«Estoy flotando y muy emocionado. Solo tengo palabras de agradecimiento. La de mi escultura Lo llevo bien y su relación con Santa Cruz es una historia preciosa y única que me demuestra que todo puede ser, que nada es imposible». Al reconocido escultor vasco afincado en Tenerife, Julio Nieto, le cuesta, incluso, contener las lágrimas. Tras siete años, su árbol regresa en octubre a la plaza de España de la capital.

No descarta la idea de «recoger en un libro» la inusual y «bonita» historia de amor que surgió entre una escultura y una ciudad, entre su obra Lo llevo bien y el municipio de Santa Cruz de Tenerife. Una historia que, contra de todo pronóstico, ha acabado con un final feliz. «Esto me ha demostrado que hay que tener confianza en la vida, que todo puede ser, que nada es imposible». A Julio Nieto, el prestigioso escultor vasco afincado en Tenerife, aún le cuesta creer todo lo que ha pasado y lo que está pasando con su árbol. «Estoy como atónito. Me siento muy emocionando y como si estuviera todo el rato flotando», manifiesta.

Lo llevo bien llegó a Santa Cruz casi que por casualidad. Julio Nieto había terminado esta obra itinerante un mes antes de lo acordado con la Galería Villa del Arte de Barcelona, por lo que se le ocurrió, según cuenta, hablar con el Ayuntamiento chicharrero para exponerla durante dos semanas en la capital tinerfeña, en la plaza de España, antes de que la pieza emprendiera su viaje. El alcalde, José Manuel Bermúdez (CC), señala Nieto, aceptó de manera inmediata. Enseguida, este peculiar árbol, construido en acero inoxidable, de cinco metros de altura y 450 kilos de peso, atrapó el corazón de chicharreros y visitantes, incluidos niños, que se detenían a admirarla asombrados.

A los pocos días de que fuese instalada en la plaza de España, se creó la comunidad y el perfil de Facebook Enamorados del árbol, una idea que surgió de una fotógrafa, Begoña Alonso, que se quedó prendada de la obra, «enamorada» desde el primer momento que la vio, tal y como les ocurrió a numerosos ciudadanos. El objetivo de esta plataforma era recaudar dinero, durante el plazo de un mes, para poder comprar la escultura, con el fin de que se pudiera quedar expuesta de forma permanente en la plaza de España. Se habilitó una cuenta bancaria y se colocó una hucha junto a la pieza, donde se podía introducir un sobre con la donación y el nombre de la persona que la realizaba.

El escultor rebajó un 50% el precio de esta obra para facilitar su adquisición, llegando hasta los 70.000 euros. «Yo me acercaba muchas veces a la plaza de España para observar la reacción de la gente, sin que nadie me conociese. Era fascinante ver a los pequeños cogiendo su dinerito y guardándolo en un sobre y también oír a algunas personas animando a otras a donar», relata Nieto. Pero el objetivo no se alcanzó. El tiempo no fue suficiente y la escultura tuvo que ser trasladada. «Después de todo lo que había pasado, de lo que se había creado en torno a mi obra, fue muy duro desmontarla para trasladarla a Barcelona», apunta el artista vasco.

«Pero qué cosas pasan en esta vida. Quién me iba a decir a mí, que siete años después, el deseo de todas aquellas personas, y el mío propio, se iba a cumplir. Después de recorrer un largo camino durante tanto tiempo, pasando por Barcelona, Nueva York, Baltimore, Miami y Krefeld, en Alemania, Lo llevo bien regresa a casa».

Y lo hace porque «esta bonita historia no terminó ahí», en la creación de aquella plataforma. Julio Nieto narra que, años más tarde, se la contó a un cliente suyo, a cuyo padre, Juan Fernández, una de las personalidades más importantes de la historia del automovilismo español y que falleció el 22 de junio de 2020, le encantaba Tenerife. «Recuerdo que era el día del padre y recibí la llamada de Álex. Me dijo que no se le había quitado de la cabeza aquella historia y que había decido participar en ella para que la pieza pudiese volver a Santa Cruz en memoria de su padre. A mí se me doblaron las rodillas. Me preguntó que si podía comprarla al mismo precio que en su momento se estableció para la plataforma. Yo conté lo que estaba pasando a las dos galerías a las que tenía que rendir cuentas, Villa del Arte de Barcelona y La Musa, en Adeje. Se emocionaron y enseguida me dieron vía libre. Lo siguiente era sentarnos con el Ayuntamiento y ya todo fue sobre ruedas», manifiesta el escultor.

La previsión es que Lo llevo bien pueda estar ya en la plaza de España en octubre, pues ahora mismo se encuentra en Alemania. Nieto indica que la escultura llevará el nombre de todos aquellos que aportaron un donativo en 2014 y, por supuesto, del mítico piloto Juan Fernández, cuyo hijo ha comprado la obra para donársela a Santa Cruz de Tenerife. «Esta historia da sentido a mi profesión. Es algo tan maravilloso...», concluye.