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Barrio a barrio | Igueste San Andrés

Los ojos de la ciudad

Vecinos de Igueste San Andrés rinden homenaje a los atalayeros de Anaga en el 126 aniversario del Semáforo y transmiten a los pequeños el orgullo por esta estación

El Semáforo centró los talleres para niños.

Sábado 5 de diciembre, y no 29 de junio, cuando el medio millar de los vecinos de este pueblo de Anaga celebran sus fiestas patronales en honor de San Pedro Apóstol. Y sin embargo había ambiente festivo. Por la mañana, visita al cementerio a rendir tributo a los vigías que formaron parte de la historia de este enclave, para seguir con talleres que inculcaron a los pequeños el valor de un edificio que espera su rehabilitación.

«Vayan estas líneas por los atalayeros de Anaga, especialmente por el personal de la Armada y sus familiares, que durante ochenta años otearon el horizonte en la soledad de las cumbres, en unos cuantos metros cuadrados de explanada al borde del acantilado, en el otro extremo de un camino que subía serpenteando la ladera, desde un pequeño embarcadero en la playa de Igueste; el mismo camino por el que subían a diario los habitantes del valle para que los vigías les enseñaran a leer y escribir. Vayan estas líneas por los que atendieron el primer semáforo eléctrico español de servicio transoceánico, por lo que traducían las hiladas de banderas de los buques al morse y las enviaban a los confines del mundo; por los que ajenos a políticas locales cumplieron con obligación puntualmente, transmitiendo órdenes e información, algunas de liquidación y cierre de algún imperio marítimo. Vayan estas líneas por los que el destino quiso que pasaran la eternidad en el cementerio que hay sendero abajo; por los que habitaron aquellas piedras de toba roja, hoy sin puertas ni ventanas, olvidadas en la cumbre, por las que silba el alisio y algunos dicen que deben su origen a una compañía extranjera».

Participantes en la visita que se desarrolló en la mañana de ayer al Semáforo de Igueste. | | JAVIER DE VEGA- VICTORIA FUMERO

Un descendiente de Salvador Iglesias, uno de los primeros vigías del Semáforo de Igueste San Andrés, procedió a leer el texto antes reseñado, obra de Luis García Rebollo, ex comandante naval de Santa Cruz de Tenerife, en el acto inaugural del 126 aniversario del Semáforo de Igueste que se desarrolló en el camposanto del pueblo rindiendo tributo precisamente a quienes fueron sus moradores en el pasado, más que centenario. También se incluía en los paneles informativo una fotografía del oficial del Semáforo Manuel López, quien estuviera destinado en los años treinta y cuarenta del pasado siglo XX.

Victoria Fumero Perdomo, junto a Javier de Vega, uno de los impulsores desde hace cuatro años de este tipo de actividades para conmemorar la puesta en marcha y el valor del Semáforo, reivindicó el valor histórico del atalayamiento del mar y la costa, que permitía avisar de los barcos próximos a arribar al puerto y facilitando así su aprovisionamiento, además de contribuir con el servicio meteorológico, prestar ayuda y cooperación en los naufragios, la prevención del contrabando y cualquier otra incidencia que se pudieran percatar desde la observación en altura o la función propia de una estación telegráfica, dependiente del servicio electrosemafórico nacional, como precisa la historiador Mari Carmen de León en colaboración de miembros de la asociación de mayores de San Pedro, así como el colectivo vecinal Haineto Príncipe de Anaga y los incondicionales del propio semáforo de La Atalaya.

Tras el tributo en el cementerio, la organización del 126 aniversario continuó con talleres que se impartieron en la sede de la asociación de vecinos entre los niños, y no solo para los siete niños que van a clase en la unitaria del pueblo, sino para cuantos se quisieron sumar y disfrutar aprendiendo el diálogo con banderas náuticas y el código morse.

Mientras los más pequeños disfrutaban en la mesa instalada en la terraza recreando con pintura el Semáforo de Igueste, en el interior Mari Carmen de León explicó las mesas habilitadas para poner en valor este icono del pueblo, desde la copia de uno de los primeros inventarios localizado por Luis García Rebollo y facilitado a los vecinos del pueblo, hasta un talleres adaptado para los alumnos de Infantil, Primaria y Secundaria, con sus respectivas fichas, en colaboración de la también profesora María del Cristo Gil, que hacía las delicias de niños, como Ulises, al igual que la admiración que despierta la maqueta que recrea cómo era la estación semafórica, una recreación de Gregorio González.

Mientras se sucedía este trajín en la asociación, ya un grupo de excursionistas secundaron la invitación del geógrafo y miembro de la Tertulia Amigos del 25 de Julio Miguel Ángel Noriega rumbo al Semáforo que se localiza a poco más de dos kilómetros del pueblo, desde donde se sucedieron conexiones, a través de internet, con el Hotel Semáforo de Finisterre, el director de la AEMET en Cantabria, el comandante naval de Tenerife, la directora general de Patrimonio del Gobierno canario o el Semáforo-Museo de Francia en Saint-Gildas, entre otros, en una clara apuesta por reivindicar la rehabilitación de este enclave según el proyecto de uso y gestión que desarrolló el arquitecto Carlos Pallés y el deseo de complementar el servicio con un centro de interpretación en el pueblo. 126 ha sido un año histórico, porque se ha revertido la subasta que habría permitido que cambiara de manos públicas a privadas la instalación; ahora confían en que no tenga que pasar el mismo tiempo hasta que su mejora sea una realidad.

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