Raúl Jiménez parece llamado a ser el cronista multimedia de algunos barrios de Santa Cruz. El primer encargo lo recibió hace tres años de la mano del entonces concejal José Carlos Acha, y vio anoche la luz en Televisión Canaria, ahora afronta el reto de rescatar el ayer de El Toscal.

Un acto celebrado el Círculo de Bellas de la capital tinerfeña en 2018 fue el punto de encuentro entre Raúl Jiménez, técnico especializado en el mundo audiovisual, y el entonces concejal del distrito Ofra-Costa Sur, José Carlos Acha, quien le transmitió su interés en mantener un encuentro. El edil ya había conocido al cámara en los talleres que había puesto en marcha en 2005 con asociaciones de vecinos y que, además de impartir conocimiento con el manejo de las cámaras, se centraron en un trabajo de documentación con personajes de la zona, en el que incluso se rescataron imágenes de la zona cuando no estaban construida muchas de las promociones actuales. En la cita concertada Acha le propuso a Raúl Jiménez que realizara una producción audiovisual para rescatar la memoria histórica de Barrio Nuevo.

Así comenzó a tomar forma el documental «Finca del Gato» que presentó anoche Televisión Canaria al borde de la pasada medianoche dentro del espacio reservado al cine independiente y que muestra durante setenta minutos la historia de Barrio Nuevo desde la década de los años treinta hasta la actualidad.

Con la destreza de un cronista oficial, versión audiovisual, y fruto de las horas invertidas durante más de un año, Raúl Jiménez hace un repaso por la Finca de Gato, que da nombre al documental y que es el origen de Barrio Nuevo; un lugar donde venían a trabajar muchos campesinos de las islas menores, algunos de los cuales alquilaron viviendas.

También destaca la importancia que supuso para la zona el desarrollo portuario de la capital tinerfeña, otro de los perfiles de los vecinos que comenzaron a construirse sus viviendas junto a la Finca del Gato, consolidando lo que en la actualidad se conoce como Barrio Nuevo.

Este núcleo de población también se extendió hasta la cercana Cueva Roja, donde levantaron sus viviendas, por autoconstrucción, muchos gomeros. «Existía un control de la guardia de la época y los vecinos aprovechaban las noches para levantar las viviendas; el objetivo era techar porque cuando se alcanzaba ese hito ya se respetaba y no ordenaban demolerla».

En diálogo con los mayores de Barrio Nuevo le permitió conocer la existencia de El Falange, «un personaje de dudosa moral que se dedicaba a vender cachitos del territorio, que eran de titularidad pública, como si fueran de él». Y poco a poco el barrio se fue extendiendo hacia Los Campitos, en la zona conocida en la actualidad como La Llavita, que toma nombre del grifo al que acudían los residentes en la zona para cargar sus barreños de agua, pues hasta los años setenta no la recibían en sus viviendas, por lo que se aprovechaban las dos llavitas que habían instaladas en la zona.

Especial mención realiza Raúl Jiménez a boxeadores de la zona, como Manuel Rodríguez Ortega Orteguita o Marichal, que pelearon en el equipo nacional junto a Miguel Velázquez, para ahondar en la historia de la Virgen del Barranco, la afición por las palomas –que en buena parte se debía a que las casas que tenían palomar no se veían amenazadas de posible demolición– o el por qué del barrio sin ley.

Raúl Jiménez afronta un nuevo proyecto: un documental sobre la historia del primer barrio obrero de Santa Cruz: El Toscal.