológicos y sostenibles que duren toda la vida. Ya antes de este establecimiento había estado al frente de una tienda de moda, arte y decoración de la calle 25 de Julio, hasta que luego se centraría en la venta de productos hechos a manos en los hoteles, siendo una de las participantes de referencias en los eventos del Mencey que se celebran dos veces al año hasta donde acercaba artesanía de París, así como de Sudáfrica y Japón. Pero llegó el covid y no pudo continuar su actividad con los hoteles.

La Sociedad de Desarrollo impulsa la zona con un bono consumo que da un ahorro de hasta el 75%

Su numerosa clientela casi le obligó a abrir un establecimiento y sortear así el parón del sector hotelero. «Cuando vi este local en la calle Imeldo Serís sufrí un flechazo y me enamoré», celebra esta empresaria que elogia las aceras anchas de la vía tras su remodelación.«Es fantástica y muy cómoda para caminar; casi como haber ampliado la calle del Castillo.Tal vez falta más sombra y mejorar la iluminación... y aparcamientos, pero todo no se puede», cuenta sin perder la sonrisa.

Nati, de Natale Arte Fotográfico: «Apetece caminar»

Veinte años al frente de este negocio especializado en fotografía en la calle Imeldo Serís avalan su testimonio. Aunque es sábado, está de bote en bote, algo que justifica porque es el único establecimiento del sector que abre un sábado en Santa Cruz. Respecto a la obra,«la calle ha mejorado; ahora aparece salir a caminar. Han colocado unos bancos donde te puedes sentar y no te tropiezas». Su indicador de la buena salud de la vía, que han vuelto a abrir locales que estaban cerrados; el único que se resiste, donde en el pasado estuvo Calzado Pacheco, hace 20 años.

Verónica, de Sal y lava: «Es una calle céntrica y barata»

Otro de los establecimientos de reciente apertura; hace tan solo dos meses que ha entrado en funcionamiento. «Se siente la afluencia de vecinos y visitantes», cuenta Verónica, que admite que hasta ella, que vive cerca de Imeldo Serís, no pasaba por esta vía hasta que se hizo la obra. «Hoy es una calle céntrica y cara, sin alquileres como los de El Castillo o El Pilar». Regenta una tienda de moda y complementos tras su experiencia con un showroom.

Andrea, de Canadá House: «Nos trasladamos aquí de la calle Suárez Guerra»

Este negocio especializado en ropa de niños recién nacidos y hasta 16 años, 95% algodón, estuvo en el pasado en la calle Suárez Guerra, cerca del Viva María, y también tiene otra sede en La Laguna. Andrea, la hija de la titular del negocio, destaca la importancia de hacer eventos, porque permite conocer la oferta de los establecimientos de esta calle.

Ros, de Club de Salud Nolimits: «Una calle más feliz»

Cerca de donde en el pasado estuvo Deportes Lovero, hoy se localiza el Club de Salud Nolimits Its Milon, donde el objetivo de este negocio para sus clientes es «recuperar la salud y la sonrisa». Tras sus inicios en esta actividad en República Checa y Ucrania, Ros recaló en Tenerife. Nutricionista, decidió abrir su club de salud –donde también se oferta como gimnasio– en diciembre de 2016. Hasta aquí vienen desde jóvenes de 15 años a mayores de 80. Sobre su experiencia con la mejora de la calle, Ros asegura que «la calle no estaba muerta, sino que sufría mucho estrés». La mejora se traduce en la apertura de nuevos negocios, como el pub que se acondiciona en frente de su club de salud y que despierta su entusiasmo porque será un impulso para la calle, respetando a los vecinos.

Vinod, de Glory: «Levanta cabeza, pero lento»

Fundador con su hermana de Glory, la tienda que presume de vender más gafas en Tenerife, Vinod cree que Imeldo Serís levanta cabeza, aunque de forma lenta. Contextualiza su valoración porque las obras no le afectaron en demasía gracias a la clientela fija que tiene y al impulso que le da al negocio su sobrino, David. «Tanto nosotros como Suray –ellos se dedican a electrónica– tenemos un mercado fijo y una clienta fiel. ¿Le hace falta unas gafas? Aquí nos tiene», sin perder el espíritu emprendedor, la clave del éxito, admite, también en el resurgir de Imeldo Serís.