«Si quieren fumar, que lo hagan en sus casas». Así se expresa Gaizka Pérez, un usuario de Las Teresitas que está de acuerdo con la intención del Ayuntamiento de Santa Cruz de prohibir consumir tabaco en las playas del municipio capitalino. Tras la publicación del proyecto de la nueva Ordenanza Municipal de Residuos, que prevé que las zonas de baño de Santa Cruz sean espacios libres de humo, se ha abierto el debate sobre si es una medida adecuada.
A falta de que entre en vigor este veto, muchos asiduos de la playa chicharrera están a favor. A Luis Pedro González esta idea le parece «fenomenal». Lo defiende principalmente por la limpieza de la playa. «Está llena de colillas y eso da mala imagen y afecta al medio ambiente». También apoya esta prohibición por la salud de los que no fuman, que son cada vez más: «El humo también afecta a las personas que no fumamos». Coincide con Pedro González otro usuario de la playa, Gaizka Pérez, que aporta otra idea: «Espero que se acabe prohibiendo en todos los lugares públicos».
Nerea Fuentes cree que al ser Las Teresitas un espacio al aire libre, «no me parece mal que la gente fume», pero añade que «es verdad que se deben tirar las colillas a la basura porque la contaminación en las playas cada vez va a más». Una propuesta que plantea Nerea es la imposición de «una zona apartada para fumadores en la propia playa».
La nueva normativa del gobierno santacrucero, pendiente de entrar en vigor, establece en su artículo 43 que «al objeto de evitar la presencia de colillas en la arena y la potencial contaminación subsiguiente de la costa, queda prohibido fumar en las playas y zonas de baño del municipio». Ante el posible rechazo, la ordenanza también recoge la posibilidad de que se habilite algún espacio acotado para fumar. Asimismo, aquellos que incumplan la ordenanza se enfrentarán a multas de hasta 750 euros, según el régimen sancionador de la nueva Ordenanza de Limpieza y Residuos que ya se encuentra en información pública.
Veto excepcional por el covid
De aprobarse esta normativa, el de Santa Cruz se convertiría en el primer ayuntamiento de Canarias que adopta esta medida en un espacio al aire libre. Durante 48 semanas seguidas estuvo prohibido fumar en la calle. Pero fue un veto excepcional, adoptado como consecuencia de la pandemia de la covid-19, que se terminó el pasado 25 de marzo cuando se puso fin a las restricciones sanitarias. Algunos municipios lo han estudiado sin llegar a ponerlo en marcha. Y cuando los médicos apuestan cada vez más por limitaciones drásticas ante el enorme problema que genera el tabaco en la salud pública. Según los últimos datos, fumar mata a 2.300 personas al año en el Archipiélago. Además, la mayoría de isleños apuesta por las prohibiciones. Según una encuesta realizada por EL DÍA en su página web, el 67% de los isleños están de acuerdo con la prohibición de fumar en las playas.
La prohibición de fumar en las playas comienza a instaurarse en algunas ciudades españolas. El Ayuntamiento de Barcelona ha prohibido fumar en cuatro de las diez playas de la ciudad para erradicar la contaminación de las colillas en la línea marítima. Este verano se aplicará esta medida en las 10 playas de la Ciudad Condal. El de Barcelona no es un caso aislado.
En Baleares ya se inició esta iniciativa antes de la pandemia. A día de hoy, hay 12 playas que impiden fumar a los bañistas. De igual manera, en Galicia, 162 de los 700 zonas de baño de la comunidad son espacios sin humo. Y en la Comunidad Valenciana ya hay una treintena de playas libres de tabaco. En Cullera (Valencia) y Finestrat (Alicante) está prohibido bajo sanciones económicas, mientras que en el resto, no hay multas en caso de incumplimiento. Sin embargo, en el País Vasco no existen restricciones al respecto pero sí una campaña que desaconseja encender cigarros, llamada Desnormalización del consumo de tabaco.
A nivel internacional
A nivel internacional, existe disparidad de criterios. Hay países laxos, como República Dominicana, donde todavía se puede fumar incluso en el interior de los establecimientos de restauración, seguramente por el peso que tiene la industria del tabaco. Sin embargo, un país totalmente contrario es Costa Rica. En 2012 aprobó una de las normas más restrictivas del mundo. Esta legislación prohíbe el humo del tabaco en transportes públicos, lugares de trabajo, edificios públicos, restaurantes, bares, casinos, todos los edificios de acceso público y hasta en los espacios naturales protegidos. Nueva Zelanda o Tailandia son otros países muy restrictivos con el cigarro. Todo ello para erradicar el consumo de tabaco, una de las principales causas de muerte en el mundo: cada año, más de 8 millones de personas fallecen por esta causa en el planeta.
Nathalia Tobar, una vecina que aprovecha las mañanas para caminar por playa chicharrera, aboga por la creación de «espacios exclusivos» para fumadores y evitar que «muchas personas tiren los cigarros a la arena y al mar». Este es el mayor problema que ve a las permisividad de consumir tabaco en la arena. Y Juan Jesús Quintero, otro usuario, opina que si se prohíbe que la gente fume, «menos se ensuciarán las playas».
