Nacido en Venezuela el 16 de enero de 1969, Miguel Ojeda es un jiribilla que entiende el sector del taxis como una empresa. Su abuelo, natural del barrio chicharrero de Villa Ascensión, acabó en un barco ballenero en La Antártida la primera vez que quiso buscar un futuro próspero más allá de su Santa Cruz natal, hasta que a en el segundo intento acabó en La Guaira, donde se estableció con su esposa, nacida en La Cuesta, y llegó a ser economista en uno de los bancos más importantes de la Octava Isla. Al finalizar sus estudios de Bachillerato, con 18 años, le dijo a su madre que quería volver a Tenerife para hacer su carrera: ser taxista, profesión por la que se decantó porque le gusta disponer de tiempo para sí. El tiempo que pasó de vacaciones con su familia en la playa Los Caracas el marcó: solo dos podían disfrutar del descanso los 20 días que estaban allí, el resto –abogados y médicos– estaban pendientes del busca. De ahí que le preguntara a su madre si quería que estudiara en la universidad para no tener vacaciones.

En 1996 llegó a Tenerife y trabajo en Almacenes Wehbe ocho años: comenzó de ayudante de vendedor y acabó de encargado de las tiendas One Way de las Casas Amarillas, frente al García Sanabria, hasta que logró hacer su sueño realidad. Quince días antes de casarse dejó el trabajo en las tiendas, precisamente porque no tenía tiempo para él, para iniciarse como taxista, hace ya 26 años.

¿Qué ha venido a aportar la Mesa del Taxi, que nació hace cuatro años?

Muchísimo. Ante todo seriedad, respeto al sector y confianza en unos representantes que por una vez han demostrado la unión llevando a la Mesa las peticiones que a través del whatsapp nos hacen llegar los compañeros.

¿Qué cosas concretas se han conseguido en estos 4 años?

El primer gran logro de Elite Tenerife es la constitución de la propia Mesa del Taxi en Santa Cruz dado que antes cualquier compañero creaba una asociación sin tener ningún socio e iba a sentarse allí, como llegó a ocurrir cuando se reunieron hasta 17 colectivos. Divide y vencerás; era el éxito del Ayuntamiento. Luego la tarifa: la unificación del precio en Santa Cruz; ha sido un impulso que nos ha equiparado al resto de la Isla ya que la capital era el municipio más barato de todo Tenerife.

¿La última movilización contra el ayuntamiento ha reforzado su liderazgo?

El cien por cien de las 25 manifestaciones que hemos organizado en los últimos cuatro años han sido un éxito. En todas se ha conseguido algo y la asistencia siempre ha sido masiva, lamentando el colapso que hemos causado.

¿Alguien lo ha intentado comprar o usted se ha vendido?

He recibido alguna oferta y por supuesto que no me vendo y hago lo que quiero; no tengo precio, soy taxista, no quiero un puesto en el ayuntamiento.

¿Elite Tenerife son ‘los cuatro taxistas de Patricia’?

De esto tiene mucha culpa Miguel Ángel González Suárez, de La Diez Radio...

Pero el colectivo está roto por la tensión que se respira en algunos momentos.

El colectivo no está roto. Somos muchos. Reúne a 732 personas y siéntalas doce horas; va a haber un rifirrafe en algún momento, y más con dinero por medio. Un compañero asalariado me comentaba que había falsedad en entre los taxistas porque decían que iban a votar a una asociación y lo hicieron por Elite. Y yo le dije que eso no es por falsedad, sino que hacen eso por miedo. Aquí hay un señor representante que yo he visto ofrecer dinero a cambio de conseguirle votos; hay compañeros del sector del taxis que han perdido la licencia por denuncias de ese señor... Hay compañeros que tienen miedo que lo vean en una manifestación; incluso me he planteado concentrarme para exigir agilidad al Cabildo en el pago.

Hay quien dice que usted y los afines a Elite ya han cobrado las ayudas y el resto no.

Primera vez que lo escucho; con la caña que le meto a Enrique Arriaga... Yo no he cobrado; es más, me la denegaron por tener una multa con el Gobierno canario que ya pagué. Mis amigos son los taxistas, los de otro representante tienen chaqueta y corbata. Los míos están en la calle, sudando ahora mismo y no los cambio, y son los que me dan felicidad como el miércoles; los otros le dan amargura al otro representante.

¿Quién le quemó el coche cuando estuvo de coordinador en el Puerto de Santa Cruz?

Sé quién me quemó el coche: el propietario de un taxis de Santa Cruz. Lo sé, llevo 26 años aquí.

Pero usted tampoco será una hermanita de la Caridad...

Para poder llegar a controlar y hacer cosas buenas en el taxis, en el pasado tenías que haber sido un poco cabrón. Y yo lo fui, aunque ahora soy un regenerado y por la madurez que me dio la muerte de mi madre desde los 40 años y empecé a empezar en mi empresa.

Se refiere al taxis como una empresa.

Es que es una empresa. Pago autónomo, módulos...

Pero transmite la inquietud por buscar un futuro próspero.

Estoy así todo el día. Me acabo de comprar un coche para llevar sillas de ruedas; tengo que buscar más alternativas para ingresos porque la cosa esta jodida.

¿Se puede vivir del taxis en Santa Cruz?

Si tienes una familia que mantener y tienes deudas, no.

¿Cuánto se gana de media?

Ahora nos estamos llevando libre para casa 50 euros al día, teniendo en cuenta trabajamos días alternos y los domingos están muertos. Escapamos por las ayudas mensuales de la Mutua, casi mil euros del Gobierno central.

¿Por qué se llegaron a dar hasta 1.086 licencias, por compromisos políticos?

No. Había mucho trabajo y se vivía muy bien. El problema del taxis en Santa Cruz se llama tranvía. Un taxistas que trabajaba 16 o 17 horas diarias sin tranvía, de lunes a domingo, tenía un promedio de ingresos de 4.500 euros al mes; quien trabajaba un horario normal de 10 horas podía redondear los 2.000 euros de lunes a viernes antes del tranvía. Cuando se puso en marcha el tren rápido todo eso cayó a la mitad.

¿Es más afín de Patricia Hernández o de Bermúdez?

Bermúdez es un tipo que me cae bien y que lo veo como un niño pícaro como cuando yo era niño; me cae bien y tengo buena relación. Políticamente, cuando le llevan la contraria y le ponen un sector en contra como he hecho yo, pierde las relaciones. Pero con Alfonso Cabello o Dámaso Arteaga tengo muy buena relación; o con Carlos Tarife, o Díaz Guerra, con quien me llevo muy bien aunque discutimos; o Lola Espinosa o Ramón Trujillo de Podemos, o Evelyn Alonso, que era amiga mía y nos engañó; sin embargo a Zambudio no la tragaba y nos defendió, por lo tanto tengo que decirle chapó. ¡Qué te puedo decir de Patricia! Es la alcaldesa del taxis, como dicen ellos; Bermúdez no nos ha dado nada y Patricia nos dio un millón de euros. No soy de ningún partido; soy de las personas; es más, soy antisocialista.

¿Esperaba obtener el 71% de apoyos el miércoles?

Sabemos que tendríamos un buen apoyo en un sector complicado. Creímos en el trabajo de los últimos cuatro años. 21 compañeros de Elite no pudieron votar, pudimos tener más votos aún.

¿De qué sirve el apoyo si la Mesa no es vinculante?

Pero va a ser. Es un objetivo que nos trazamos hace cuatro años.

¿Cuál es el horizonte?

No podemos hacer cuatro o cinco Mesas del Taxis durante el año y repetir lo mismo. Todas las decisiones que se tomen entre todos los que estemos allí sentados se tienen que poner fecha de ejecución y llevarse a cabo. Esta fiesta del taxis que se celebra cada cuatro años tiene que tener un valor. No puede ser que para hacer valer una mayoría absoluta nos tengamos que manifestar en la calle cuando ya el sector lo ha hecho en unas elecciones de forma rotunda.

¿Cuáles son las prioridades?

Necesitamos tener antes de final de año el estudio económico que nos permita saber cuántas licencias municipales sobran en Santa Cruz, o sea la ratio.

Pero la actual situación económica lo impide...

No. Tenemos los datos de cuando la ciudad funciona; sabemos lo que hace falta. La ciudadanía tiene que tener claro que la época de que cuando levantas la mano y salían seis taxis peleándose para llevarse la carrera ha desaparecido; no pasa nada por esperar tres minutos; ese tiempo se transforma en calidad del servicio.