La capital tinerfeña vivió ayer un momento histórico y muy especial. La Biblioteca Municipal Central –ubicada en TEA, Tenerife Espacio de las Artes– recibió oficialmente el legado del que fuera cronista oficial de la capital entre los años 2011 y 2016: Luis Cola Benítez. El alcalde, José Manuel Bermúdez, y la concejal de Cultura, Gladis de León, recibieron la donación de manos de su viuda, Luz de los Ángeles Tudela. El sencillo acto, que incluyó la firma de un acta de recepción, tuvo lugar en las instalaciones situadas en la planta baja de este centro de arte contemporáneo.

El propio Cola manifestó antes de su fallecimiento que su deseo era que su archivo y biblioteca personal pasaran a formar parte de los fondos de la capital y del patrimonio de todos los santacruceros. «Siempre quiso que la gente aprovechara lo que él había investigado», aseguró su esposa, visiblemente emocionada. Desde hoy, toda la labor investigadora desarrollada durante décadas por Cola –que trabajó con ahínco para poner en valor la historia de la ciudad– descansa en los archivos de TEA, concretamente entre la colección de fondos personales que custodia esta institución.

Su legado, que incluye todo tipo de documentación y algunos de sus objetos personales, será de gran utilidad para los historiadores y futuros investigadores, que encontrarán en su biblioteca personal una valiosísima fuente de información. Además, al incluir otro tipo de piezas –como fotografías, folletos y grabaciones televisivas– servirá para poner en contexto su trabajo y la época que le tocó vivir. «El material ha sido colocado en un compacto entero y ahora mismo está en pleno proceso técnico para empezar con su catalogación. Será un proceso complejo», adelantaron los técnicos del centro.

En concreto, y tal y como recoge el acta de recepción, la donación incluye alrededor de 200 volúmenes de fondo antiguo. Esto abarca publicaciones de antes del año 1958, tal y como precisaron los profesionales del centro. Asimismo, consta de unos 1.600 ejemplares de fondo moderno, más de 800 folletos guardados en 21 cajas, unos 20 títulos de publicaciones periódicas (fundamentalmente de temática histórica), cinco cajas con grabaciones entre las que destacan los programas sobre la historia de Santa Cruz que hizo en el desaparecido Canal 7 y dos cajas de archivo con varios objetos personales.

«Para la ciudad es una aportación documental muy valiosa. Luis Cola fue un investigador, un apasionado, un amante de nuestra capital y de su historia», destacó Bermúdez. «Ahora, después de su fallecimiento, su familia ha decidido que el fondo esté en manos de la Biblioteca Municipal a disposición de otros investigadores o de gente curiosa que quiera conocer la historia de Santa Cruz», añadió. Para el responsable local, la parte más valiosa de estos archivos son los manuscritos originales de los libros que publicó Cola y que incluyen «anotaciones con las fuentes de dónde extraía las cuestiones que plasmaba en sus obras. Es una gran aportación y estamos muy agradecidos».

La viuda del desaparecido cronista chicharrero quiso dar las gracias al Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife pero también hizo una mención especial en recuerdo de su esposo. «Muchas gracias también a Luis Cola por haber querido tanto a su pueblo y por habernos contagiado a todos ese amor. Ahora todo esto estará en un buen sitio y bien cuidadito», festejó.

Para conmemorar esta donación, los responsables de la Biblioteca Municipal han preparado una pequeña exposición con algunos de los objetos, libros y documentos más llamativos de Luis Cola. Por ejemplo, se muestran dos de los ejemplares más valiosos de los fondos bibliográficos antiguos que reunió el cronista a lo largo de toda una vida de pasión por los libros: Un Don Quijote de la Mancha de 1808 y un ejemplar de Los salmos de David del año 1786, el más antiguo de toda su colección.

«Dentro de su archivo personal tiene una parte dedicada al Club Deportivo Tenerife muy representativa. Contamos con dos de sus carnets de socio, uno de 1942 y otro de 152 y una carta a su padre, Joaquín Cola, en el que el club lo distingue con honores», detalló María del Carmen Mendoza, técnico del centro.

Sin duda, la vertiente investigadora de Cola es una de las más interesantes. Fue autor de una quincena de libros y un millar de artículos sobre la capital. Muchos de ellos los publicó en La Opinión de Tenerife, donde además formó parte del Consejo Editorial. «Sus libros son todo un referente para nosotros como trabajadores del fondo antiguo local», aseguró Mendoza. Los nuevos fondos capitalinos incluyen los manuscritos originales de obras como 1797, cinco días de julio, Barrancos de Añazo, Itinerario Histórico de Santa Cruz o Villalba Hervás. «En la parte contemporánea de su biblioteca, la que corresponde a principios del siglo XX, destacamos dos ejemplares por la firma de Luis Diego Cuscoy y Francisco de Viera. Están ambos autografiados e incluyen dedicatorias a Joaquín Cola, su padre», añadió.

La pequeña muestra cuenta, además, con parte de su maravillosa colección de postales, sus agendas de puño y letra con notas para sus trabajos y otros detalles que hablan de su faceta más personal, como algunas de sus pinturas y poesías. Se completa, además, con una pequeña colección de fotografías que recuerdan a su rama familiar materna y su imprenta, los Benítez.

Al acto acudió el actual cronista de la ciudad, José Manuel Ledesma, y Emilio Abad, miembro –junto al anterior y como lo fuera Cola también– de la Tertulia Amigos del 25 de julio. Ambos destacaron la generosidad del recordado investigador. «Fueron veinticinco años de amistad. Puedo decir que en la tertulia él lo era todo. Siempre nos hacía llegar sus reacciones y su sabiduría. Tenía la gran bondad de dejarme sacar de su casa veinte o treinta libros para que yo pudiera trabajar», recordó Ledesma. «Lo que ha dejado Luis aquí es un tesoro», añadió Abad.

Aprovechando la ocasión, la Biblioteca Municipal quiso obsequiar a la viuda con un ejemplar recién reeditado de Alcaldes de Santa Cruz de Tenerife, una de sus últimas obras. Forma parte de la colección Biblioteca Capitalina.

Desde el consistorio también destacaron otra curiosidad que pone de relieve la meticulosidad de Cola. «Sellaba sus libros con dos tipos de exlibris, de tinta y de sello adherido, con su nombre y sus apellidos. Incluso en alguna obra cuenta con tejuelo propio (etiqueta en el lomo) con la signatura topográfica para localizarlo en los muebles de su biblioteca», indicaron.

Luis Cola Benítez nació en 1933 en la santacrucera calle Callao de Lima. La historia pronto se convirtió en su pasión y una de sus aficiones era recortar artítulos de prensa relacionados con esa temática. Dedicó gran parte de su vida a investigar sobre Santa Cruz de Tenerife, sus calles y sus principales personajes. Recibió, entre otros, el Premio de Investigación Histórica Antonio Rumeu de Armas en el año 2000 y el II Premio de Periodismo Mare Nostrum Resort en 2004.

Perteneció, entre otros, a la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, al Instituto de Estudios Canarios, a la Asociación Hidalgos de Nivaria y fue uno de los miembros fundador de la Tertulia Amigos del 25 de Julio.