Vecinos del asentamiento agrícola de Paiba, en la parte alta de San Andrés, recuerdan que viven sin agua, y eso a pesar de que la red de abastecimiento pasa a unos 400 metros de distancia de donde tienen sus viviendas y a pesar de que sí cuentan con suministro eléctrico desde hace más de tres décadas.

La situación que padecen Aníbal y Eva, entre otros residentes de la zona, no es nueva, pero quedó en evidencia en una de las reuniones celebradas por el concejal de Infraestructuras del Ayuntamiento de Santa Cruz, el nacionalista Dámaso Arteaga, a raíz del cierre al tráfico del puente de San Andrés, construido en 1935. En aquel encuentro con los dirigentes vecinales del Macizo, esta pareja acudió a la reunión para hacer constar a las autoridades municipales que, si se cerraba la vieja plataforma, cuáles serían las alternativas que les quedaba ara garantizar el suministro.

El edil, en presencia de los técnicos, precisó en una primera intervención que la plataforma Bailey que entonces estaba previsto que instalaran los militares –como finalmente así ha ocurrido– garantiza el paso de vehículos de un peso máximo de entre diez o doce toneladas. Aníbal y Eva advirtieron que esa cobertura era insuficiente para sus necesidades, pues cada mes, en verano, tienen que contratar una cuba de agua en Güímar cuyo peso ronda las dieciséis toneladas.

Dámaso Arteaga descartó inicialmente que las cubas, que trasladan a esta familia unos 7.000 litros de agua, pudieran pasar por el puente militar, lo que suscitó la inquietud y preocupación de Aníbal y Eva, pues la otra alternativa para garantizarse el suministro cada mes es que la cuba de agua que contrata vaya por la carretera de la cumbre –desde Las Mercedes–, con el consiguiente encarecimiento del servicio, máxime cuando tiene que recorrer el interior del Macizo hasta llegar a la parte alta de San Andrés. Finalmente, el concejal de Infraestructura se comprometió a estudiar la situación, que incluso podría ser más grave, se comentó en dicha reunión, si finalmente el puente de San Andrés no garantizaba el paso a vehículos de 18 toneladas.

El concejal admitió en la última reunión que esta demanda la trasladó a los técnicos que se encargan de la redacción del proyecto de rehabilitación para garantizar que, tras la mejora, se garantice el paso de este tipo de vehículos. Fue el alcalde de Santa Cruz, en la última reunión, quien fijó las pautas marcadas desde el ayuntamiento: la vieja plataforma debe garantizar al menos el mismo servicio que prestaba antes, y en particular el paso de los servicios de emergencia como bomberos.

En una visita al asentamiento de Paiba, Aníbal y Eva, junto a Andrés Hernández Baute, explican su situación. Este enclave, al igual que El Crezal carecen de suministro de agua. Es más, han instalado sus propios depósitos o aljibes para aprovechar el agua de la lluvia, hasta que el verano pasa factura y obliga a contratar la cuba. Y eso en pleno siglo XXI y con una tubería que pasa a 400 metros de su casa.