La parroquia de San Francisco de Asís se ha convertido en uno de los puntos de encuentro de referencia de la Semana Santa del regreso a la nueva normalidad, con un templo vivo gracias a la labor de su presbítero, Miguel Ángel Navarro Mederos (Santa Cruz de Tenerife, 1961), que fue designado responsable de la citada iglesia en enero del año 2020, dos meses y medio antes de que comenzara la pandemia.
Durante este tiempo, la parroquia de San Francisco, con Miguel Ángel Navarro, ha ido protagonizando una mejora en su Patrimonio Histórico, precisamente en consonancia con la responsabilidad que ostenta el sacerdote que permite poner en valor las obras de arte de un templo que se localiza en el corazón de la ciudad.
Junto al retablo de La Consolación, también conocido como de Santa Rita –porque se ahí se custodia esta imagen de gran devoción en la capital, con independencia de los puntos de origen de la feligresía–, también se ha procedido a la restauración del Señor de Tribulaciones, que desde el 28 de abril goza del reconocimiento civil dado por el Ayuntamiento como Señor de Santa Cruz.
En el mediodía de ayer, San Francisco acogió la celebración propia del Domingo de Resurrección que incluye la bendición tanto del mar como de la propia ciudad y sus campos. Aunque en antaño estas bendiciones se celebraban al término de la celebración de la Vigilia de Pascua, en la medianoche del sábado al domingo, ya en la época del anterior párroco Jacinto Barrios se modificó el horario, para hacerla coincidir al mediodía del domingo, para facilitar la asistencia a la feligresía y a los vecinos de la ciudad.
Al término de la eucaristía, desde San Francisco partió el cortejo en el que procesiona Jesús Sacramentado en su custodia para, a la llegada de la fuente de la plaza de la Candelaria, el sacerdote subir la trono para impartir la bendición del mar de Santa Cruz.
A partir de ahí, el cortejó enfiló la calle del Castillo hasta llegar a la plaza del Príncipe, otro de los momentos entrañables de la celebración, con la bendición de la ciudad y sus campos antes de regresar a la parroquia de San Francisco.
De esta forma culmina la Semana Santa que da paso al tiempo de Pascua que se prolongará los próximos cincuenta días.
El fragor del Triduo Pascual –Jueves, Viernes y Sábado Santo– permitió disfrutar precisamente en San Francisco de Asís del monumento a Sacramento del Altar que constituyó una obra de arte efímero en el que Jesús Rodrigues diseñó y dirigió una espectacular joya de arte que contó también con la ayuda y el asesoramiento del historiador del Arte Gerardo Fuentes y los sacristanes.
Fueron semanas de trabajo en la elaboración de las flores de papel utilizadas en el monumento que quedó instalada la tarde-noche del Jueves Santo, hasta los oficios del Viernes Santo, y en la que se utilizaron también velas rizas y las referidas flores de papel que simulaban las de los almendros.
Especial mención precisa la tan sobria como señorial disposición de trece históricas casullas –que representan a los doce discípulos y a Jesucristo– que se colocaron en este monumento que en esta Semana Santa se instaló en la nave central de la parroquia de San Francisco, ya que el retablo de La Soledad se encuentra en pleno proceso de restauración.
La belleza del monumento, realzada por los arreglos florales y el retablo central de San Francisco, despertó los elogios de fieles y visitantes, que definieron el resultado final en una obra de arte «conmovedora», acicate para volver el próximo año a la parroquia para deleitar la vista de una muestra propuesta artística.
En la actualidad San Francisco lleva a cabo la restauración de otros tres templo en una edición en la que el regreso de las procesiones a la calle ha sido la mejor noticia para los templos de la Iglesia nivariense que dejan atrás dos años de restricciones para afrontar el regreso a la nueva normalidad en la que la devoción al Señor de Tribulaciones, con su procesión por el barrio de El Toscal, volvió a ser uno de los referentes.
