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BARRIO A BARRIO | Valleseco

Esther, vecina de La Carbonera: «Rompo al año tres coches por llevar a mi hijo»

Esther Expósito, que reside en el centro de La Cardonera, lamenta la falta de una vía que le permita llegar a su casa, donde reside con un hijo con problemas de movilidad

Panorámica de La Cardonera, en la parte alta de Valleseco María Pisaca

«No hay derecho ni me puedo permitir el lujo de romper tres coches al año por la pendiente que tengo que sortear con mi vehículo para entrar por una estrecha pendiente que me permite sacar a mi hijo, de 29 años, que padece problemas de movilidad a consecuencia de una enfermedad crónica», dice su madre. «Si no voy yo con mi coche, ahí no pasa una ambulancia», se lamenta Esther Expósito, que vive en el centro de La Cardonera.

Desde la ladera donde residen sus padres, los nonagenarios Natalio Expósito y Eloína González, señala su «casa roja, con una escalera por un lado», un pequeño portal de belén enclavado en la parte alta de Valleseco donde su principal problema es la accesibilidad, pues cuando se construyeron las viviendas apenas se dejó espacio para el trazado de una vía pública que facilitara el acceso a las diferentes casas que han levantado.

«Muchos somos familiares y cuando hacía falta hacer las calles aquí nos movilizamos en demanda para que el ayuntamiento realizara las construyera; y cuando se consiguió, se daban por satisfechos con que llegaran hasta la puerta de su casa y no han dejado que pasen para el resto», explica Esther. Lo más que ha podido conseguir esta vecina de La Cardonera es que el ayuntamiento le instale un vado cerca de su vivienda, lo que no le garantiza que se mejore la accesibilidad a la zona, en especial porque necesita ayuda para mover a su hijo.

El IMAS le ha planteado irse a vivir a una casa de alquiler pero carece de dinero para abonar la fianza

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Esta situación la conoce desde el Distrito de Anaga así como el Instituto Municipal de Atención Social, que le ofrecen que se vaya de alquiler a una vivienda que reúna mejores condiciones para que pueda atender a su hijo y con más accesibilidad, pero esta alternativa se topa de frente con la realidad económica de esta vecina de La Carbonera: «¿Cómo quieren que me vaya de alquiler a una casa cuando me exigen una fianza y yo solo cobro por las cuatro horas que trabajo cuatro días a la semana con una señora?».

Esther no oculta su desesperación. Ve que el tiempo pasa y que muchos de los interlocutores que pelearon por conseguir una calle que les mejorara la accesibilidad desistieron cuando lograron el objetivo en beneficio propio. «Mira, ¿tu ves aquella ventana? Desde allí veo yo a todos lo que se sientan a comer con los políticos que les han hecho los favores, porque de esta zona no se preocupó ni el alcalde Manuel Hermoso, ni Miguel Zerolo ni ninguno». 

También recuerda a otra vecina que se acaba de operar y que no ha podido volver a su casa y reside con su hija hasta que recupere movilidad para evitar quedar atrapada en su casa. 

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