La comisaria dejó atrás las órdenes para dar las gracias a los miembros del cuerpo de seguridad local; algunas se han jugado hasta su integridad física por la población

Casi un centenar de agentes y representantes de los cuerpos de seguridad cambiaron ayer la comisaría por el teatro Guimerá después de que la Covid-19 le impidiera celebrar el 180 aniversario de la Policía local el año pasado, lo que la acredita como la más antigua de toda Canarias.

Tras la eucaristía en la parroquia de La Concepción con motivo de la festividad de la patrona del cuerpo, la Virgen de Fátima, la bombonera chicharrera fue punto de encuentro para entregar los reconocimientos del último año. Antes, la propia comisaria de la Policía local, Carmen Delia González, tomó la palabra: «Casi siempre me corresponde dar órdenes, corregir conductas, pedirles más y más, pero hoy quisiera darles las gracias por la profesionalidad demostrada este último año».

A partir de ahí, comenzaron a desgranarse los reconocimientos y se procedió a la entrega simbólica de la medalla al mérito policial, con distintivo de oro, para todos los agentes que prestaron su servicio desde la declaración del estado de alarma, el 14 de marzo, y durante el confinamiento que se prolongó hasta el 21 de junio, mención que recogió en nombre de todos el policía local santacrucero Antonio Hernández.

El propio alcalde quiso reconocer el compromiso de los agentes, que alternaban su servicio con su quehacer diario, jugándose la vida en la calle y con el riesgo de un contagio en sus familias.

Antes de los reconocimientos a título personal, la comisaria dedicó palabras de agradecimiento a la labor desarrollada por cinco trabajadoras del grupo Eulen que se encargan de la limpieza de las dependencias policiales, una labor fundamental, precisamente en este tiempo de pandemia, para luego hacer un repaso en cifras por los servicios realizados por los agentes durante el último año.

Reconocimientos personales

Después de recoger la medalla y el diploma acreditativo del reconocimiento a los agentes que han desarrollado su labor durante el Covid, el primero de los homenajeados fue el subcomisario Blas Hernández, ejemplo en la entrega a sus compañeros a la hora de traducir la normativa legal en el quehacer diario de los agentes, mención a propuesta de toda la escala de mandos del cuerpo y con el refrendo mayoritario de los integrantes de la Policía local.

Los subinspectores Damián Melián y Javier Rodríguez, al frente de la Unidad Operativa, recibieron el reconocimiento por su labor desarrollada en el último año, al igual que seis agentes que destacaron por su labor excepcional en el incendio de un supermercado el 10 de julio del año pasado.

Entre ellos, es el caso de Casiano Pérez e Iván Reyes, pareja que estaba de servicio es y que fue la primera en acudir al incendio que se registró en la calle de Salamanca. En los bajos había un establecimiento de alimentación donde se registró el fuego. Inicialmente no parecía tener tanta virulencia, pero su intervención, junto a los refuerzos que acudieron luego al lugar, fue fundamental para salvar las vidas de los vecinos –muchos de ellos octagenarios–. Una quincena de familias que ocupaban las tres viviendas repartidas en las cinco plantas; algunos de los moradores habían decidido refugiarse en la azotea mientras el fuego comenzaba a afectar a los edificios colindantes, lo que provocó varios ataques de ansiedad entre los vecinos que fueron evacuados por los agentes del cuerpo de seguridad local de Santa Cruz.

Casiano Pérez, de 49 años, entró en el año 2000 la Policía chicharrera movido por el ejemplo de su suegro, también agente, mientras que su compañero de servicio Iván Reyes, de 45 años, decidió sumarse al cuerpo animado por su hermano, miembro de la Policía Nacional, al igual que otras personas de sus amistades.

En total fueron 45 agentes los que recibieron sus medallas al mérito policial, entre ellos, Cristo Bethencourt, por su labor como formador policial en materia de tráfico y transportes, o Sebastián Darias, Ruymán Fernández, Rubén Padilla y el oficial Daniel Torres, por el especial desempeño profesional. Incluso hubo quien hizo doblete de medallas, como Néstor Antúnez, por su implicación y aportación profesional.

Otro que suma reconocimientos, Luis Álvarez de Armas. El primero, tiempo atrás, como instructor de tiro y formación de la plantilla; ayer volvió a sumar otra condecoración, esta vez porque, estando fuera de servicio cuando estaba de paseo por la calle de La Carrera, en La Laguna, fue en auxilio de sus compañeros y, tras identificarse como agente, persiguió a un individuo que se había dado a la fuga tras agredir al propietario de un comercio. Luis comenzó como voluntario del Ejército hasta que hace veinte años se incorporó a la Policía local de Santa Cruz.

También Javier Viera y Víctor Alejo, actuales subinspectores que dirigen la Unipol, recibieron el reconocimiento por la planificación y actuación en un establecimiento donde se desarrollaban actividades ilegales, que incumplía sanitarias, o la subinspectora Teresa Rodríguez, por la investigación, recogida de pruebas y asistencia a una víctima de agresión sexual durante el Carnaval.

Medallas para todos los públicos

Junto a la medalla de oro para los policías que trabajaron en la pandemia –que se entregó como quien otorga indulgencia plenaria–, también hubo reconocimientos para personas ajenas al cuerpo: Ángel González, inspector de la Policía Nacional; Roberto Durán, capitán de la Guardia Civil, y el cámara y editor de vídeo de Antena 3 Canarias, Luis Pablo Morales, quien evitó que casi 25 años de historia audiovisual acabara en la basura, con la complicidad y apoyo de su compañera Bene Fuentes; o a la Dirección General de Innovación Tecnológica del Ayuntamiento por su adaptación y facilidades en el desarrollo en la era digital, o las felicitaciones a Domingo Izquierdo, trabajador municipal incombustible en el apoyo logístico de la Policía, hasta el tributo a dos ciudadanos: Mario Carmelo Renedo, por auxiliar a la propietaria de un perro que fue atacada gravemente por su can, o María de los Ángeles Alfonso, que colaboró a evitar una tentativa de suicidio en Tres de Mayo.

Cerró el acto el alcalde, quien confirmó que su equipo de gobierno ya ha dado instrucciones para adaptar un edificio de Cabo Llanos –que era propiedad de Antonio Plasencia y lo entregó como parte de la restitución de la compraventa de Las Teresitas– como nueva sede de la Comisaría de la Policía de Santa Cruz.

El policía local Antonio Hernández recogió en nombre de todos los agentes la medalla para quienes trabajaron en la pandemia. A la derecha, un subinspector de la Unipol y a la derecha, la comisaria.