«La pandemia es una guerra y hay que pelear». Bajo esta máxima, el palmero Manuel Asensio detalla cómo se ideó el recinto cultural estable en Santa Cruz, un resquicio legal en el decreto. «En este recinto formato Covid se puede celebrar hasta el Carnaval, con capacidad para unas 1.500 personas sentadas». 

Especialista en planes de seguridad o de autoprotección, así como de memorias de seguridad desde hace ocho años, Manuel Asensio admite que cuando sobrevino la pandemia, en marzo de 2020, su equipo se centró en estudiar la evolución que tenía la Covid-19 en Italia. Hasta entonces se encargaba de desarrollar todos los planes de seguridad para hacer viable y garantizar la celebración de actos tanto del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife como Los Indianos, de la capital palmera, o el Love Festival de la Isla Bonita, cuando reunió a unas 14.000 personas para disfrutar del concierto de Maná, o con los conciertos de la Orquesta Sinfónica de Tenerife o de la Joven Orquesta de Canarias...

Pero llegó el virus y «la pandemia es una guerra y hay que combatirla», advierte desde su experiencia de responsable de seguridad y con el objetivo de devolver la actividad cultural a la nueva normalidad. «Eso nos obligó a reinventarnos, adaptándonos a las posibilidades y la normativa que ha establecido en cada momento la Consejería de Sanidad. Recuerdo que un viernes a las os y diez de la tarde emitió la normativa que establecida los nuevos parámetros para poder hacer actividades y nosotros presentamos nuestra solicitudes conforme a la documentación que requerían y a las tres menos veinte de la tarde ya teníamos los permisos. Ha sido un tiempo de mucho trabajo, donde todo el personal de Sanidad se ha puesto a disposición para facilitar la adaptación a esta situación».

Manuel Asensio incide en el reconocimiento al personal de la Consejería de Sanidad, con el que ha trabajado codo con codo: «incluso he recibido correos a las diez de la noche, lo que demuestra su total disposición para restablecer la actividad en este formato Covid», como se ha venido realizando desde el pasado mes de septiembre. De nuevo este director de seguridad imparte su modo filosófico de entender su profesión: «Todos, incluido Sanidad, teníamos que aprender a correr sin saber caminar» en la pandemia.

Natural de La Palma

Natural de Tigalate, barrio de la localidad palmera de Mazo, Manuel Asensio encarna el espíritu de la superación, que comenzó como vigilante de seguridad, para luego desarrollar su actividad como escolta en el País Vasco hasta especializarse a través de ciclos superiores en director de seguridad y técnico redactor. En su haber, el desarrollo de planes de seguridad en el Carnaval de Santa Cruz, la actividad más multitudinaria que afrontó en el pasado.

Manuel Asensio reconoce que la adaptación al tiempo Covid ha sido el reto más importante de su etapa profesional que ha tenido diferentes frentes. No solo el regreso por el que ha trabajado para las Fiestas de Mayo, sino la celebración de la actividad deportiva en los campos de fútbol de La Palma, con el Mensajero y Tenisca, donde se llegaron a reunir unas mil personas, y siempre marcado por una premisa: ayudar al regreso a la nueva normalidad pero con la total garantía de la seguridad, como lo demostró el regreso de los niños a los colegios, tarea en la que también la colaborado en este tiempo. A su faceta como experto técnico, necesitaba complementar la interpretación de la normativa de Sanidad que se publicaba los BOC, por lo que contrató a dos abogados para interpretar la normativa con un equipo jurídico especializado. Así se gestó la llegada de la nueva normalidad en la programación cultural al teatro Guimerá, con el desarrollo del plan de prevención Covid, que se hizo efectiva el pasado verano, a la par que también trabajaban en el regreso de los niños a las escuelas infantiles, o facilitar la programación de las escuelas de música o la actividad de la federación de bandas de Tenerife.

Poco a poco la Isla se adaptaba a los protocolos desde el mundo del deporte, la educación, la cultura; hasta que llegaron las Fiestas de Mayo de Santa Cruz y celebró una reunión con el concejal de Fiestas, Alfonso Cabello, y el gerente del organismo autónomo, Guillermo Martínez, después de ganar el concurso para la adjudicación del pliego. Aunque en ese encuentro no participó el alcalde, Manuel Asensio asegura que en todo momento Bermúdez ha mantenido un contacto directo y ha estado informado tanto de los preparativos como del desarrollo. La premisa siempre era la seguridad y bajo ese objetivo se estudiaron dos alternativas. La llamada opción A era celebrar una programación eventual y solicitar permisos diarios a Sanidad; esta fórmula, cuando están declarados los niveles 2, 3 y 4 impide contar con público, por lo que podrían actuar solo los artistas y emitir el streaming.

La segunda alternativa apostaba por «hacer cultura con pueblo», por lo que acudieron al boletín para ver los requisitos establecidos por Sanidad y encontraron el epígrafe referido a teatros, cines, auditorios, casas de la cultura y espacios culturales estables, ambigüedad que no necesita autorización de Sanidad para celebrar actos, una «expresión indeterminada del legislador a la norma para ser interpretada». Esa fue la tabla de salvación para la programación.

«Se habilitó el vallado, se perimetró y se ha garantizado la seguridad tanto fuera como dentro», precisa Manuel Asensio, haciendo suya la preocupación del alcalde por evitar aglomeraciones en el exterior del recinto. «Aquí se garantiza que hay un mínimo de metro y medio cada dos sillas». «Junto a la seguridad, la organización ha tenido muy en cuenta el objetivo de volver a reactivar a los profesionales del mundo de la cultura, como se ha demostrado en la oferta que se ha sucedido desde el día 1 de mayo». «Al ser recinto cultural estable no es preciso solicitar la autorización, una fórmula que se exportará a otros municipios que ya se han interesado y que puede dar cabida a unas 1.500 personas sentadas el próximo Carnaval».