El grupo gastronómico La Cuadra de Palmero afronta los últimos detalles de la adaptación de las instalaciones Café Atlántico, que cerró sus puertas en la terraza del Casino Principal de Tenerife, a la nueva normativa con el objetivo de garantizar el mejor servicio al cliente durante, al menos, los próximos quince años. Ese es el período del contrato suscrito con la señora sociedad que presiden Miguel Cabrera-Pérez Camacho y el grupo empresarial que se prepara la reapertura inminente de las instalaciones, posiblemente a finales de este mes de agosto.

En la visita realizada a la histórica cafetería, testigo de la evolución de Santa Cruz desde mitad del siglo pasado, Airam Afonso muestra el acabado de las obras realizadas, que garantizan la imagen de este bar y restaurante de la capital chicharrera que entremezcla el sabor a tradición con la calidad y el acabado que exige la nueva normativa.

Eso sí, el empresario admite que nunca pensó que las instalaciones estuvieran tan deterioradas cuando negoció la concesión del local, lo que le ha llevado a emprender un cambio en las tripas de las instalaciones sin que eso se traduzca en un cambio en la imagen exterior. La diferencia más llamativa es la ausencia en el nuevo Café Atlántico del cuatro que, por encargo del primer propietario de la familia Coll, realizó el pintor Martín González. La falta de acuerdo con el Casino, tras la judicialización del proceso para renovar el importe del alquiler, impidió llegar a un acuerdo para que la institución adquiriera el cuadro. Pero de ese trámite es ajeno el nuevo empresario que asume la explotación del café.

En la hoja de ruta que se trazó Airam Afonso para la reapertura del establecimiento se han tomado en consideración los criterios marcados por Patrimonio, tanto desde la Gerencia de Urbanismo como del área competente del Cabildo Insular de Tenerife, lo que se tradujo en la elaboración de un proyecto adaptado a las necesidades técnicas que combinan las garantías del acabado en un inmueble que goza de protección como Bien de Interés Cultural.

Más allá del suelo del café, que presentaba un máximo deterioro, ha sido necesario la restitución de la red de saneamiento, no solo por actualizar los materiales, sino por adaptarlo a la nueva normativa, pues fue precisó establecer redes independientes, lo que obligó a picar el suelo, como establece la licencia, con el compromiso de la reposición de acabado de mármol.

Aprovechando este grado de intervención también se procedió al cambio de toda la red eléctrica y la instalación de gas, además de la fontanería.

La reapertura del renovado Café Atlántico supone la adaptación de la cocina a la nueva normativa. Además, desde 1948, cuando abrió el establecimiento abrió sus puertas por primera vez y hasta su cierre el pasado mes de agosto, esta cafetería-restaurante solo tenía un cuarto de baño con un inodoro para hombre y mujeres. En su lugar, el renovado Café reabrirá con tres amplios servicios, cada uno con cuatro inodoros, según establece la normativa para atender un máximo de 150 personas, según la capacidad autorizada. También se ha habilitado otro baño adaptado para personas con problemas de movilidad.

Más allá de conservar el acabado final del Atlántico de toda la vida, se ha habilitado y mejorado el almacén con el uso de pladur y la instalación de una cámara para garantizar el almacenamiento, además de proceder a la limpieza y adecuación de la barra y habilitar una pequeña oficina.

Además, en la zona más próxima del salón hacia la calle de San José se prevé habilitar un reservado; toda esta actuación se ha ejecutado garantizando los criterios establecidos tanto por Urbanismo como por Patrimonio insular y, a su vez, con el objetivo de hacer del Café Atlántico un lugar confortable para el visitante.

«Nunca pensamos que estuviera tan deteriorado», reitera Airam Afonso, quien por un momento llega a insinuar que, de saberlo, quizás habría negociado de otra forma con el Casino para establecerse en el nunca, si bien tiene claro que nunca hubiera descartado establecerse con el objetivo de ser testigo de excepción de la evolución del Santa Cruz de los próximo quince años. «Ha pasado mucho tiempo sin reformas en este establecimiento», admite Airam Afonso junto al jefe de obra de la contrata que afronta la rehabilitación del inmueble, para precisar que «de trabajo real han sido cuatro meses, desde abril», mientras mira a la sala del Café Atlántico con el deseo de que la clientela comparta la ilusión que ha puesto para hacer posible la reapertura.