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BARRIO A BARRIO | Anaga

El PSOE lleva al pleno que Paiba y El Cresal sean asentamientos rurales y tengan agua

Medio centenar de familias, con producciones agrícolas y ganaderas, demandan estas mejoras

Aníbal y Eva, de Paiba, lamentan que la instalación del agua esté a escasos metros de sus viviendas y se les niegue el servicio. Piden que le reconozcan su propiedad como asentamiento rural. Andrés Gutiérrez

El grupo municipal socialista hará suyo en el pleno de este viernes la vieja aspiración de los vecinos de los núcleos de Paiba y El Cresal, que reclaman el reconocimiento del suelo donde viven desde mitad del siglo pasado como asentamiento rural dentro del Plan General de Santa Cruz. Esta fórmula le permitiría satisfacer su demanda histórica de contar con agua y luz, según demandan.

En la argumentación, el PSOE recuerda estas zonas se localizan en la cabecera de los valles de Las Huertas y El Cercado, pavimentadas casi en su totalidad y que permiten el acceso rodado a las veinticinco casas que se localizan en cada uno de los casos. Las primeras edificaciones, de autoconstrucción, se remontan a la década de los años sesenta, para precisar que la actual zonificación las reconoce dentro del actual PRUG de Anaga como suelo rústico de protección agraria, y en la revisión del último planteamiento tanto los vecinos como las asociaciones reclamaron su declaración como asentamiento agrícola.

El reconocimiento que demandan los vecinos y propietarios de los terrenos de Paiba y El Cresal les garantizaría a los vecinos poder a servicios mínimos, como cualquier otro vecino de Santa Cruz, atendiendo a las características y particularidades de esta zona rural y protegida.

Andrés Hernández Baute, quien pese a su juventud es uno de los vecinos conocedores de los orígenes del lugar así como comprometido con la situación actual, recuerda que la primera referencia que se tiene del asentamiento de Paiba se remonta al año 1490, a raíz de un conflicto entre un vecino de apellido Paiba, de origen portugués, que alertaba de que el dueño de María Jiménez había llevado el ganado a su propiedad.

Aníbal explica que la conexión de agua está a 400 metros de su casa. María Pisaca

Paiba, sin agua. Aníbal y Eva, propietarios de terrenos en la zona, confían en que el pleno aprueben el reconocimiento agrícola para Paiba, lo que le permitiría instalar el agua. «Este verano entre el problema del puente (de San Andrés) y la contratación de la cuba de agua... ha sido un sufrimiento. Ayer mismo tuvimos que volver a comprar otra cuba porque tenemos una piscina de 17.000 litros para regar y ya no queda ni gota; y también está vacío el aljibe».

«Nosotros somos la cuarta generación de la familia que nos dedicamos a cuidar estos terrenos», explica Aníbal. «Si esto sigue así acabaremos vendiéndolo a algún alemán para que le pongan el agua a él», mientras evidencia su desconfianza en los políticos. «Lo siento por los vecinos de La Palma que le prometieron ayudas; no les queda nada si espera que cumplan lo prometido para poner en marcha la red de riego para sus fincas», tras recordar que «aquí también hay asentamiento agrícola y ganadero». «Alguien se piensa que por vivir en la Reserva (de Anaga) tenemos que residir en casetas, como si fuéramos indios», apostilla. «No tenemos agua, parece que estamos en el tercer mundo y sin embargo mi casa se ve desde San Andrés; tan cerca y tan lejos».

Pedro Pérez, vecino de El Cresal. Andrés Gutiérrez

El Cresal, a oscuras. Pedro Pérez reitera que los vecinos de El Cresal carecen de agua y luz; al igual que en el caso de Paiba, confía en que se reconozca que es asentamiento rural. «Ese cambio de calificación en el planteamiento nos permitiría continuar con las producciones que hay aquí», para precisar que incluso, al igual que su familia, está empadronado en esta zona, y sin embargo viven «con penurias impropias y negándonos servicios básicos», añade.

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