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BARRIO A BARRIO | Barrio Nuevo

Barrio Nuevo: solares con ratas y sin un lugar donde aparcar

Vecinos de Barrio Nuevo ven cómo se ha prohibido estacionar sin dar otra alternativa

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Recorrido por Barrio Nuevo María Pisaca

El riachuelo de aguas negras que padece este ‘mirador’ de Santa Cruz pone al descubierto las carencias, según sus residentes, como una marquesina en la guagua o estacionamientos.

La mayoría de los vecinos de Barrio Nuevo se refieren a Jonay Cuesta como el referente en la defensa de este enclave, desde hace tres años. «Es el chico de la Furgo Solidaria que no solo ayuda a las personas sin recursos sino que se mueve desde sus redes sociales y con los políticos para hacerles saber las carencias que padecemos. Esta zona la tiene olvidada el Ayuntamiento de Santa Cruz». Es el comentario más repetido durante la visita realizada a este núcleo donde viven 1.405 vecinos, que incluyen desde la parte baja de Barrio Nuevo hasta La Llavita y también Cueva Roja, según consta en la documentación que estudió Jonay Cuesta para preparar la moción que defendió en el pleno Ciudadanos y en la que él participó en representación del barrio.

La caída de un operario de una compañía telefónica días atrás ha vuelto a poner al descubierto las reivindicaciones de este barrio que, aunque está a cinco minutos del corazón de la capital, parece mucho más alejado en cuanto a prestación de servicios se refiere.

Fue precisamente Bárbara, que regenta la frutería que se localiza en la curva de entrada a Barrio Nuevo, quien advirtió la semana pasada del riachuelo de aguas negras que no ha parado en los últimos cuatro meses. 

En la puerta del número 6 de la calle Tajinaste atiende a la visita, acompañada por Jonay, Antonio, quien se muestra desesperado: «Solo Bárbara sabe la cantidad de botellas de lejías que compramos para mitigar el olor». Este vecino explica que comenzaron a realizar obras en el solar que se localiza detrás del número 8 de la calle Tajinaste. «Todo el mundo se empeñó en decir que la fuga de aguas negras venía de esa casa y la señora cogió y levantó todo el piso, justo después de haber rehabilitado su casa, y se ha demostrado que el origen no tiene nada que ver», explica Antonio, que agradece el esfuerzo económico realizado por la vecina para verificar que la fuga viene de otro lugar. Este residente cree que el origen está en la parcela de atrás. Allí estuvieron moviendo tierras y a partir de ahí salen las aguas negras que se cuelan por debajo de los número 6 y 8 de la calle Tajinaste para ir a dar a la calle. «Es gelatinosa. Unas veces es más abundante y siempre maloliente. Han venido de la compañía pero no hacen nada», explican.

Esta fuga de aguas negras, que se incrementa cuando llueve y pierde caudal en días como el de ayer, reaviva el lado más reivindicativo de los residentes de este número. «Son muchas las cosas que hay que arreglar: fíjate que la parada de guaguas carece de aunque sea una pequeña marquesina donde los vecinos se puedan refugiar», explica Jonay. «Ni un techo que de sombra ni un asiento para esperar la guagua», incide.

También la limpieza es otra de las demandas, y aporta el plan que estaba previsto para este núcleo y del que no se ha cumplido. «La última vez que vinieron a baldear las calles fue el 5 de enero. Pensamos que era porque iba a venir la cabalgata de los Reyes Magos pero se conoce que los niños de esta zona no tienen derecho a que Sus Majestades no los traiga hasta sus casas el ayuntamiento».

Desde el cruce de la calle Tajinaste, muestra el asfaltado de las vías. «Antes se desconocía de quién era la titularidad de la carretera pero gracias a Matilde Zambudio, de Ciudadanos, nos enteramos que es competencia municipal desde el Hospital Quirón hasta la parte alta». «Cada vez que decimos algo del asfalto ponen un parche pero poco más. Lo que pedimos es que nos empichen en condiciones», insiste, para apostillar: «No me fío de ningún político; solo Zambudio ha venido y nos ha intentado echar una mano».

Precisamente gracias a la concejala de Ciudadanos que está en la oposición pudieron conocer la titularidad de muchos de los solares que se encuentran sin murar y lleno de basuras. «Aquí –señala uno de la calle Tajinaste– por lo menos hay gallos y gallinas, pero están abandonados en su mayoría y tomados por las ratas». «Hemos pedidos campañas de desratización, pero no hacen nada».

También muestra su preocupación por las barandillas que acotan el espacio entre la acera y el desnivel de algunos solares. «Cualquier día por ahí se puede caer un niño», advierte. «Son un peligro pero... ni caso».

La principal carencia de Barrio Nuevo: los aparcamientos. «Ahí más atrás pintaron una raya amarilla que impide aparcar en un lateral. Yo lo comparto porque si aquí tiene que pasar un camión de Bomberos o una ambulancia medicalizada es imposible, pero también es necesario que se articulen nuevas fórmulas para que los vecinos puedan estacional sus vehículos», admite Jonay Cuesta.

Para este vecino la solución pasa por habilitar un aparcamiento en un solar que existe a la altura de La Llavita, pero... «¿cómo van a hacer esa obra cuando ni siquiera vienen a limpiar las calles?». Jonay plantea hacer una acera en la carretera que va hasta La Llavita y colocar iluminación para garantizar la seguridad de las familias que llevan a sus niños al colegio, pero lamenta el poco interés del ayuntamiento por este núcleo.

«Piensa que los vecinos de Cueva Roja no tienen servicio de guaguas los fines de semana, o que el único banco que existe en Barrio Nuevo está pegado a unos contenedores de basura», cuenta con resignación Jonay, quien se ganó la enemistad de la que fue presidenta de la asociación vecinal hace tres años cuando promovió una fiesta de Navidad y les negó las llaves del local. La dirigente entregó las llaves de la asociación a Patrimonio y el barrio está sin asociación, mientras son muchos los que animan a Jonay a dar el paso para que Barrio Nuevo tenga voz.

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