El director del distrito Ofra, José Miguel Zamora, ase afaba en explicarle al alcalde en la visita de barrio que lo llevó ayer a Juan XXIII el rebaje de acera que se hizo a la altura de la farmacia o la ampliación de la acera a la altura de la escuela infantil Fayna cuando el regidor lo interrumpió: “No me hables del pasado”. Ayer, como hoy, la carencia un lugar para estacional sigue siguendo un problema, con una sede social que tiene ascensor, eso sí, fuera de servicio

Mal negocio para el gorrilla que estaba a las cuatro y media de la tarde de ayer a las puertas del polideportivo Juan XXIII. Vio un tráfico inusual para esa hora pero cuando llegó el concejal de Infraestructura y Obras, Dámaso Arteaga, que pudo aparcar su vehículo frente por frente gracias a que una persona del equipo de Alcaldía retiró su moto. Luego llegó el regidor y tuvo mejor suerte al encontrar plaza en una zona donde lograr un lugar para dejar el coche es una lotería.

Daniel Valiente, uno de los miembros de la nueva directiva que preside Tanausú García, amenizó la espera. Es uno de los incondicionales de la presidenta del rastro, Carmen Tejera, donde él vende también desde hace tiempo. Sacaba pecho por la acogida de la reapertura, con colas incluidas y pese a improperios que alguno le lanzó a Carmita, como dijo haber visto.

El polideportivo de Juan XXIII es una explanada inmensa; un oasis entre coches que aparcan en las calles del barrio y dentro hay sitio para dos canchas de bochas, una zona infantil, un campo de fútbol y un terreno en el que parece cultivarse un erial entre las fisuras del asfalto. Entre la calle y el polideportivo, un edificio en la misma proporción que el área de ocio: de tres pisos y hasta ascensor, eso sí, fuera de servicio por el gasto que supone mantenerlo y porque la nueva directiva acaba de ponerse al frente.

Atrás queda la era de José Luis González Lezcano, que heredó su pasión por el movimiento vecinal de su padre, Zuppo. Ahora toma el relevo Tanausú García, presidente del equipo de fútbol sala Juan XXIII antes que dirigente vecinal.

En vez del “estudias o trabajas” el mandatario afronta sus visitas de barrio con: “¿Por dónde empezamos?”. Tana no quiere perder la oportunidad de mostrar las instalaciones que parecen haber vivido un reciente desahucio por el desorden y el polvo, fruto de que desde el confinamiento no ha habido más actividad que la de la radio “La vida es bella”, que emite desde una de las habitaciones.

Junto al regidor municipal, los concejales Dámaso Arteaga y Gladis de León, de distrito, que traían al recuerdo tiempos pasados cuando ambos estuvieron al frente de Ofra. Él, como concejal de zona; ella, como directora.

La sede vecinal es un palacio, por su dimensión, como reconoció Daniel Valiente. Un hall enorme, un primer piso con diferentes estancias –y un sala de juntas casi tan grande como la del Ayuntamiento, y hasta se conservan dos urnas, porque sirve del colegio electoral– y un segundo, donde tiene su local desde hace cuatro años la murga femenina MasQLocas y dos décadas atrás la murga del barrio: Juanveintitreros, de esta solo queda un pequeño cartel: “Asosiación cultural murga Juan veintitreros”.

La nueva directiva dejó de manifiesto que la buena relación no caracteriza su vínculo con la murga femenina, y todo porque en algún momento el presidente le recordó que la mayoría de componentes no era del barrio. “Intentaremos mediar”, dijo el alcalde, mirando sobre la mascarilla a la concejala de Ofra, y en el mandato anterior de Carnaval, Gladis de León.

Tana precisó que en cuanto lo permitan las medidas sanitarias quieren potenciar la actividad, de hecho ayer mismo firmó un convenio de colaboración. La visita a la sede deparó el encargo que realizó el alcalde al Dámaso Arteaga de darle un lavado de cara. Eso por dentro. Por fuera, Bermúdez recordó que toda la explanada de equipamiento deportivo es propiedad del Gobierno de Canarias. “De boca nos han dicho que nos lo ceden para que nosotros podamos rehabilitarlo con cargos al dinero municipal, pero lo pedimos por escrito. Ya le escribí al director de Patrimonio y le dije que o nos lo da por escrito o le mando a los vecinos de Juan XXIII”, dijo en tono jocoso.

Dámaso Arteaga puso en dedo en la llaga. “¿Qué hacemos aquí: una planta de aparcamientos subterráneos?”. El alcalde lo descartó, con el asentimiento de los vecinos. “Es una obra muy costosa que posiblemente no veamos nosotros”. Al final, compromiso para techar el polideportivo y seguir con el proyecto que existe hace años.

Luego, visita por el barrio. Primero entre coches. Luego, entre callejones que evidencian la falta de poda o mejora en los jardines o el mal estado de los bloques. “La solución es un ARRU. Zamora hay que poner al administrador de la comunidad de vecino en contacto con la Concejalía de Viviendas Municipales, es la solución para mejorar las cubiertas, las humedades, las fachadas y un tratamiento en todos los espacios comunes”, mientras Carlos Cruz, que presume de que todos lo conocen como el “alcalde de Juan XXIII” recordaba que no todos los bloques tienen constituida su comunidad porque carecen de recursos económicos para afrontar el coste de servicios comunes o el contrato de seguro.

La visita al barrio permitió conocer a Carlos Cruz, mecánico eléctrico ya jubilado pero con una destreza tal que alternó embarcado en flota noruega o como operario de la construcción del Tenerife Tour, que se edificó en 1971 en Candelaria, para jubilarse como jefe del servicio técnico en el Centro Comercial Punta Larga, también en la Villa Mariana. En los últimos 27 años ha visto el desarrollo de esta barriada, “y te garantizo que está mucho más limpio con la nueva empresa”, sentenció, mientras el alcalde se mostraba inconformista y reclamó un zafarrancho, además de la poda de los árboles, mientras pasaba junto a un tresillo y una vieja zapatera abandonada. Desde Juan XXIII tuvo oportunidad hasta de ver la evolución de la obra de las nuevas urgencias y aparcamientos de La Candelaria, aunque solo se ven los cimientos.

Antes de marcharse, Dámaso Arteaga tuvo tiempo para departir con los taxistas de la parada frente a la Residencia, que se lamentaron porque ni con menos días de trabajo mejora la situación. En esto que pasa un coche y saluda a la concejala de distrito y su director. La presidenta y la directora de la murga Ni Muchas-Ni Pocas: “Acuérdate que este es mi barrio”, le dijo Carmen Rosa Déniz a Gladis de León.