La organización del Carnaval remite un cuestionario a los grupos para conocer qué tiempo precisan para preparar sus repertorios, lo que será determinante en el formato de cada modalidad.

El concejal de Fiestas, el nacionalista Alfonso Cabello, dio la tarde del pasado martes el «pistoletazo de salida digital» a los preparativos básicos para afrontar el Carnaval 2022, dedicado a la Ciencia Ficción: diseño y elección de disfraces, confección del traje de prueba y selección del repertorio... trabajos que no precisen reuniones en los locales y a sabiendas de que cobrarán el 100% de la aportación municipal como ocurrió en 2020, cuando comenzó la pandemia del Covid. Cabe recordar que la pasada edición fue virtual y se abonó el 70% de la ayuda porque solo se tuvo que participar en la grabación de un vídeo y en el número conjunto de la gala de las guardianas. Es más, las candidatas de las tres modalidades desfilaron en un mismo espectáculo; ahora se plantea el formato anterior, o sea, tres festivales independientes.

La invitación a activar la maquinaria de los preparativos sin entrar aún en los locales pretende ganar el tiempo perdido respecto a la antigua normalidad: cuando acababa el Carnaval y antes de finalizar las actuaciones por los pueblos de la Isla ya se tenía el diseño de la siguiente edición y/o ideas para los nuevos repertorios. Ni que decir tiene que a estas alturas en la antigua normalidad, la mayoría de los grupos ya tenían hasta el traje de prueba hecho; pero el Covid parece hacer oxidado la maquinaria y muchos grupos, en especial las murgas infantiles, advierten que se enfrentan al vacío y desconocen el predicamento que van a encontrar en los niños cuando intenten reactivar cada grupo.

Por ello, el concejal de Fiestas quiso lanzar una invitación a poner a todos los grupos para tener en marcha la maquinaria de cara a cuando se permita entrar a los locales, con la idea que desde el día siguiente a que se autoricen los ensayos en los locales –con restricciones en el número de componentes en función del nivel que esté activado, que siendo optimista podría autorizarse el 50% de la capacidad total del local, o sea una treintena de componentes– los grupos tengan preparado algo para cantar o bailar.

En el cuestionario remitido ayer y que se deberá responder de forma digital antes del próximo lunes, Fiestas se dirige a las agrupaciones o a los diseñadores para preguntar, en el primero de los casos, el número de componentes, la modalidad a la que pertenecen, el nombre del presidente o representante, además de aprovechar para renovar los datos de contacto, como el correo electrónico o saber si las formaciones tienen página web o qué redes sociales tinen perfiles.

A partir de ahí hace una aproximación para saber si cada uno de los grupos tiene identificado a sus componentes y los pueden localizar con rapidez en caso de que sea preciso lanzar algún mensaje (como ocurre con los difundidos a través de la mensajería telefónica). La organización se interesa sobre si tiene control de los asistentes a cada ensayo, si bien sobre este particular la organización ya anunció su voluntad de fijar una lista de recomendaciones sanitarias para el día que se pueda volver a ensayar: toma de temperatura, obligatoriedad de mascarilla, distanciamiento social, gel hidroalcohólico...

A partir de ahí, Fiestas abre el melón, expresión acuñada por el concejal en las reuniones del pasado martes, para preguntar a los grupos «si los ensayos empezaran el 1 de octubre, ¿con qué podría tu grupo presentarse al concurso?», añadiendo la siguiente coletilla: «Si eres murga, rondalla, agrupación musical o Canción de la Risa, indícanos cuántos temas te daría tiempo de preparar (en octubre). Si eres comparsa o formación coreográfica, indícanos cuántos minutos de espectáculo podrías preparar». Esta pregunta se reitera con una sola variación: cuántos temas o minutos de espectáculo podrían preparar las murgas, comparsas, rondallas, agrupaciones musicales... si se comienza en noviembre, y también en caso de que el inicio de los ensayos se retrasaran hasta diciembre.

La respuesta que se dé en relación tiempo/repertorio será determinante para que Fiestas determine el formato de los concursos que tendrá especial relevancia en las murgas adultas, pues de empezar en diciembre sería muy complicado garantizar dos temas, por lo que habría que sopesar si se hacen tres fases y los premios se entregan sin final en Interpretación o se convoca a los mejores para mantener el espectáculo repitiendo canción. En caso de que se inicien los ensayos en noviembre, se podría garantizar dos canciones, una en fase y otra en final... si bien ahora mismo se está a la espera de las respuestas de los grupos.

Más determinante será el cómo se ensayará con restricciones en los locales, con un máximo de 33 en la mayoría de las sedes si está en vigor hasta el nivel 2. El concejal insinuó en la reunión con los grupos desarrollar el modelo aplicado para preparar la canción conjunta del Carnaval virtual; o sea, a través de móviles u ordenadores, o dividiendo las cuerdas o voces en el local para empastar el todo grupo en ensayos que se tendrían que desarrollar en polideportivos o instalaciones al aire libre, tal vez una solución que tendría que facilitar la organización desde las instalaciones municipales, una fórmula en la que muchos piensan pero nadie ha elaborado aún un censo con el que poder repartir las ubicaciones entre los grupos.

El resto del cuestionario avanza que se establecerá un premio del público y pregunta por aspectos a mejorar tanto del concurso, galas y desfiles, en una edición que se prevé de transición; o sea, sin actos en la calle.

La clave, el número de componentes

En el cuestionario remitido por Fiestas a las murgas adultas, se interesa por el número de componentes de cada formación crítica. Sin embargo, obvia una cuestión que podría ser decisiva en el particular de los colectivos con más componentes. La pregunta del millón sería conocer Zeta-Zetas, Diablos Locos, Bambones, Mamelucos, Triquikonas... –que siempre se han caracterizado por salir con casi un centenar de integrantes– aceptaría participar en un Carnaval con restricciones en el número máximo de integrantes. ¿Saldrían los grupos críticos más numerosos si se limita la participación a 35 componentes? Ese número fue el que Fiestas estableció cuando intentó organizar las habaneras. De las grandes, muchas han dicho que es innegociable recortar componentes; prefieren cantar un tema a quitar integrantes.